sábado, 1 de junio de 2013

El desajuste emocional provocado por el poder




Si los subordinados sabemos que el nuevo jefe, afectado por el poder, sufrirá un desequilibrio emocional, quizá logremos disminuir los daños.

El poder produce el efecto de ilusionarnos con el acceso a unas posibilidades inexistentes. Tiene un efecto similar a las drogas alucinógenas.

Llama la atención porque mientras no disponemos de él le atribuimos facultades maravillosas, pero cuando lo consumimos vemos que sus efectos son bastante diferentes.

Una de las diferencias entre imaginarlo y poseerlo está en la peligrosidad.

Efectivamente, cuando soñamos con tener poder creemos ser muy aptos para administrar sus efectos, pero cuando empezamos a ingerirlo también empezamos a ver algunas consecuencias que antes no preveíamos.

La inflamación del ego quizá sea la consecuencia más inmediata y dañina.

Entre nosotros nos diferenciamos por los distintos niveles de humildad, arrogancia, respeto, insolencia, disciplina, desfachatez.

Habitualmente sabemos cómo reaccionarán los demás cuando dejamos ver nuestras características antisociales o las compasivas, pero alcanza con que caiga una sola gota de poder en nuestro océano emocional para que todos los valores se alteren negativamente.

El fenómeno podría definirse como ebriedad megalomaníaca, es decir, que esa gota de poder nos inflama el sentimiento de omnipotencia precariamente reprimido por las inhibiciones impuestas por la cultura, por la educación, por los disciplinamientos impuestos por el sistema educativo, por la censura social, por el deber ser que nos permite conservar algunos amigos.

Sin embargo, para que nuestra vida colectiva funcione, es preciso que algunas personas tomen decisiones y que los demás las respetemos.

Podría ser una solución saber qué le ocurre a quien tiene poder para intentar compensar las conductas desajustadas que pudieran empobrecer los resultados de su desempeño.

Si los subordinados estamos advertidos de que el nuevo jefe sufrirá un desequilibrio emocional provocado por la nueva dosis de poder, quizá logremos disminuir los daños.

(Este es el Artículo Nº 1.915)

1 comentario:

Julia Abero dijo...

Casi lo vivo como experiencia propia: creo que me di cuenta a tiempo....