martes, 15 de septiembre de 2020

VÍCTIMAS Y VICTIMARIOS.

 ELLAS Y ELLOS

El varón no tiene que seducir a nadie; solo tiene que estar a la orden de la convocatoria femenina que pueda recibir. También tiene que estar dispuesto a ser abandonado en cualquier momento. La mayoría de los varones acepta a cualquier mujer, pero también puede rechazarla. La inestabilidad emocional de ella puede ponerlo violento porque los varones tenemos baja tolerancia a la frustración.

El femenino es un sexo con demasiado protagonismo. Por eso carga con demasiada responsabilidad y riesgos. Si me cree: bien, y si no me cree cumpla 77 años como yo y hablamos de nuevo.

 

Cuando un niño llora porque se golpeó la cara con la punta de una mesa, se calma rápidamente si un adulto golpea e insulta a la mesa.

En filosofía del derecho se llama “garantismo” a todo lo que se haga para calmar la sed de venganza de las víctimas (la palabra tiene otras acepciones técnicas y doctrinarias).

El cristianismo tiene mucho márquetin pero es una fábrica de neuróticos. Propone dejarse golpear en vez de reclamar “ojo por ojo y diente por diente”; propone el celibato generando curas pedófilos; desprecia el afán de lucro estimulando la pobreza. En general, el cristianismo violenta las tendencias naturales aunque condena la violencia.

El Sistema Judicial intenta mediar entre las víctimas y los victimarios, “castigando e insultando a la mesa”. El garantismo procura el equilibrio entre dos bandos que se odian (para las víctimas todo castigo es poco y para los victimarios una amonestación sería más que suficiente).