martes, 31 de marzo de 2009

La fidelidad hacia lo malo conocido

Por algún motivo los uruguayos necesitamos defender con uñas y dientes la hipótesis de que el cantante de tangos Carlos Gardel (1890-1935) nació en nuestro país y no en Francia o Argentina como algunos afirman.

Creo que podríamos estar muy conformes con que el escritor Horacio Quiroga (1878-1937) sin ninguna duda es uruguayo. Este honor alcanza para darnos por satisfechos.

Su relato titulado El almohadón de plumas cuenta de forma espeluznante cómo un insecto alojado dentro de un almohadón de plumas, succionó la sangre de una joven (Alicia) hasta matarla por anemia.

Además del incuestionable valor literario de esta pieza, es recomendable su lectura para quienes saben enriquecerse con las analogías.

El monstruoso insecto que fue consumiendo a la protagonista es perfectamente comparable con la insidiosa atmósfera depresiva en la que podemos estar perdiendo la vitalidad día a día.

El confortable almohadón de plumas es similar al confortable grupo donde nos sentimos tan cómodos pero que por su pobreza humana (cultural, mental, moral) nos mantiene alejados de otros escenarios donde podríamos disfrutar de una calidad de vida muy superior.

Alicia, agonizando, no quería ni que le arreglaran el lecho ni que le movieran el almohadón que la estaba matando.

Algo idéntico nos pasa cuando nos resistimos a los cambios, tanto de nuestra forma de ser como del ambiente enfermante al que estamos acostumbrados.

Y algo curioso para terminar: A veces lo que más obstaculiza acceder a mejores posibilidades es una simple discriminación o envidia hacia quienes están mejor que nosotros.

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24 comentarios:

Amilcar Paramount dijo...

"La envidia mueve mediocres".

Podéis usarla tranquilos que es mía y no reclamo royalties.

Socorrito dijo...

Lo que tengo que agradecer de este artículo es el link a un buen cuento. No conocía a ese autor y veré de encontrar otros textos de él.

Silvana Lorenzo dijo...

Cuando iba al colegio, había una chica que la traían y la llevaban en carro y nos habíamos puesto de acuerdo en no jugar con ella. Tampoco le fuimos a su fiestita de cumpleaños. Pobrecilla!

El Pinto dijo...

Conozco algo de la vida de Horacio Quiroga. Siempre me lo imaginé tan extraviado como Vincent Van Gogh.

Alicia II dijo...

Leí el relato, está bueno pero si me pongo muy realista tengo que decir: Qué ineficientes los médicos! Ni la revisaron a la pobre Alicia.

Almendra dijo...

La literatura universal se convierte en clásica y universal cuando sus temas llegan a todo lo esencial de nuestra vida.

Gracias por tu recomendación.

Chaucito!!

Andrea dijo...

No creo ser hipócrita si digo que la envidia no me inmoviliza, lo que más me estorba es el miedo al cambio y la inseguridad con respecto a mis capacidades. Sobre todo esto último.

Selva Troncoso dijo...

Nos vamos mimetizando con el ambiente sin darnos cuenta porque formamos parte de él. Es importante escuchar al que nos mira desde afuera.

Lancelot dijo...

Mi insecto particular es la vida en esta ciudad mediocre y sucia.

Lorenzo dijo...

Lo que más nos paraliza y no nos permite cambiar es el miedo.
El miedo a lo desconocido, a dejar la aparente comodidad en la que creemos estar.

Diego S. dijo...

Me alegra tener un grupo de amigos heterogéneo. No siempre fue así. Durante mi vida estudiantil me vinculaba siempre con la misma gente y eso me empobrecía.

Manuela dijo...

Leí vuestro artículo y fui a dar enseguida con el cuento. Me ha causado gran impresión. Hoy revisaré la almohada antes de dormir!

el bicho dijo...

qué anemia! la dejé seca!!

la suegra de Alicia dijo...

Alicia siempre fue muy desprolija, ni siquiera permitía que ordenáramos el cuarto para cuando venía el médico.

Esteban Fueci dijo...

Casi siempre salgo ganando en los cambios. Difícil que me arrepienta de alguno.

Lucía Spinelli dijo...

El lugar que imagino y sobre todo la gente que imagino cuando pienso en vivir mejor ya no están.

Mauricio dijo...

La atmósfera depresiva es consecuencia del calentamiento global, hay muchas teorías al respecto.

Leticia Indarte dijo...

Algunas personas dicen que no quieren cambiar porque no quieren aceptar que les va mal.

Churi dijo...

Nos aferramos a lo malo conocido por instinto de supervivencia y porque ya nos hemos golpeado bastante.

Javier Morena dijo...

La vitalidad la vas perdiendo gradualmente y a veces con altibajos que te confunden, entonces no te das cuenta de lo que te está pasando.

Raúl Trinidad dijo...

A veces los niños están enroscados en un juego y aunque se mueren de sueño no quieren ir a dormir. A los adultos nos pasa lo mismo, nos enroscamos en determinadas situaciones que nos perjudican pero seguimos como enviciados.

Asambuya dijo...

Nunca estuve rodeado por un "grupo confortable", así que no lo deseo porque no tengo idea!

Gregorovius dijo...

¡Pobre Alicia! se estaba muriendo y lo que querían era hacerle la cama.

Culpábilis Mora dijo...

Seguro que el insecto que se chupó toda la sangre ahora siente que duerme con un muerto sobre la almohada.