viernes, 29 de febrero de 2008

«Mamá entró a mantenimiento»

Las madres son unas máquinas que tienen respuestas diferentes a demandas iguales (según el momento y quién le haga la demanda). Son muy útiles pero es recomendable usarlas sólo cuando sea imprescinbible para evitar que se rompan.

Este lenguaje mecanicista rechinará en los oídos del 90% de los lectores pero igualmente deberá aceptar hasta qué punto tenemos una actitud utilitaria ante un personaje tan significativo en nuestra existencia.

Durante nuestra infancia nos escudamos en la ignorancia y la inocencia; durante nuestra adolescencia nos escudamos en nuestro descontrol temperamental provocado por causas hormonales ajenas a nuestra responsabilidad; durante la adultez nos escudamos en que a ella le encantan los niños y a éstos les gusta jugar con la abuela.

Siempre con un espíritu humano, cariñoso, lleno de amor, le escribimos poemas, le cantamos un tango, pero que la usamos, la usamos.

El día que usted acepte esta triste realidad recién estará en condiciones de empezar a comprender cómo usamos a las personas menos significativas que nuestra madre.

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jueves, 28 de febrero de 2008

Adán y Eva entraron en crisis

Una pareja entra en crisis cuando ella critica los rasgos masculinos de él y él critica los rasgos femeninos de ella.

Cuando una mujer desea y necesita un hombre, valora esas particularidades que ella no encuentra en su género. Particularidades que son tanto anatómicas como de temperamento y carácter.

Lo mismo sucede cuando un hombre desea y necesita una mujer.

Tratando de ir a lo esencial, es probable que ese estado de deseo y necesidad provenga de la química hormonal que impulsa al acto reproductivo y posterior conservación de la cría. Fuera de este contexto primario, el deseo y la necesidad del otro pasa a un terreno más bien psicológico, imaginario, ideal, abstracto.

Cuando el deseo primario (reproducción y conservación) se convierte en exclusivamente mental (psicológico), es probable que los integrantes de la pareja comiencen a homosexualizarse, prefiriendo a personas de su mismo género, siendo las bromas sobra las particularidades criticables del otro una manifestación de que ya no se lo siente tan deseable y necesario.

Estas manifestaciones de crisis en la pareja pueden no llegar nunca a materializar una separación, pero es notorio que aumenta la insatisfacción, el aburrimiento, las fantasías de tener relaciones sexuales extramatrimoniales, las infidelidades.

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miércoles, 27 de febrero de 2008

Alhajero de recuerdos

Al que más extraño cuando veo fotos viejas es a mí mismo cuando era joven.

Claro que otros seres queridos que dejaron de existir ocupan un buen emplazamiento en mi memoria afectiva. Por ejemplo, no sabía hasta el pasado domingo de lluvia, cuánto llegué a querer a la maestra de cuarto con quien quise casarme pero ella no se enteró.

Padres, tíos, un hermano alocado que venía cada tanto y que un día dejó de venir y que se fue a parrandear en el cielo según versión de mi abuela.

Pero aquella juventud llena de ilusiones sí que se extraña. Nunca perdí el tiempo, siempre le saqué todo el jugo posible a esta existencia, pero mi insaciable deseo de vivir igual me provoca esta especie de nostalgia. Y para peor un domingo de tarde y lluvioso.

¡Nada tan grave que una película de acción no me haga olvidar!

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martes, 26 de febrero de 2008

Yacimientos de frustración

Un cierto monto de frustración opera como estímulo energizante superado el cual provoca abatimiento (pérdida de energía).

La furia, la pasión, la combatividad (más los sinónimos que usted recuerde) son reacciones enérgicas a algún tipo de frustración mientras que la depresión, la melancolía, la tristeza son reacciones propias de quien se asume vencido.

Es interesante y hasta curioso observar cómo buscamos frustrarnos al solo efecto (inconciente) de obtener energía (así como los países buscan petróleo, crean represas hidroeléctricas, aprovecha la energía eólica, etc.).

Una de esas formas consiste en luchar por alcanzar una utopía (en mi caso, terminar con la pobreza de origen psíquico). Tener un objetivo casi imposible es algo que nos mantiene vitales, trabajadores, motivados. En suma: ¡sanos!

Este objetivo sería tonto si no lograra, aunque sea parcialmente, algunos resultados. Siempre es posible que en el camino hacia ese horizonte ideal, uno vaya teniendo logros que también son estimulantes.

Pero este artículo sirve para poner sobre la mesa el hecho de que los seres humanos procuramos frustrarnos, lo que equivale a decir que procuramos irritarnos, enojarnos, ponernos furiosos, malhumorados, y otros estados de ánimo que parecen negativos pero que sin embargo son un yacimiento de energía vital. ¡Nada menos!

lunes, 25 de febrero de 2008

Dictadura popular

Uno de los múltiples servicios que entrega la medicina es imponer regímenes muy severos, especialmente disfrutables por quienes anhelan inconcientemente perder la libertad que los sobrecarga de responsabilidad e incertidumbre.

Cuando digo inconcientemente estoy diciendo que esto no es conocido por quien lo realiza (es decir, por quien lo disfruta).

Se agrega la particularidad de que además de ser inconciente también esta explicación es negada porque el disfrute no se daría si se conociera (si dejara de ser inconciente) o si se aceptara su existencia (se asumiera el deseo de perder libertad para ganar irresponsabilidad y certidumbre).

¿Para qué me sirvió leer este artículo? Para que todo siga igual o para que por ahí aparezcan formas más directas de disfrutar de la vida. Lo importante es aumentar la calidad de vida sin perjudicar a terceros y con los procedimientos más eficientes.

domingo, 24 de febrero de 2008

Test vocacional

Analista ♀ — Lo escucho.


Paciente ♂ — Yo vengo porque quisiera hacerme un test vocacional. Tengo diecinueve años, terminé secundaria y hace meses que no sé para dónde agarrar.


Al principio quería ser cura. Tengo un amigo que ingresó al Seminario y lo que me cuenta no termina de convencerme. A mi me gusta mucho el deporte, sobre todo el fútbol y el básquetbol. Soy socio de dos clubes y le dedico mucho tiempo a practicar esos deportes. Me gustan mucho y además me gusta mucho el ambiente de amistad que se forma entre los compañeros.


También estuve averiguando para ingresar en las Fuerzas Armadas. Ahí también tengo amigos que ya son alférez y me dicen que el ambiente se complicó mucho desde que entraron las mujeres. Cuando ellos empezaron a estudiar ya había mujeres, pero ellos se imaginaban que la vida militar era más masculina, más recia, más viril, más varonil, pero las mujeres lo pudren todo.


Bueno, yo hablo así pero a mi mamá la adoro. Yo diría que ella es la única mujer realmente valiosa. Usted perdone, pero hasta ahora mi experiencia ha sido muy desagradable. Pierden el tiempo en pavadas, se fijan en cosas insignificantes, lloran, viven pensando en formar una familia y tener hijos. No sé, yo no estoy para eso. Lo que a mí me gusta es estar con mis compañeros, practicar deportes fuertes, reunirnos a tomar cerveza y conversar de cosas de hombres.

Estuve ennoviado con una muchacha que conozco desde la escuela, pero siempre es lo mismo: me aburrió.

Mi padre es como si estuviera pintado al óleo. En mi casa no corta ni pincha. La única que hace y deshace es mi madre. Realmente ella es muy inteligente y nos llevamos muy bien. Nadie podría nunca igualarla como mujer. ¡Es fantástica!

Estuve tratando de encontrar mi verdadera vocación con una colega suya pero no nos entendimos. Me salió con temas que no tenían nada que ver. Al final me hizo más mal que bien.

Mi padre un día me preguntó si me gustaban las mujeres delante de mi madre y casi le pego una trompada. Que alguien piense que no soy lo suficientemente masculino me provoca un miedo atroz.

Analista ♀ — ¿Le provoca un miedo atroz o atrás?

Paciente ♂ — ……………………

Analista ♀ — ¿Dejamos por acá?

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sábado, 23 de febrero de 2008

Adjetivación erecta

Los medios de comunicación están obligados a usar adjetivaciones extremas.

Tienen por lo menos dos motivos para decir que algo es «maravilloso» o «trágico»: 1) deben demostrar que todo lo que en ellos se exhibe es importante o muy importante y 2) se habría constatado que el público se aburre cuando la noticia no está exaltada, exagerada, magnificada.

Esto es una tendencia que algún día debería terminar. No es posible aumentar indefinidamente el énfasis que se agrega a los contenidos propalados por los medios de comunicación. Algún día la exageración llegará al máximo y ya no se podrá seguir aumentando a costa de quedar groseramente deformada.

Parecería ser además que los medios, para dar a entender que algo es normal, que no es fabuloso, increíble, etc., apelan a la «no-mención». Los consumidores de noticias estaríamos preparados para sobrentender que aquello que no figura en los medios es sólo normal, que no merece adjetivos exagerados, que no debería incluirse en el Guiness World Records.

Claro que la no-mención también sugiere inutilidad, desprestigio, que debe ser evitado.

En suma: Es un dato relevante para nuestra evaluación de lo que percibimos, que aquello que nos llega a través de los medios de comunicación, viene exagerado, aumentado, glorificado, idealizado.

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viernes, 22 de febrero de 2008

El pensamiento único es casi falso

Las dudas nos mortifican a todos.

No hay ninguna situación polémica (en política, religión, filosofía, derecho, teorías, hipótesis) en la que no busquemos aferrarnos a un pensamiento único.

Descalificamos todo lo que se oponga a esa única idea (que además parece ser clara, sencilla, fácil de comunicar y de entender). Esta actitud es científicamente errónea porque todas las opiniones poseen algo de verdad. Sin embargo, para evitarnos la molestia de la duda, nos aferramos neciamente a un único punto de vista.

¿Para qué sirve esta idea que comparto con ustedes? Para poner en evidencia que el problema que habría que enfrentar es nuestra aversión a la duda. Si lo lográramos nos volveríamos tolerantes, pluralistas, libertarios.

jueves, 21 de febrero de 2008

El gran discurso inaudible

Es tan baja la credibilidad de los políticos que en la campaña proselitista de George Bush padre, le dijo a sus televidentes: «Lean mis labios» y gesticuló ostensiblemente «No más impuestos». Lo demás es por todos conocidos: Autorizó todos los impuestos que no había más remedio que cobrar.

Esta anécdota me llegó desde tan lejos porque seguramente fue un inteligente gesto dramático, conmovedor, esperanzador. Quizá él sólo (el gesto) lo llevó a la presidencia (1988).

En psicoanálisis hacemos mucho hincapié en lo que llamamos la «realidad psíquica». Esto no es más que aquello que efectivamente pensamos, tenga o no que ver con la realidad material y que determina nuestras decisiones.

La mayoría somos grandes consumidores de esperanza, palabras de aliento, ilusiones, promesas. Y las consumimos por necesidad, no por vicio. El estado de ánimo positivo influye sobre nuestra buena salud y esto está alineado con los dictámenes ineludibles del instinto de conservación. No estaría mal decir que "nos ilusionamos en defensa propia".

miércoles, 20 de febrero de 2008

¡Cómo! ¿Alguien es imperfecto?

«No soy ni seré tu amigo ideal porque el amigo ideal no existe y yo sí existo».

Es oportuno recordar aquella sentencia positivista que dice «Lo perfecto es enemigo de lo bueno».

Lo mismo que con las amistades, sucede con los cónyuges, con los familiares, conocidos, compañeros de trabajo, copropietarios del condominio, vecinos, ciudadanos. Cuando esperamos del otro algo maravilloso estamos propiciando el fracaso del vínculo. En este esquema es totalmente injusto culparlo por nuestra desilusión.

No solamente que uno siempre quiere lo mejor aún sin reparar en que eso que pedimos es imposible, sino que también hay una autopublicidad en esta actitud.

El que se autopublicita piensa con aire falsamente ingenuo: «Yo espero de ustedes que sean maravillosos porque yo lo soy todo el tiempo. ¿Alguien no lo es acaso? A mí no me cuesta nada ser genial, divino, simpático, honesto, sincero, elegante, ...»

martes, 19 de febrero de 2008

No sé, no vi, no estaba

«Soy un travesti felizmente casada con un morocho precioso, que lamentablemente es estéril así que no podremos tener hijos. ¡No hay felicidad completa!»

Esta frase disparatada lo es para ser breve y conciso. En la realidad es difícil que ocurra algo así, pero sin embargo ocurren otras cosas casi tan disparatadas.

Echarle la culpa a los demás sobre nuestros errores o deficiencias es lo primero que se nos ocurre cuando nos sorprenden en falta. En los accidentes de tránsito es donde se percibe con mayor nitidez.

Esta particularidad humana (la de no poder hacerse cargo de la propia responsabilidad) le da trabajo a una legión de abogados, escribanos, contadores, jueces, fiscales, y un largo etcétera.

¿Para qué sirvió que usted haya leído hasta acá? Para que su pensamiento abstracto se haya puesto en palabras, que si bien no son exactamente las suyas, pero sí son compartibles y para usted el concepto conocido ahora tiene forma de algo y podrá manejarlo mejor que antes.

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lunes, 18 de febrero de 2008

Neurotransmisores – Gragea Nº 50

De muchas intenciones no se habla porque describirlas equivaldría a una denuncia.

Uno dice inocentemente «mi hijo» o «mi esposa» y mejor que no aclare que en realidad se cree dueño de ese otro. Sin embargo el resto de las conductas indican claramente que uno se siente dueño de las personas tanto como de los objetos.

Nuestro idioma no tiene palabras diferentes para decir «mi mamá» y «mi auto». Esta falta de especificación requiere un pequeño esfuerzo para no confundirse. «Mi mamá» en realidad no es mía mientras que «mi auto» sí es mío. A partir de esta definción surgen varias consecuencias para nada menores.

Pero existen otras intenciones que hemos decidido no describir: «¿Sabemos qué probabilidades tenemos de ser premiados en un juego de azar?». «¿Los ciudadanos tenemos presente que el país es de todos y no de algunos pocos que actúan como si fuera de ellos solos?». «¿Los gobernantes saben que son empleados del pueblo?».

domingo, 17 de febrero de 2008

¿No robarás?

Yo no vengo de muy arriba (económica y socialmente), pero supe estar bastante mejor que ahora. Hice el liceo, estudie computación y leí muchos libros sobre la mente de los emprendedores. Me vestía lo mejor que podía, incluyendo algunas prendas y zapatos de mis hermanos, y pedía permiso para leer en la biblioteca de un instituto de enseñanza empresarial muy encumbrado que hay en mi país (Uruguay). El encargado era (seguirá siendo, supongo) una persona de pocas palabras pero muy considerado, atento, profesional. Lo que no decía con la boca lo decía con los ojos porque cuando le llevaba algún pedazo de torta hecha por mi madre, me lo agradecía con ese lenguaje.

Algo que me llamó mucho la atención de los buscadores de oportunidades es su permanente actividad, su insaciable ambición, la abundante energía que tienen y aplican para conseguir negocios, para aumentar sus ganancias, para agrandar su capital.

Como tanto estudio sobre cómo ganar dinero haciendo negocios no me dio resultado, ahora me dedico a robar profesionalmente. Con esa actitud emprendedora que encontré en los libros, me paseo permanentemente por ciertos lugares donde la gente se cree que vive sola, donde no percibe que anda alguien como yo buscando ávidamente esa oportunidad de tener una ganancia.

Los curas siempre insistían con el «no robarás» del séptimo mandamiento. Yo sabía repetirlo correctamente pero no les creía. Desde muy chico me pareció que eran personas que hacían propaganda para proteger los bienes de los más ricos inculcándonos amenazas celestiales. Por ese trabajo de amaestrarnos en la honestidad, los acaudalados les pagaban con propinas, con el legado de bienes y otras formas de retribución.

Hace años que me dedico a robar, nunca tuve que enfrentar situaciones enojosas y sé que habemos muchos que trabajamos de la misma forma. Con un colega de apellido Gutierrez, a veces tenemos charlas filosóficas y él me decía que, así como a la mayoría de la gente entra a los comercios a comprar ya que los vendedores son incapaces de vender, el ladrón es alguien que sólo aprovecha los abandonos, descuidos, desinterés, desgano, irresponsabilidad. En suma: la estupidez de la gente.

En otra cosa que coincidimos con Gutiérrez es que no es profesional aprovecharse de alguien notoriamente vulnerable, como por ejemplo un niño, un anciano o un discapacitado. Lo importante es tomar lo que el otro abandona poco menos que a propósito, aunque después jure convencido de que lo robaron. Su discernimiento es tan pobre que no asume que es un irresponsable.

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sábado, 16 de febrero de 2008

Neurotransmisores – Gragea Nº 49

Los periodistas que saben provocar y/o captar el llanto de un semejante, ascienden rápidamente en su carrera profesional.

En esto cumplen estrictamente con su cometido: satisfacer el deseo de los televidentes. O sea que, resumiendo, a una mayoría nos gusta ver como otros lloran.

Cuando era niño recuerdo que me gustaban ver como otros niños lloraban por ser rezongados, castigados o frustrados por sus padres. Esa escena me daba una sensación de superioridad y de «eso a mí no me va a pasar».

Quizá la apetencia por la crónica roja, por los temas policiales, por las tragedias que otros sufren, también abundan en nuestros medios televisivos porque habemos una mayoría que disfrutamos con el sufrimiento ajeno,... aunque no lo reconoceríamos de ninguna forma.

viernes, 15 de febrero de 2008

Neurotransmisores – Gragea Nº 48

Los que huyen hacia el pasado montados en una nostalgia o hacia el futuro cabalgando sobre una esperanza, no son más escapistas que aquellos que toman una aspirina para que desaparezca un dolor de cabeza sin hacer nada para remover sus causas.

Nuestra cultura privilegia la eliminación de los síntomas y posterga o abandona la solución de las causas.

Seguramente que prevalece una intención económica. La experiencia demuestra que muchas veces se eliminan las molestias y luego no vuelven a aparecer, con lo cual habría sido innecesario perder más tiempo y recursos procurando soluciones de fondo.

Refugiarse en el pasado o en el futuro tampoco es condenable porque debemos asumir que encarar el presente enérgicamente choca con las escasas posibilidades de intervención que nos permite la realidad, ya que lo que uno puede hacer para modificarla es menos de lo que se imagina.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Neurotransmisores – Gragea Nº 47

Cuando alguien decide comprar servicios sexuales, puede tener la ocasión de conocerse a sí mismo en aspectos que ni sospechaba poseer. Este hecho genera tanto miedo como iniciar un psicoanálisis. Ambos coinciden en que, aunque parezca mentira, a veces tenemos miedo de nosotros mismos.

Lo mismo sucede con los motivos por lo que alguien evita quedarse solo. Si bien es cierto que somos una especie gregaria, también es cierto que una aversión muy pronunciada a la soledad puede señalar la presencia de ese miedo a los pensamientos o emociones perturbadores.

Para conocerse más (y disfrutarse más, como uno de los principales beneficios), el psicoanálisis ofrece un gradualismo muy confortable, mientras que otras experiencias quizá logren lo mismo pero en dosis abrumadoras.

Comprar servicios sexuales puede compararse con la práctica de un deporte extremo porque uno no sabe cómo reaccionará ante el peligro. El deseo sexual parece muy elemental pero sin embargo a veces atemoriza ... y no está mal que así suceda porque este miedo suele optimizar el placer que se obtiene de él.

Neurotransmisores - Gragea Nº 46

En esencia, rozarse con gente desconocida en un colectivo repleto, darle la mano a un extraño, bailar con quien uno nunca vio antes o abrazarse con un amigo, no parecen ser tan diferentes a tener sexo casual. Siempre esto último parece una conducta promiscua y en el mejor de los casos, extravagante.

Esta gragea puede servir para cuestionar la excesiva credulidad en la lógica de los usos y costumbres, en el sentido común, en la moral oficial.

Para nada cuestiona el apego a ese criterio. Quien así piense y actúe nunca podría juzgarse como equivocado o prejuicioso. Depende más bien de cómo están diseñados nuestros gustos, los que, hasta cierto punto, se parecen bastante a las predilecciones gastronómicas típicas de cada región.

Claro que no faltan quienes así como condenan el sexo casual, también pueden llegar a afirmar que su dieta predilecta es la única aceptable. Esto no es más que intolerancia.

lunes, 11 de febrero de 2008

Neurotransmisores - Gragea Nº 45

“— ¿Quién te dijo que debo llevarme bien con mi hijo?”

Existe el prejuicio de que los padres deben llevarse bien con sus hijos sí o sí. No es más que un prejuicio, pero necesita una aclaración.

El amor entre padres e hijo proviene de un instinto. Ese nuevo ser que nació de nosotros es muy indefenso y esto nos inspira ayudarlo. Lo haremos siempre que exista su necesidad y nuestra posibilidad. El sentimiento que acompaña este instinto es el amor.

Esto es muy diferente a decir que tendremos afinidades que nos convertirán en personas mutuamente predilectas. Los hijos son personas que tienen sus gustos personales y sus características singulares, que pueden o no ser de nuestro agrado.

Es importante reconocer que no es lo mismo vincularse con una persona espontáneamente, porque nos gustamos mutuamente, que vincularse con alguien porque las circunstancias nos lo imponen.

Tener un hijo incluye sentir amor por él porque la naturaleza nos dota de ese sentimiento para cuidarlo todo el tiempo que él lo necesite, pero algo muy diferente es asegurar que será alguien de nuestro agrado o que seremos personas de su predilección. Actuar en base a este supuesto provoca más desacuerdos que entendimientos.

Neurotransmisores – Gragea Nº 44

— ¿Por qué te casaste con mi hijo, eh? Porque es un excelente hombre gracias a que supe criarlo. Así que ahora al hijo de ustedes lo educaré yo también.

¡Lío en puerta! Esta suegra está invadiendo como Estados Unidos a Irak: sólo por hacerle un bien a los invadidos.

Me imagino a la pobre madre primeriza, insegura porque se sabe inexperiente, atacada por esta mujer hecha y derecha que además tiene a su hijo como aliado.

El único terapeuta idóneo para arreglar este problema familiar tan lleno de amor y de odio, es el tiempo. Y cada vez que usamos a este terapeuta, tenemos que pagar sus honorarios con «paciencia».

Por ahora la pobre nuera sólo tiene a su favor el flaco argumento de que la madre de su esposo lo convirtió en un buen hombre a pesar de que también para la suegra este fue su primer hijo.

domingo, 10 de febrero de 2008

La cieguita

Analista ♀ — La escucho.

Paciente ♀ — Yo soy hija de madre desconocida porque ella me tuvo que dejar cuando yo era bebita y hasta los cuatro años me crió mi papá con su hermana. Ella es mi tía.... Así que no tengo ni hermanos ni hermanas.

Cuando él se tuvo que ir, nos quedamos solas con ella y vivimos en el complejo de apartamentos del bulevar. Vivimos de la pensión que le dejó mi abuelo, porque ella nunca se pudo casar.

Mi tía es una persona que sufre mucho la soledad y a veces me cuenta historias que para mí no son reales. Casi siempre que vuelve del supermercado me dice que algún hombre le habló o le dijo algo lindo o directamente la invitó a salir, y para mí que son inventos de ella.

Del otro lado del bulevar suele estar una prostituta que tiene muchos clientes. A veces se va con ellos pero otras veces sólo pasan y le tocan bocina y ella los saluda con la mano. Mi tía se pasa horas en la ventana mirándola y se compró ropa parecida a la que ella usa: vaqueros, campera blanca, botas altas. Cuando Valencia se va con uno de sus amigos, mi tía, si se siente muy deprimida, se viste para parecérsele y se para en el mismo lugar para que la saluden y ella les contesta. Para mí que está muy triste y se siente muy sola.

Analista ♀ — ¿Usted es ciega de nacimiento?

Paciente ♀ — No, esa es una larga historia. Cuando yo estaba en quinto de la escuela, tuve un maestro que se llamaba Briano y como yo siempre tuve un cuerpo bastante desarrollado, los hombres me acosan desde que era niña. Este maestro me miraba de una manera que me molestaba mucho pero yo no sabía qué hacer ni tampoco sabía cómo contárselo a alguien porque no encontraba las palabras adecuadas. Sé hablar de cualquier tema, pero nunca supe decir bien lo mal que me sentía con el maestro Briano.

Yo creo que hay algo monstruoso en mí que provoca cosas malas y la gente, o me deja como me dejaron mis padres o se me acercan de una manera que me hace sentir como que represento al demonio. ………

Analista ♀ — ¿Entonces usted no es ciega de nacimiento?

Paciente ♀ — No, la ceguera me resolvió todos los problemas. Ahora siento que la gente me quiere, que me ayuda, que me tiene en cuenta, que me habla, que me valora. A partir del momento que empecé a usar los lentes negros y el bastón blanco mi vida cambió, pero cuando abro los ojos, veo perfectamente.

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sábado, 9 de febrero de 2008

Neurotransmisores – Gragea Nº 43

¿Por qué algunas personas son elegidas por los quejosos? La razón más obvia es que ellas son tan egocéntricas y omnipotentes que se creen las responsables del bienestar y malestar del resto de la humanidad.

En un país donde el estado se hace cargo de prácticamente todos los problemas de sus ciudadanos, se genera una cultura de quejosos porque casi nadie escapa a la tentación de pensar que sus vicisitudes están causadas por el estado, ya sea por comisión o por omisión.

A su vez ese estado convoca a gobernantes que se creen capaces de todo. No pueden o no se animan a decir: «No sé», «no puedo», «no me corresponde». Aunque se metan en camisa de once varas, seguirán pensando delirantemente que ellos todo lo pueden. ¡Igual que Dios! ¡Qué coincidencia!

viernes, 8 de febrero de 2008

Neurotransmisores – Gragea Nº 42

Creo que existe mi media naranja y que la encontraré. Desde la época escolar que la busco y en treinta años no apareció aún. Mi analista dice que pierdo el tiempo.

Dice que todos tenemos una sensación de incompletud que nos impulsa a seguir viviendo. Mi prima que estudia psicología me dice que eso es lo que otros llaman «tener una zanahoria adelante».

El príncipe azul de muchas jovencitas representa a eso que no tenemos y que nos hace sentir con angustia, frustrados, anhelantes. Muy incómodos. En realidad esa sensación de vacío, de carencia, no la soluciona nadie. Nadie tiene lo que nos falta. La dolorosa sensación de falta está ahí para que, en la búsqueda del relleno adecuado, hagamos muchas cosas que nos dan vida. Si algún día lográramos la saciedad completa, nos quedaríamos sin deseo y moriríamos.

jueves, 7 de febrero de 2008

Neurotransmisores – Gragea Nº 41

Las personas serias huyen de los fantasiosos capaces de seducir con castillos en el aire. Yo les entrego lo que me pidan a cambio de esas ilusiones y cuando todo se desmorona, nadie puede imaginarse lo bien que pasé. ¡Defendería con mi vida a esos divinos mentirosos irresponsables!

¿Alguien recuerda con rencor a quienes nos hicieron creer en los Reyes Magos? Conozco sí muchas personas que se enemistaron definitivamente con los que generosamente se encargaron de comunicarle la verdad.

La legión de seres inteligentísimos que paga una entrada para ver una película, los que compran y leen una novela, quienes gastan en un Play-Station, ¿no están legitimando la mentira, la fantasía, el placer de la ilusión?

Algo muy diferente sucede cuando se juntan dos personas de gustos diferentes. Cuando un severo realista se cruza con un romántico, difícilmente hagan buenas migas. Convendría conservarlos en jaulas separadas.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Neurotransmisores – Gragea Nº 40

Cuando uno hace una pregunta tiene la secreta esperanza de que la respuesta sea la que uno más desea y no otra, sin importar la relación que pueda existir entre esa respuesta y la verdad.

Cuando una pregunta preocupante no obtiene respuesta, obtenemos la ventaja de que nos habilita suponer cualquier respuesta, por placentera y disparatada que sea.

En resumidas cuentas: no todas las preguntas demandan una respuesta y no todas las preguntas buscan la verdad. Por el contrario, la mayoría de la preguntas buscan crear una esperanza, una ilusión, una fantasía, un bienestar, una satisfacción, un placer.

martes, 5 de febrero de 2008

Neurotransmisores – Gragea Nº 39

El Dr. Victor Frankenstein es un personaje —creado por la escritora inglesa Mary Wollstonecraft Shelley— que da miedo porque logró darle vida a un ser que luego quedó fuera del control de su creador. Algo parecido sucede cuando nos inventamos una personalidad de la que quedamos esclavizados.

Es exagerado comparar este fenómeno tan frecuente con las desventuras de un monstruo, pero es un poco cierto que la angustia en la que caen algunas personas por atribuirse particularidades inventadas es muy mortificante.

En Uruguay tenemos una obra de teatro muy querida por todos que se llama M’hijo el dotor, en la cual Florencio Sánchez cuenta sobre cómo un padre (Olegario) presionó a su hijo (Julio) para que éste tuviera esa prestigiosa profesión.

Todo el tiempo nos están invitando a ser como otros quieren que seamos, así como el Dr. Frankenstein quizo tener (y tuvo) un ser animado creado por él mismo... como supuestamente habría hecho Dios en tiempos de la creación.

Conclusión: Andan por ahí muchos Dioses vocacionales que desean crearnos a su imagen y semejanza. ¿Conoce usted alguno/a? ¿Se prestaría usted a ser la creatura de algún/a Dr. Frankenstein?

Nota: Según estudiosos de esta saga, no figuraría en ningún lado que Frankenstein se hubiera recibido de doctor en medicina, sino que por el contrario habría sido expulsado de diversos centros de estudio por inconducta.

lunes, 4 de febrero de 2008

Neurotransmisores – Gragea Nº 38

"Vivió toda una vida sin haber nacido plenamente. Se diría que él nunca supo bien quién era el mismo. Siempre estuvo buscando parecerse a alguien. Leyó todas las biografías que pudo."

Muchas personas andan detrás de un modelo ideal al cual quieren llegar aunque por ser ideal todos sabemos que es inalcanzable, o sea que la frustración es inevitable.

Aunque reconozco que da más trabajo, lo bueno es que cada uno buscara cuáles son sus encantos personales y tratara de desarrollarlos, porque es posible llegar a ser uno mismo, pero llegar a ser otro, es una misión imposible.

domingo, 3 de febrero de 2008

Nacido en Transilvania

Una constante en mi trabajo como psicoanalista es que muchos consultantes logran llegar a mí luego de realizar un esfuerzo tan grande como el que yo tuve que hacer para asumir que si el cirujano no me extirpaba la vesícula biliar, nunca más podría incluir en mi dieta el pescado frito y los helados.

Cuando estos pacientes llegan, están seguros de que desear la muerte de su profesora de física es un crimen imperdonable y que cuando me lo confiesen yo quedaré abrazado al perchero, con los ojos desorbitados y temblando de horror ante tanta maldad.

Al constatar que tolero bastante bien ese primer shock emocional, tantean con algún comentario referido a un lejano deseo homosexual, que sintieron hace muchos años, que ya está totalmente superado, que ni siquiera lo recuerdan bien.

A medida que pasa el tiempo y el monstruo empieza a convencerse de que nada me inmuta (o de que estoy sordo), va aumentando la apuesta, incluyendo que en verdad no se sentiría tan mal si falleciera su papá (sin sufrimiento, claro), que su tía siempre fue tan cariñosa que ha tenido sueños eróticos con ella y así continúa la escalada con un techo inevitable: ningún paciente, por degenerado que sea o se crea, jamás —¡mirá cómo te lo digo!— jamás puede hacer, pensar o decir algo que no sea humano.

En general no tengo coraje para confesarles que estamos irremediablemente encerrados en esta patética especie. Capaz que si me animara, ellos tampoco quedarían abrazados al perchero, con los ojos desorbitados y temblando de horror ante tanto infortunio.

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sábado, 2 de febrero de 2008

Neurotransmisores – Gragea Nº 37

El perezozo sueña con que posee cualidades innatas.

O también: para no perder la autoestima y la aprobación social, siempre disimulamos nuestros defectos. El perezozo necesita creer que posee algún talento especial que no requiere de él algún esfuerzo.

O sea: cuando no tenemos más remedio que exhibir nuestras más penosas debilidades, solemos interpretar que lo que no podemos hacer en realidad hemos decidido no hacerlo o no vale la pena.

viernes, 1 de febrero de 2008

Neurotransmisores - Gragea Nº 36

El temor a la soledad es temor a sí mismo.

O también: Cuando uno es el mejor amigo de sí mismo, no le teme a la soledad.

O por el contrario: cuando uno es el peor enemigo de sí mismo, le teme a la soledad, es decir, a quedarse a solas con su peor enemigo.

Asimismo: las personas le hablamos a quienes pensamos que nos van a comprender y no le hablamos a quienes nos van a censurar.

Cuando tenemos que estar entreteníendonos permanentemente con algo (un trabajo, la tele, hablando-hablando-hablando) es porque el diálogo interior está complicado. No es lindo hablarnos porque seguro que nos vamos a regañar.