
Creo que podríamos estar muy conformes con que el escritor Horacio Quiroga (1878-1937) sin ninguna duda es uruguayo. Este honor alcanza para darnos por satisfechos.
Su relato titulado El almohadón de plumas cuenta de forma espeluznante cómo un insecto alojado dentro de un almohadón de plumas, succionó la sangre de una joven (Alicia) hasta matarla por anemia.
Además del incuestionable valor literario de esta pieza, es recomendable su lectura para quienes saben enriquecerse con las analogías.
El monstruoso insecto que fue consumiendo a la protagonista es perfectamente comparable con la insidiosa atmósfera depresiva en la que podemos estar perdiendo la vitalidad día a día.
El confortable almohadón de plumas es similar al confortable grupo donde nos sentimos tan cómodos pero que por su pobreza humana (cultural, mental, moral) nos mantiene alejados de otros escenarios donde podríamos disfrutar de una calidad de vida muy superior.
Alicia, agonizando, no quería ni que le arreglaran el lecho ni que le movieran el almohadón que la estaba matando.
Algo idéntico nos pasa cuando nos resistimos a los cambios, tanto de nuestra forma de ser como del ambiente enfermante al que estamos acostumbrados.
Y algo curioso para terminar: A veces lo que más obstaculiza acceder a mejores posibilidades es una simple discriminación o envidia hacia quienes están mejor que nosotros.
●●●