Vamos recorriendo un camino y un árbol caído nos impide la circulación. Usted y yo juntos no tenemos fuerza para moverlo. Sólo nos queda dar vuelta y regresar.
Nos ponemos a conversar sobre lo sucedido y reconocemos no saber si el árbol había caído por la fuerza del viento o porque alguien lo había derribado.
En suma: Tenemos un árbol caído y no sabemos si lo tiró la naturaleza o un ser humano.
Si lo tiró el viento (la naturaleza) no hay responsables pero si lo tiró algún ser humano, él (o ellos) sería responsable.
A medida que las sociedades se van volviendo más y más complejas, podemos ver que las decisiones que determinan una acción (cortar un árbol, por ejemplo), surgen de una serie de consultas, informes, intervenciones, autorizaciones, firmas, contratos, transacciones y votaciones, que hacen muy difícil la identificación de “el responsable” de esa acción.
En el caso del árbol cortado por alguien: Quién fue? Cumplió una orden? Quién le dio esa orden? Qué justificativos tuvo para tomar esa decisión y dar esa orden? etc..
Si bien muchas veces se logra llegar a “el responsable” y tomar las medidas que correspondan (castigar o premiar según el acierto o el error de su decisión), el hecho es que el suceso ocurrió (el árbol nos impidió avanzar) y poco importa ya si encontramos o no encontramos al responsable porque lo real es que no pudimos continuar nuestro recorrido.
Resumo: Poco importa si lo que afecta nuestras vidas fue obra de la naturaleza irresponsable o de algún semejante responsable, lo que si importa es nuestro deseo de premiar o castigar a quien afecte nuestras vidas.
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15 comentarios:
Bueno, ya que lo dice, somos parte de la naturaleza no? Es lógico si se quiere que nuestra decisiones se confunda con los hechos naturales.
Para los que se quejan de las burocracias, pues ahí tienen: Son las que convierte a los actos humanos en actos irresponsables como un terremoto o un tsunami.
¡Viva la burocracia!
(Movimiento Ambientalista "Andacagar")
Los antropólogos dice que los primitivos piensan al revés: que los desastres naturales son obra de voluntades cuasi-humanas. Dicen que los dioses son personajes humanos con poderes especiales.
No sé si en última instancia es como usted afirma, pero en primera instancia el motivo es otro: Es tratar de encontrar al responsable para hacerle pagar las consecuencias de lo que cometió, para que no lo vuelva hacer y para que otros vean lo mal que le fue a éste haciendo lo que hizo.
Puede ser un sentimiento de venganza el querer que quien suponemos nos hizo daño sufra, como sufrimos nosotros.
¿Se pueden tener sentimientos de venganza en contra de la naturaleza? Frente a un daño provocado por la naturaleza he sentido bronca y resignación, pero la venganza ahí, no tiene a dónde ser dirigida.
Es completamente distinto perder un hijo en un accidente a que te lo maten. No hay deseo de castigo si la muerte es accidental o fruto de una enfermedad.
Por ahora la única manera que conocemos para hacer justicia es castigar al responsable. Los delitos que quedan impunes sientan precedentes y fortalecen el poder de los que violan la ley.
A veces para poder continuar con el recorrido es necesario hacer justicia porque así uno siente que ha cumplido con su deber frente al ser querido.
Soy funcionaria de un sanatorio que está definanciado. Los usuarios se enfurecen con los funcionarios que no somos responsables de la situación institucional y que además estamos trabajando sin haber cobrado el sueldo.
Dicen que no debe hacerse leña del árbol caído, sin embargo tenemos una vocación innata de leñadores fieros.
¡y por qué tengo que estar premiando a un montón de giles que no afectan mi vida en ningún sentido!
Debo confesar que corté el árbol porque hice una apuesta con mi hermano. Si lograba derribarlo antes de que pasara algún auto ganaba yo. Y gané. Lo siento, no quisimos causar ningún tipo de molestias. Mi hermano y yo sólo estábamos divirtiéndonos.
Veo que nuestra trivial historia te ha inspirado en tus reflexiones. Mi señora y yo nos emocionamos mucho cuando vimos la foto de la camioneta. Como tú sabes esta pequeña desgracia tuvo un final feliz, porque nuestra hijita nació sana, aunque algo lejos del sanatorio. Somos padres primerizos y felices. No abrigamos ningún rencor hacia los imbéciles que derribaron el árbol, pero deberían tomar conciencia estos muchachos irresponsables, que son el futuro de nuestra patria. No es por venganza pero quiero que estos chicos sepan que ya los tenemos identificados. Son los hermanos Cohen, de la granja "Mi abuelita"
Mi señora y yo hicimos una apuesta, yo digo que la granja entera se quema en menos de una hora. En fin, somos una pareja muy divertida!
Por cada árbol caído, planta dos nuevos árboles.
Green Peace.
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