jueves, 27 de junio de 2013

Lo bueno y lo malo de cada cosa o persona




Desde cierto punto de vista, cuando le regalamos a un niño correspondería agradecerle por la satisfacción que él nos permite.

Nuestra inteligencia tiende a percibir la realidad desde un solo punto de vista porque utiliza al otro como fondo y contraste.

Por ejemplo, si algo nos parece bueno, tendemos a ignorar los aspectos negativos que seguramente contiene y al revés: cuando algo nos parece malo, tendemos a ignorar los aspectos positivos  que seguramente contiene.

De más está decir que esta forma de percibir deja de conocer la parte que no queremos ver: Hitler tuvo buenas actitudes, la Madre Teresa tuvo malas actitudes, nuestro héroe nacional tuvo actos de cobardía, el Sumo Pontífice a veces dudas sobre la existencia de Dios, un varón que se excita intensamente con las mujeres puede verse sorprendido por fantasías homosexuales.

El hecho es que así funcionamos todo el tiempo y si no prestamos atención a esta característica de nuestra mente inevitablemente tendremos zonas de ceguera intelectual.

Muchas personas tienen la convicción de que debemos ser agradecidos. En casi todos nuestros pueblos hispanoparlantes sentimos la obligación de enseñarles a nuestros pequeños la costumbre de agradecer cada vez que reciben un regalo. Ni se nos ocurre pensar que esto encubre una idea ligeramente negativa.

— Algunas personas realmente disfrutan haciéndole un regalo a un niño, porque recuerdan los que recibió en su infancia, porque se gratifican observándole la alegría del pequeño, porque no saben expresar de otra forma el amor que sienten por él. Ese niño le hace un gran favor a quien regala por el solo hecho de existir y recibir el obsequio demostrando sorpresa, satisfacción, alegría desbordante. Si ese niño no estuviera ahí para recibir el obsequio quien regala dejaría de disfrutar ese momento de gloria personal;

— Por lo anterior, es el adulto quien debería agradecer.

Artículo de temática complementaria

 
(Este es el Artículo Nº 1.941)

1 comentario:

Manuel dijo...

Tal cual.
¡Genial.!