miércoles, 29 de febrero de 2012

La energía que nos suministran los enemigos - (Artículo Nº 1.497)

Para que existan cambios sociales se requiere la energía que generan los conflictos, la oposición, los enemigos.

No se han desarrollado aún vehículos que generen su propia energía. Todos tienen que ser aprovisionados de combustible de una fuente externa... como los animales que tenemos que comer alimentos que tomamos del ecosistema.

Se están haciendo intentos, como por ejemplo disminuir el consumo de nafta complementándolo con paneles solares, o aumentar el rendimiento de los acumuladores (baterías) aprovechando la energía cinética (inercia).

Donde más hemos avanzado es en disminuir al máximo los factores enlentecedores como son el aire (formas aerodinámicas), el rozamiento (lubricantes, rodamientos) o la ley de gravedad (materiales más livianos).

Los humanos encontramos dificultades para vivir porque la naturaleza no nos trae la comida a la boca, porque no nos provee de viviendas para guarecernos de los climas inhóspitos, ni nos indica cómo negociar con las necesidades, deseos y actitudes de nuestros semejantes.

¿Cómo hacemos para conseguir esa energía que necesitamos para resolver los problemas que por su magnitud requieren de la acumulación de muchas voluntades?

Según creo recurrimos al conflicto.

En otro artículo (1) decía que una buena técnica para estudiar los fenómenos sociales es dejar de lado los juicios de valor (bueno-malo, lindo-feo, democrático-despótico), porque este camino encierra a sus partidarios en una ideología hermética, carente de un pensamiento dinámico, reflexivo, cambiante.

Esta forma de estudiar la realidad social es eficaz sólo para eso, para estudiarla, para buscar alternativas, para encontrar hipótesis, pero no para ejecutarlas.

Los cambios sociales quizá utilicen el resultado (propuestas, ideas, razonamientos) de los análisis carentes de juicios de valor, pero para conseguir la energía requerida para provocar los cambios reales se necesitan la confrontación, la lucha, encontrar la suficiente resistencia que genere la suficiente energía.

En suma: sin oposición no hay cambios.

(1) La violencia es barata pero no rinde

●●●

martes, 28 de febrero de 2012

Los varones de reserva - (Artículo Nº 1.496)

La naturaleza condiciona a la mujer para que esta tenga varones de reserva por si alguno le falla.

Quizá esta sea una forma torpe, grotesca y burda de expresarlo, pero sin embargo puede ser de alguna utilidad para aproximarnos a este interminable misterio sobre qué es el ser humano en general y cómo funciona la relación entre hombres y mujeres, en particular.

He mencionado muchas veces (1) que los mamíferos humanos funcionamos de manera similar a los demás mamíferos en lo que refiere a que es la hembra de cada especie la que genera las condiciones adecuadas para lograr la fecundación que habilite la gestación de un nuevo ejemplar y así responder al instinto de conservación de la especie.

Los machistas piensan que el varón seduce y conquista a la mujer hasta que «le hace» los hijos que él desea procrear.

Lo que sí es cierto es que ellas se comportan como para que él se crea el actor principal de todo el cortejo y planificación familiar.

Hasta donde he podido apreciar (observando no sólo a los mamíferos humanos), las mujeres emiten ondas seductoras (que en las demás hembras de otras especies tiene forma de perfume llamado «feromona») que atraen a los varones.

La mujer se «enamora» (la naturaleza la obliga a elegir a unos pocos) y actúa instintivamente para que ese varón la fecunde.

Sin embargo, ella no prescinde de los demás varones que también podrían tener la dotación genética más favorable para combinarse con la dotación genética de ella.

Por el contrario, ella mantiene amistad, algún vínculo superficial, alienta esperanzas con máxima sutileza, de tal forma que si tuviera necesidad de tener más hijos, y el fecundador anterior ya no estuviera disponible, pueda apelar a otro candidato entre sus varones de reserva.

Atención: Los participantes actúan inconscientemente.

(1) Las órdenes de las leyes naturales

●●●

lunes, 27 de febrero de 2012

El diálogo “homosexual” no gesta conclusiones

Click aquí para oír la lectura

Es posible comparar la esterilidad reproductiva de los homosexuales con la ausencia de nuevas ideas entre quienes piensan lo mismo.

Los animales tenemos un “piloto automático» que nos guía para aceptar todo lo que nos gusta y rechazar todo lo que nos disgusta.

Este criterio es muy bueno, pero puede ser mejorado.

El «animal humano» lo mejora porque a veces desconecta el «piloto automático» y se hace cargo de manejar el timón por un cierto trecho de su vida.

Si salud mental es conservar un cierto bienestar personal sin perjudicar a nadie, habría que decir que estas desconexiones del “piloto automático» deberían ser lo más esporádicas posible porque si permanentemente estamos descalificando lo que sabe nuestro instinto de evolución milenaria, algo estaríamos haciendo mal.

Por ejemplo:

Es cómodo plantar las semillas sin agacharme (“piloto automático»), pero si después de varias cosechas muy escasas alguien me comenta que cuando me voy del campo sembrado las semillas son devoradas por los pájaros, entonces tendré que desconectar el “piloto automático» y comenzar a agacharme, hacer un pozo en la tierra, introducir la semilla y tapar el pozo. Si la cosecha posterior a este procedimiento es mejor que las anteriores, podría suponer que para sembrar es mejor evitar la comodidad que me provee el «piloto automático».

¿Con quién es más agradable dialogar, con alguien que piensa igual que nosotros o con alguien que piensa diferente?

La respuesta del «piloto automático» también es «automática»: lo más agradable es dialogar con alguien que piensa igual que nosotros.

Esta respuesta equivale al sembrador que, por comodidad, no protege la semilla que planta.

Efectivamente, los diálogos entre dos personas que piensan lo mismo son tan estériles como una pareja homosexual.

El diálogo entre quienes piensan lo mismo es placentero porque nunca discuten, pero no podrán «fecundar» ideas nuevas.

(Este es el Artículo Nº 1.495)

●●●

domingo, 26 de febrero de 2012

Secretos en familia - (Artículo Nº 1.494)

Otras veces he contado anécdotas de cuando vivíamos con mis padres y mis primos en la casa de mis abuelos.

Una tía divorciada, otra que estaba por casarse con un hombre que me resultaba muy divertido, otra separada de su marido que vivía en una habitación con su hija de cuatro años, un tío solterón que con los años, y nadie se explica cómo, logró decirle a la madre, sin abrir la puerta de su dormitorio:

—Mañana me caso, vieja—, y hasta yo, que no entendía mucho de nada, me pareció algo insólito.

Por suerte la casa era muy grande y había un dormitorio para cada uno, un cuartucho que le decíamos «de los Reyes» porque tenía apilados juguetes de tiempos inmemoriales, una cocina grande, un baño muy precario, como toda casa antigua, un fondo con una higuera ideal para treparla y un perro pointer incapaz de perseguir una perdiz caminando.

Siempre había gente entrando y saliendo. Hasta hoy extraño aquella especie de feria, de carnaval, de kermese.

Dos de mis tías recibían «amigos» y yo les echaba gotitas de limón a las camas para que, cuando «se acariciaran», produjeran ese ruido tan excitante para mentes creativas como la mía.

Una vez, por ejemplo, vino un «amigo» de mi tía la divorciada con una hija y le trajo a su futura hijastra unas piedritas que él había sacado del río para que ella jugara, que allá fueron a parar al cuartucho «de los Reyes» tan pronto el generoso galán se fue.

La vida era agitada, divertida, con algunos altercados a gran volumen, porque los italianos somos gritones hasta la vigésima generación.

Una noche, ya nos habíamos acostado cuando sentimos que la hermana soltera gritó:

—Mariana, poné el canal cuatro que están hablando del novio aquel que no volvió más.

Efectivamente, aquel pobre hombre había sido acribillado a balazos, aparentemente por un «ajuste de cuentas».

Como casi lo teníamos olvidado, la mala noticia no produjo insomnios.

Un par de semanas después siento que Mariana se levanta de madrugada, se lleva algo por delante y fui a ver qué le pasaba.

Me miró con mala cara pero enseguida reaccionó y pidiéndome silencio con el dedo índice me llevó al cuartucho «de los Reyes».

Cerró la puerta y me dijo:

— Tratá de encontrar las piedritas aquellas que el estúpido que mataron el otro día le trajo a Laurita.

No pude buscar nada porque el perfume que tenía mi tía era fascinante, embriagador y me dejó tan enloquecido que me fui al baño a «tranquilizarme».

Cuando al día siguiente almorzábamos todos juntos, entre otros temas alguien dijo:

—Vieron que aquel pobre infeliz que mataron había robado un diamante enorme que sigue sin aparecer?

A Mariana se le transformó la cara, pero no dijo ni «esta boca es mía».

●●●

sábado, 25 de febrero de 2012

El deseo sexual fingido - (Artículo Nº 1.493)

Las mujeres tienen que fingir el deseo sexual para que el cónyuge no tenga motivos para ser polígamo o infiel.

En otro artículo (1) comenté varias hipótesis sobre asuntos muy importantes. El grado de acierto que tengan depende de la aceptación que puedan generar entre quienes lleguen a conocerlas.

Una de ellas refiere a que las mujeres, si no fuera porque la cultura les altera su esencia femenina, sólo tendrían deseos sexuales las pocas veces en su vida que biológicamente están dispuestas a fecundar.

Esta afirmación presupone que el deseo sexual es pura y exclusivamente un impulso reproductivo, tan fuerte y descontrolado como el que pueden tener otras hembras mamíferas durante el período de celo.

La expresión del estro (período de celo) en los humanos se manifiesta con una modificación hormonal que las impulsa irresistiblemente a buscar un varón que las embarace.

Según he comentado (2), ellas «eligen» al varón genéticamente más apto para gestar los mejores ejemplares.

El varón seleccionado, rápidamente sentirá la irresistible atracción, sus órganos genitales se activarán y hará hasta lo más arriesgado para descargar su semen en la vagina de la «solicitante».

De forma similar, las demás hembras mamíferas emiten un perfume (feromonas) que desencadenan en los machos que lo huelen ese mismo irresistible impulso fecundador.

Uno de los factores que altera esta particularidad femenina (tener deseos sexuales solamente cuando sus hormonas la impulsan a ser fecundada) es la monogamia.

Dado que el varón está caracterizado por tener deseos sexuales permanentemente (si tiene buena salud, fornicaría todos los días), para que la relación monogámica pueda ser factible la esposa tiene que desear o fingir desear relaciones sexuales todos los días, porque de no hacerlo estaría impidiendo que el esposo satisfaga su frecuente impulso sexual, induciéndolo a la poligamia o a la infidelidad.



(2) Las órdenes de las leyes naturales

Otras menciones del concepto «monogamia»:

El matrimonio no contempla la naturaleza humana
La prostitución monogámica
La exagerada ambición sexual

●●●

viernes, 24 de febrero de 2012

El matrimonio no contempla la naturaleza humana - (Artículo Nº 1.492)

La institución matrimonial conserva su escasa vigencia porque la humanidad se demora en asumir cuál es el verdadero instinto que nos gobierna.

En un intento por comprender a la mujer y al hombre de una manera coherente con lo que observamos, pero encarando el asunto de forma distinta a lo que se haya dicho hasta ahora, quiero comentarles lo siguiente:

— El varón se enamora de casi cualquier mujer que lo desee para fecundarla;

— La mujer se enamora de casi cualquier hombre que satisfaga lo que su instinto le impone. Según he propuesto en otros artículos (1), la mujer tiene el don de percibir en los varones que conoce, cuál o cuáles de ellos poseen la dotación genética necesaria para gestar hijos que mejoren la especie;

— En este contexto, «enamorarse» es la sensación subjetiva de cumplir con el mandato de la naturaleza. Por lo tanto:

a) para los varones enamorarse es satisfacer la demanda femenina; y
b) para las mujeres enamorarse es estar con el hombre que la naturaleza les «adjudicó».

Tanto en mujeres como en hombres, el impulso que sienten tiene como objetivo instintivo, profundo y por lo tanto inconsciente, la procreación. Ninguno de los dos lo sabe realmente: solo sienten un deseo tan fuerte de copular que pocas circunstancias son capaces de evitarlo.

Las consecuencias de este descontrol que nos provoca la naturaleza han sido moderadas por los métodos anticonceptivos. Sin embargo, el acto sexual sigue siendo un impulso incontrolable.

No está en la naturaleza femenina tener deseos sexuales cuando su organismo no está dispuesto para gestar, algo que ocurre pocas veces en su vida. Sin embargo el varón siempre tiene deseos de copular a quien lo convoque porque su instinto sólo desea eyacular dentro de un cuerpo femenino, sin importar a quién pertenezca.

Por todo esto, tantos matrimonios fracasan.

Otras menciones del concepto «monogamia»:

La prostitución monogámica
La exagerada ambición sexual
Mal de muchos, tranquilidad de equivocados


●●●

jueves, 23 de febrero de 2012

La prostitución monogámica - (Artículo Nº 1.491)

La monogamia es fuente de múltiples frustraciones que se alivian ignorando (disimulando, negando) que estas existen.

Los varones y las mujeres somos muy diferentes (1).

El vínculo más fuerte que nos une surge de la compulsión instintiva a conservar la especie, que se manifiesta en forma de un deseo sexual recíproco en un contexto de «aislamiento reproductivo» (2).

Muchas veces imaginamos estar en una isla desierta con nuestro objeto sexual porque efectivamente sólo podemos reproducirnos con otro ser humano.

Esta fantasía de «isla desierta» también es evocadora de la monogamia.

Los humanos (y otras especies) somos territoriales y pretendemos sentirnos dueños exclusivos de bienes y personas, a los que amamos porque los sentimos necesarios para vivir.

En suma: hombres y mujeres somos muy diferentes pero ambos tendemos a apropiarnos de nuestro objeto de amor (del cónyuge en relación monógama).

Lo que nos diferencia complica la reciprocidad en la monogamia.

Las mujeres desean ser madres siempre y cuando existan las condiciones materiales que les aseguren disponer de todo lo que necesitan para sí mismas y para su prole. Cuando esto ocurre, ellas se sienten amadas por quienes las proveen y desean ser madres.

El deseo sexual femenino apunta a gestar hijos y es comparable al período de celo de las demás hembras mamíferas.

El deseo sexual masculino apunta a copular con todas las mujeres que lo convoquen.

Nuestras culturas imponen una solución precaria para estas diferentes apetencias sexuales (instintivas).

La monogamia matrimonial implica que los hombres estén moralmente obligados a copular sólo con una mujer y obliga a ella a tener relaciones sexuales inclusive cuando no está en período de «celo» (deseo inconsciente de fecundar).

Ellas «tienen que desear a su cónyuge» y ellos tienen que imaginar que su cónyuge representa a otras mujeres, como haría con una prostituta.

(1) Los monos degenerados

Una hipótesis de lo peor

Los orgasmos inútiles

(2) El enrolamiento en el plan reproductivo

Matrimonio igualitario

●●●

miércoles, 22 de febrero de 2012

Todo acto sexual es reproductivo - (Artículo Nº 1.490)

La obesidad femenina simula un embarazo. La obsesiva búsqueda del adelgazamiento procura exhibir condiciones para una potencial gestación.

Los gustos no tienen por qué tener una justificación. Cada uno los posee formando parte de sus características, como la estatura, el color de la piel o el sentido del humor.

En otras palabras: las apetencias podrán o no ser satisfechas, pero lo que las causa pueden ser motivos inconscientes y, por lo tanto, inaccesibles para la conciencia.

El psicoanálisis pretende ser una técnica para acceder a esa fuente del deseo que desconocemos por ser inconscientes. A veces parece que estas herramientas funcionan porque el titular del deseo percibe que, una vez «enterado» de sus deseos más profundos, estos cambian.

Cuando algo así ocurre en un tratamiento psicoanalítico es posible suponer que esa energía orientada a la realización de ciertos actos, funcionaba porque era ajena a la conciencia de su titular. Una vez «descubierta» (porque las herramientas del psicoanálisis actuaron eficazmente), aquella actividad decae o desaparece.

Por ejemplo, una persona se siente angustiada porque logra ser muy atractiva pero cuando se aproxima la ocasión de hacer el amor, es atacada por una indiferencia (frigidez) que inhibe el acto sexual. Cuando el psicoanálisis «descubre» que aun no pudo superar la frustración provocada por la prohibición del incesto, al poco tiempo comienza a regularizar su sexualidad.

¿Por qué la obesidad femenina causa tantos problemas psicológicos?

Una interpretación posible es la siguiente:

Inconscientemente todo acto sexual es reproductivo, aunque conscientemente cada participante haya interpuesto las barreras suficientes como para impedir un embarazo.

La mujer obesa simula estar embarazada. Con esta «creencia», el acto sexual dejaría de ser reproductivo y eso desestimula a los posibles participantes.

En suma: La mujer se sabe sexualmente atractiva si su aspecto de «no embarazada» (delgadez) estimula la gestación, un nuevo embarazo.

Otras menciones del concepto «obesidad femenina»:



La bisexualidad anal

El atractivo de un espacio vacío

Las causas del sobrepe$o

●●●

martes, 21 de febrero de 2012

La mentira como función cerebral - (Artículo Nº 1.489)

Condenamos la mentira porque no aceptamos la necesidad de mentirnos para apaciguar la angustia existencial (miedo, ansiedad, tristeza).

Como lo único importante es la vida, de los individuos y de la especie (1), tenemos que reconocer que en un segundo lugar aparecen dos cosas importantes:

A) La conservación de la especie sólo se alcanza mediante la función sexual, y

B) La muerte es un evento muy perturbador porque no solo aumenta la «visibilidad» de la «vida» (por contraste, gestalt, «blanco sobre negro»), sino que cumple la función renovadora de las especies (animales y vegetales).

Como lo único importante es la sexualidad y la muerte, nuestra cultura se dedicó a mentir sobre ellas.

Una de las mentiras es que la sexualidad es maligna, que sólo debe practicarse bajo ciertas condiciones gobernadas por el ser humano en vez de que fluya libremente como cualquier otra función vital: comer, respirar, dormir.

Otra de las mentiras es que la muerte, no solo es transitoria porque contamos con un renacer (inmortalidad del alma, reencarnación), sino que además es posible evitarla incurriendo en desnaturalizados procedimientos médicos (controles, dietas, ejercicios).

Es posible suponer que las funciones cerebrales destinadas a los temas realmente importantes (sexualidad y muerte), colapsan, no dan a basto, se saturan y bloquean. Esta falta de capacidad, esta discapacidad, esta debilidad mental nos obliga a mentirnos.

Con una mínima autocrítica alcanza para que deploremos esta escasez de recursos mentales que justifican el autoengaño.

La vergüenza que sentimos por ser tan tontos como para complicarnos la vida con algo tan natural como son la sexualidad y la muerte definitiva e inevitable, nos impulsa a seguir mintiendo, pues la situación evoluciona en forma de círculo vicioso: tenemos que condenar la mentira porque tampoco aceptamos que necesitamos el autoengaño para poder apaciguar la angustia existencial (miedo, ansiedad, tristeza).

(1) La única misión

Blog temáticamente asociado:

Vivir duele

Otras menciones del concepto «mentira»:

Detector de mentiras 

La apreciable realidad psíquica 

Revaloricemos la mentira

●●●

lunes, 20 de febrero de 2012

La sinceridad nos expone a ser explotados - (Artículo Nº 1.488)

Mentimos para no cometer el mismo error que cometen las personas que por ser sinceras terminan siendo explotadas por quienes mentimos.

En varios artículos me he referido a la mentira (1).

Este fenómeno, que entorpece profundamente la convivencia, está provocado inconscientemente por quienes tratamos de evitarlo.

Está vinculado también con una fuente inagotable de angustia, tal como es nuestro deseo y el deseo de los demás.

Esa poderosa energía (deseo) no solamente nos moviliza contra nuestra voluntad sino que también nos expone a ser manipulados por otros seres humanos.

En una obra de teatro escrita hace 23 siglos (Asinaria), su autor (Tito Macio Plauto), dice: «Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro». (2)

En otros artículos (3) decía que los seres vivos gastamos la menor cantidad de energía posible. Esta es una de las razones por las que tratamos de hacer lo menos posible e intentamos que los demás nos ayuden, nos donen, se dejen explotar por nosotros.

El deseo es una forma de energía de la que todos disponemos en mayor o menor medida.

Por lo tanto el deseo es un recurso energético. Motivar a las personas es generarles el deseo de hacer algo que nos interesa. Es imprescindible conocer el deseo de alguien para poder motivarlo a partir de esa fuente de energía que tiene.

Como cada uno de nosotros intenta averiguar el deseo de los otros (padres, hermanos, amigos, compañeros de trabajo, empleados) para motivarlos en nuestro beneficio, sabemos que publicar nuestros deseos (hablar sinceramente) seguramente terminará perjudicándonos, así como nosotros intentamos perjudicar a los demás.

Para no ser explotados como nosotros intentamos explotar a los demás, mentimos para que los demás no nos perjudiquen tanto como nosotros desearíamos perjudicar.

(1) Detector de mentiras

La apreciable realidad psíquica 

Revaloricemos la mentira

(2) El hombre es un lobo para el hombre

(3) Sobre la indolencia universal 

Quien paga decide, quien cobra obedece

Los mejores gobernantes son los peores

●●●

domingo, 19 de febrero de 2012

Currículum «mortae» - (Artículo Nº 1.487)

Cuando la gente de la familia se refiere a nuestra vivienda dice «el apartamento de los solterones».

Vivimos en el lugar más alto de un suntuoso edificio, mi abuela, mi mamá y yo.

La poca gente del barrio que nos ha conocido piensa que somos hermanos porque la abuela luce espléndida con sus sesenta y dos años, yo luzco avejentado con mis treinta y tres años y mamá no luce nada pero se llama Lucía.

El matrimonio es un tabú familiar. Las pocas veces que nos reunimos para conversar o para chatear, estamos de acuerdo en que aborrecemos esa institución.

También estamos de acuerdo en odiar a cualquier gobernante, sea del partido que sea; a la Teletón, porque sirve para higienizar la moral de los evasores de impuestos que sólo pueden hacer su contribución a los semejantes en forma de limosna. Con pequeños matices, también estamos de acuerdo en que al capitalismo le queda poca vida aunque el comunismo tampoco sirve.

Los ingresos de la familia provienen de la abuela porque ella tuvo muchos hijos, todos con diferentes hombres, quienes generosamente le han legados fortunas porque les hizo creer que eran «su único amor».

A pesar de la liberalidad para con su vida personal, la abuela fue muy represora con mi madre, alegando con tono psiquiátrico «vos sos una tonta», a lo cual Lucía no responde poniendo cara de tonta.

Alguna vez, un escurridizo señor, logró burlar la custodia de la abuela y acá estoy yo, con apellido materno y sin siquiera una foto de mi progenitor.

Me tranquiliza saber que él tampoco sabe que es mi padre así que no padezco la mortificación de sentirme hijo de un indiferente.

No sé para qué quieres saber todo esto, pero ya no me molesta contártelo.

Escondí el dinero de la última cuota en el lugar que indica el mapa adjunto y recuerda que debes ser infalible e indoloro. Un cirujano puede equivocarse, un sicario no.

Nota: Este relato está inspirado en un artículo de prensa cuya lectura no sé si recomendar.

●●●

sábado, 18 de febrero de 2012

La imposición religiosa y la oferta informática - (Artículo Nº 1.486)

La Era Cristiana se caracteriza por la exigencia de bondad bajo amenaza y la Era Informática se caracteriza por una oferta atractiva no amenazante.

La Era Cristiana va desde el año 1 hasta el año 1993. A partir de este año comienza la Era Digital. Por lo tanto este artículo está siendo redactado en el año 20 de la Era Digital (ex-2012 de la antigua Era Cristiana).

Para quienes sus creencias religiosas merecen un respeto solemne esta definición puede resultar irreverente. Mi intención no es ofender sino facilitar los cambios inevitables.

Los motivos de quienes consideraron que un fenómeno religioso fuera el determinante para implantar un antes y un después de la muerte de Jesús de Nazaret, pueden ser de importancia similar a los que hoy podrían considerarse para que un fenómeno tecnológico (la informática) llevara el contador de años a cero.

Pero esto no ocurrió ni ocurrirá, entre otros motivos porque gracias a las Tic’s (Tecnologías de la Información y la Comunicación), da lo mismo el año cero, que cualquier otro número. Un contador de tiempo digital trata con idéntica precisión cifras pequeñas y cifras enormes.

En el Sermón de la Montaña (1) Cristo indica, lisa y llanamente, qué está bien y qué está mal según su criterio. Con un carisma insuperable propuso, lisa y llanamente, algo así como «o están conmigo o están contra mí». Corresponde aclarar que según su prédica, «los enemigos» también deben ser amados (aunque si esto fuera imposible, al menos deberán ser incluidos en las oraciones).

El surgimiento de la informática fue mucho menos violento y autoritario. Quienes fueron descubriendo las ventajas tangibles de su utilización, trataron de aproximarse, entenderla, aprovecharla.

Las ventajas del cambio en esta innovación no provienen de infernales amenazas sino de un respetuoso ofrecimiento al estilo «tómalo o déjalo».

(1) El Sermón de la Montaña en Wikipedia 

●●●

viernes, 17 de febrero de 2012

«Los niños y las niñas» en vez de «los niños» - (Artículo Nº 1.485)

Algunos hispano-parlantes desdoblan innecesariamente el género de vocablos que gramaticalmente pueden expresarse sólo en género masculino.

Seguramente usted habrá notado que desde hace unos años se usan con bastante frecuencia, sobre todo en el lenguaje político y periodístico, expresiones del tipo «Los niños y las niñas comenzarán sus clases el próximo … »; «La sesión terminó con un fuerte aplauso de diputadas y diputados»; «Los chilenos y las chilenas se vieron enfrentados a...».

Nuestro idioma necesita este desdoblamiento en contadas ocasiones, solo cuando la falta de aclaración pudiera dar lugar a una confusión. Por ejemplo, una ley podría decir algo así como «Los colombianos y las colombianas pueden servir en el ejército».

Las modas parecen construir su propio camino, por lo tanto no sabemos qué ha ocurrido para que a un grupo significativo de personas (como dije, especialmente del ámbito político y periodístico) le dé por hacer un distingo innecesario, superfluo y antieconómico.

Si una persona le pregunta a otra «¿Cómo están tus hijos?», sería antieconómico, redundante y totalmente innecesario que esta pregunta se formulara diciendo «¿Cómo están tus hijas y tus hijos?».

A pesar de este desdoblamiento, continuamos entendiéndonos bien cuando alguien dice «Estuve cinco días ausente», pues en rigor, quizá fuera preciso aclarar (redundantemente) «Estuve cinco días y cinco noches ausente».

Por ahora no han sido alterados por esta moda los sustantivos masculinos en plural, como es el caso de «los reyes» para aludir al rey y a la reina, «los príncipes» para aludir al príncipe y a la princesa, o «los padres» para aludir al padre y a la madre.

De mi memoria sólo extraigo una antigua práctica que en algo se le parece y que tenía su razón de ser en una especie de exagerada cortesía. Me refiero al discurso que comienza: «Señoras y señores».

Nota: El MANUAL de la Nueva gramática de la lengua española (2010), se encuentra disponible en Internet en formato PDF. El asunto comentado más arriba figura en la página 25, parágrafo 2.1.3. Empleo genérico del masculino.

●●●

jueves, 16 de febrero de 2012

Las leyes naturales y las fantasías - (Artículo Nº 1.484)

Los humanos no podemos transgredir las leyes naturales pero nuestro cerebro segrega fantasías casi delirantes de autodeterminación.

¿Por qué un hombre y una mujer se atraen físicamente?

En varios artículos (1) he propuesto la hipótesis según la cual, en nuestra especie como en otros mamíferos, la hembra es la que desencadena el fenómeno, aunque los humanos tenemos un período de celo que va desde la primera menstruación hasta la menopausia, con algunas breves interrupciones que duran unos pocos días después de cada parición.

La naturaleza determina que las mujeres no sepan porqué se sienten atraídas por ese hombre que vieron fugazmente (amor a primera vista) o con el que hace años que se miran sin verse porque viven en domicilios cercanos.

Cuando ella siente ese repentino interés, seguramente procurará llamarle la atención mediante miradas, aproximaciones, vestimenta, perfume y otras técnicas que en su conjunto suelen ser infalibles.

El varón elegido por la naturaleza para que fecunde a esa mujer, verá alterada su existencia. Se sentirá «raro», placenteramente incómodo, sabiendo que tiene que hacer algo pero sin saber qué es.

La creencia en el libre albedrío hace que la mujer piense que ese hombre, que la naturaleza le asignó, es maravilloso y que con él todo sería mejor en su vida. Comunicará este sentimiento a otras mujeres quienes opinarán sobre el candidato, comentando los aspectos a favor y en contra que ven en él, ... como si la decisión de tomarlo o dejarlo existiera.

En esta doble vida,

— la instintiva, que determinó que «esa mujer» deberá gestar un hijo con «ese hombre»; y

— la cultural, que adorna el fenómeno reproductivo biológico con fantasías casi delirantes,

cada uno cumplirá con su obligación.

Sólo en el caso de que la naturaleza necesite conservarlos juntos, se mantendrán unidos hasta que la muerte los separe.

(1) «A éste lo quiero para mí»
«Soy celosa con quien estoy en celo»
«La suerte de la fea...»

●●●

miércoles, 15 de febrero de 2012

La apreciable realidad psíquica - (Artículo Nº 1.483)

Las promesas que nos alegran, que nos llenan de esperanza, son efectivamente valiosas y apoyaremos a quienes sepan provocarnos ese placer.

Muy a menudo ocurre algo extraño en las democracias representativas. Los políticos son personas (¿personajes?) que una y otra vez son acusados de mentir, de no cumplir las promesas preelectorales y peor aún, se los acusa de practicar demagogia, es decir:

1) Práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular; y

2) Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder. (1)

La lista de pecados que tienen estos ciudadanos que gobiernan gran parte de nuestros destinos, es abrumadoramente extensa. Los religiosos pronostican que terminarán en alguna sección del infierno particularmente penosa.

Sin embargo, para que estas personas continúen haciendo su detestable trabajo tienen que ser apoyados, directa o indirectamente, por los votantes.

¿Podríamos decir que los votantes son tontos? ¿Podríamos afirmar que la democracia representativa es un sistema muy defectuoso?

Sí, en principio podemos decir que los votantes somos tontos y que la democracia deja mucho que desear.

Pero también podemos meditar algunos minutos más ambas preguntas y hasta podrían cambiar las respuestas.

Los políticos que consiguen nuestra confianza en base a promesas, anuncios y dulces ofrecimientos, son votados porque en el preciso momento en que formulan su discurso ya mismo nos están beneficiando, sin importar mucho qué ocurrirá en el futuro.

Debemos distinguir la realidad material de la realidad psíquica.

La que realmente nos alegra (o entristece) el corazón, no es la realidad material sino la realidad psíquica.

Esos grandes oradores nos hacen felices en la única realidad accesible: en la realidad psíquica.

Si cumplen o no cumplen los anuncios (realidad material), importa verdaderamente poco (o nada).

(1) Diccionario de la Real Academia Española

Otras menciones del concepto «realidad psíquica»:

El señor de los huevos

Saturno restringe todo lo que toca


●●●

martes, 14 de febrero de 2012

La pornografía desestimulante - (Artículo Nº 1.482)

La pornografía que escandaliza a los adultos mayores en realidad desmotiva el deseo sexual de los jóvenes enlenteciéndose así la explosión demográfica.

Alguna vez anterior me he referido a las represas hidroeléctricas (1) para ejemplificar qué ocurre con nuestra psiquis influida por las prohibiciones.

Impedirle a un torrente de agua que circule libremente produce una acumulación, un estancamiento y una presión que puede ser utilizada para mover las máquinas generadoras de electricidad.

Copiando el diseño del párrafo anterior puedo decir:

Prohibir que los deseos y necesidades (torrente de agua) se expresen libremente, produce un estado de insatisfacción (acumulación, estancamiento, presión) que puede ser utilizada para aumentar la energía en ciertas acciones (mover las máquinas) políticamente interesantes (generadoras de electricidad).

Por ejemplo, la prohibición del incesto es muy penosa para los niños pero la frustración sexual que les genera los obliga a buscar con quien reproducirse fuera de la familia en la que nacieron y así formar otras familias.

En otros artículos mencioné qué le está ocurriendo a nuestra especie a partir de que ya cuenta con siete mil millones de ejemplares (2).

Es posible pensar que somos muchos para el tamaño limitado que tiene el planeta pero también podemos pensar que somos la cantidad suficiente como para que la especie no corra peligro de extinción.

El eje temático de este artículo es señalar cómo algunos cambios que ocurren en nuestras culturas parecen desestimular la expansión demográfica que tuvimos hasta mediados del siglo veinte, cuando aparecieron las píldoras anticonceptivas y el feminismo masculinizó socialmente a las mujeres para gestar (con el pretexto de «ganar» derechos masculinos).

En este texto les comento que el avance de la pornografía también es desestimulante de la reproducción en tanto constituye una pérdida de represión. La pornografía prohibida enardece el deseo sexual pero liberada lo desmotiva.

(1) Traicionar el deseo merece un castigo

El delincuente propio

(2) Se enlentece el crecimiento demográfico

●●●

lunes, 13 de febrero de 2012

La preferencia por el terror - (Artículo Nº 1.481)

Preferimos temer la ley más que respetarla. Por eso preferimos dioses e instituciones temibles, preferentemente aterrorizantes.

Analicemos esta imagen porque tiene algo interesante.

Vemos a dos uniformados custodiando a un detenido.

Los custodios están totalmente cubiertos con ropa oscura y sin brillo mientras que el detenido está con una casaca muy visible (roja) con un letrero que indica su rol actual: DETENIDO.

Quienes vemos esta imagen podríamos saber quién es el detenido, porque está mirando al fotógrafo, pero no podríamos saber quiénes son los funcionarios.

El verbo «detener» no alude a una sanción pero para cualquiera de nosotros sería muy vergonzoso ocupar ese lugar. En la cabeza de conocidos y no conocidos rápidamente surgirá la idea «¡algo habrá hecho!». Por lo tanto, si bien formalmente este DETENIDO no está ni juzgado ni condenado, de hecho ya está sufriendo lo que para una mayoría sería motivo de angustia.

¿Por qué los funcionarios son anónimos?

Podemos pensar varias cosas:

— Es una conquista humanitaria de los trabajadores para poder cumplir la función sin exponerse a las represalias de los malvivientes;

— Es un reconocimiento de que la encargada de retener a los presuntamente culpables de algún delito es una institución oficial, una representante legal de la ciudadanía y que los errores o aciertos no son atribuibles a ninguna persona en particular sino a una institución;

— Al imaginarnos en el lugar central de la escena, no por casualidad ocupado por el supuesto malhechor, seguramente sentiremos un fuerte temor a ocupar ese lugar;

— Tampoco es casualidad que los dioses más temibles carezcan de una imagen. La justicia anónima es violenta y apela a infundir terror más que a inspirar respeto por la ley.

En suma: Esta imagen nos sugiere que la justicia anónima es difícil de entender, misteriosa, amenazante, probablemente arbitraria, pero definitivamente disuasiva.

●●●

domingo, 12 de febrero de 2012

¡Cuántas calamidades! - (Artículo Nº 1.480)

— Mi esposo es un hombre muy inteligente que habla tres idiomas, es simpático y trabajador. (Se mira las uñas alejando las manos). Yo tuve una infancia muy triste porque mis padres no se vinculaban con nadie y nunca me festejaron un cumpleaños. Mis amigas nunca pudieron visitarme y ni siquiera tuve hermanos con quien jugar. (Se interrumpe para buscar algo en un bolso de cuero enorme, si tenemos en cuenta la pequeña estatura de ella). El asunto es que mi esposo se quedó sin trabajo cuando la crisis grande. Tuvimos que entregar la casa donde vivíamos y nos mudamos con muy poquitos muebles a la casa de mis suegros. (Se pasa un dedo por la comisura de los labios formando una letra O con la boca). Con mis padres no podía contar porque ellos no querían complicaciones. Siempre fueron igual. (Se detiene. Parece que pensara algo así como «Se lo digo o no se lo digo»). Después de estar viviendo de la caridad de mis suegros durante dos meses, Raúl consiguió un trabajo muy mal pagado, pero fue lo único que logramos. Para peor yo me enteré que estaba embarazada así que las cosas comenzaron a complicarse aún más. (Mira hacia la ventana, entrecerrando los ojos como para agudizar la visión). Mis intenciones de salir a trabajar naufragaron con esta mala noticia, así que nos arreglamos como pudimos. Para peor mi suegra cayó en cama con un dolor que la tuvo postrada, ¡pobre!, (hizo un gesto de dolor aunque parecido al asco) y yo tenía que hacerle todo, hasta higienizarla. Mi embarazo andaba más o menos bien (se tocó el vientre) pero ocurrió lo peor: a Raúl le dijeron que la única oportunidad que tenía de ganar un poquito más era viajando para la empresa, recorriendo exposiciones y no sé qué más. (Se acarició los brazos como si tuviera frío). Al poco tiempo mi pobre suegra no se despertó. Pasó de un sueño a otro, justo cuando Raúl acababa de irse por no sabía cuánto tiempo. El hecho es que mi suegro quedó muy abatido, (se mira las manos) entonces el hermano de Raúl trajo a su perro que lo estaba molestando en el apartamentito que alquilaba y a mi suegro eso lo animó un poco. (Hizo un gesto como si pensara en un sarcasmo). Lamentablemente a Miguelito se le ocurrió nacer dos días antes del regreso de Raúl así que tuvimos que andar mi suegro y yo para un lado y para otro. Mal que bien las cosas se acomodaron, nunca bien del todo, pero por lo menos ahora Raúl me manda dinero que hasta nos sobra para ir ahorrando. (Hizo un silencio para respirar deliberadamente).

— ¿... y cuál es el motivo por el cual pidió esta consulta con un psiquíatra?

— Pensé que ustedes eran un poquito más perspicaces (lo dijo en tono de burla), pero ya veo que tenemos que decírselo todo, ¡ja! No sé para qué estudian.

— Quizá usted quería consultar al adivino y entró en mi consultorio por error—, dijo el médico, mirando hacia otro lado para imitarla.

— No, está bien, disculpe (bajó la vista, volvió a dudar pero luego lo miró a los ojos). Quiero saber si es ético o no contarle a Raúl que estoy teniendo sexo con su padre.

●●●

sábado, 11 de febrero de 2012

La moda y la anorexia - (Artículo Nº 1.479)

La anorexia ocurre en personas biológicamente predispuestas siendo un factor desencadenante la industria de la vestimenta.

Existe la creencia según la cual las enfermedades psíquicas no son mortales. Se dice que nadie muere de esquizofrenia, obsesión o psicopatía.

Correspondería precisar aquí algo interesante.

Quienes creen poseer libre albedrío (1), piensan, con total coherencia, que los suicidas se matan voluntariamente, deliberadamente, porque quieren. Sin embargo, quienes creemos que no poseemos ningún libre albedrío, pensamos, con total coherencia, que los suicidas siempre (absolutamente siempre), padecieron una enfermedad psíquica, quizá mal diagnosticada, terminal.

En otras palabras, las enfermedades mentales son mortíferas según desde qué postura filosófica se observen.

Partiendo de la postura filosófica predominante en la población mundial (la mayoría cree en el libre albedrío y se siente dueña de sus actos, decisiones y acciones), la enfermedad mental que más muertes causa es la anorexia.

Como ocurre con el 99,9% de lo que nos preocupa, no sabemos las causas de la anorexia.

Como ocurre con el 100% de lo que no sabemos pero que nos preocupa, generamos hipótesis explicativas, que a medida que va pasando el tiempo, como ocurre con la administración de los recursos humanos de muchas empresas de estilo clásico, esa hipótesis va ascendiendo en jerarquía por el solo paso de los años sin que aparezca una hipótesis mejor, al igual que ocurre con los viejos funcionarios que llegan a jefes siempre y cuando no roben o fallezcan antes de jubilarse.

Así como no todos los que acostumbran a embriagarse con psicoactivos los fines de semana se vuelven dependientes de las drogas (drogadicción), la anorexia sólo se produce en personas predispuestas orgánicamente a ello.

Hipótesis: Las personas naturalmente predispuestas, se enferman de anorexia porque la industria hipervisual de la moda (2) exige que las modelos realcen la ropa con el menor cuerpo posible.

(1) Podrá ampliar este tema en un blog llamado Libre albedrío y determinismo.

(2) El Council of fashion designers of América está preocupado por el tema y lo informa en un artículo que, invocando este link [http://www.cfda.com/healthier-standards-%E2%80%93-an-op-ed-by ] a través de Google, puede ser traducido al español.

●●●

viernes, 10 de febrero de 2012

Se enlentece el crecimiento demográfico - (Artículo Nº 1.478)

Algunas conductas actuales contribuyen a enlentecer el crecimiento demográfico.

En otras oportunidades he publicado algunos artículos sobre el fenómeno de la superpoblación en nuestra especie.

Es un tema interesante, no por lo que podamos hacer al respecto (porque es la naturaleza la única que «hace y deshace»), sino para poder entender algunas particularidades de nuestra época, que hasta donde puedo ver, podrían ser reacciones automáticas de la biósfera que se disparan cuando los humanos somos muchos teniendo en cuenta el tamaño fijo que tiene el planeta.

Uno de esos artículos (1) proponía la hipótesis de que los movimientos feministas procuran en última instancia que las mujeres tengan especialmente dificultada su capacidad de gestación.

Esta ideología procura que la mujer tenga los mismos derechos que el hombre, para lo cual tendrá derecho a trabajar, a pelear en los ejércitos, a trabajar en tareas pesadas.

El feminismo procura (indirectamente) que las mujeres, para disfrutar de sus nuevos derechos, ahora no tengan más remedio que embarazarse menos veces que en las generaciones anteriores.

Otro de esos artículos (2) refiere al deseo que manifiestan grandes colectivos por apartarse del estrés, por buscar una vida espiritual llena de calma, meditación, yoga, espiritualidad.

El estado beatífico que procuran millones de personas implica el desapasionamiento, tomar distancia con la pasión sexual, desvincularse de los deseos genitales por considerarlos excesivamente perturbadores.

Esta vocación casi religiosa, casi mística, amante de la paz, los ubica en las antípodas de los actos reproductivos y los acerca a la frigidez.

Para escándalo de estos místicos puritanos, los jóvenes se fotografían desnudos y se envían por mensaje de texto las imágenes a las redes sociales.

El sexting, es decir sexo por mensajes de texto, los desmotiva para tener sexo real y reproductivo. El deseo sexual se agota en la pornografía y no se reproducen.

(1) Más producción y menos reproducción

(2) La admirada frigidez de los sabios

●●●