Una de las funciones más importantes de la memora es olvidar. De esta forma es posible pensar que todo lo que no recuerde, no existió.
Dicho de otra forma: Si estoy seguro de que existe en mi cerebro una función que registra y guarda TODO lo que me sucede, en algún lugar tendría que estar aquella vez que (según dicen) tuve la mala idea de robar una manzana en la frutería, pero si ese recuerdo no está, entonces puedo estar «seguro» de que nunca robé una manzana. Por lo tanto, lo que me cuentan los testigo de aquel hecho es falso. Resultado: No creeré que alguna vez robé.
La memoria entonces es una función muy amigable. Ella guarda cierta información en un lugar accesible, otra la guarda en un lugar poco accesible y otra directamente la esconde. Gracias a esta noble administración de mis recuerdos, mantengo mi cabeza en orden, prolija, sin archivos perturbadores o comprometedores.
Esta política higiénica con la que se administran mis recuerdos se combina con la convicción de que no existe en mí algo que elimine recuerdos por pura conveniencia. Debo pensar que el extravío de recuerdos no sólo no se produce sino que además, en caso de que algo se pierda, será sólo por accidente y nunca porque sea ventajoso. Es muy valioso para los humanos que estos extravíos no nos comprometan, que se realicen sin que seamos consultados ni informados. Los olvidos nunca serán responsabilidad nuestra.
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21 comentarios:
Volvió de Barcelona una tía que es más joven que yo y nos preparamos para hacerle un gran recibimiento. Así fue y salió todo bien hasta que la noche en que le hicimos la despedida porque volvía a España, nos quedamos hasta tarde recordando viejas historias familiares y ahí tuve que tomar un somnífero para dormir porque ella recordaba cosas horribles que yo había olvidado convenientemente.
Mi madre cuenta cosas de mí que no las puedo creer.
Soy psicóloga y pienso que en realidad hay una cierta corruptela en los mecanismos que determinan qué recuerdos esconder, cuáles traspapelar, cuales dejar clavados en la puerta de entrada.
Lo de corruptela no es algo culposo. Es nuestro principio de placer el que nos organiza el archivo.
En mi terapia fui descubriendo cosas que al recordarlas me permitieron sentirme cada vez mejor, se me fue una eczema que tenía en la cara y mi humor es mucho más parejo que antes.
Esos recuerdos olvidados eran como piedritas que trancaban engranajes que no me dejaban funcionar bien.
Algunos recuerdos son como los excrementos: conviene no tenerlos porque cuando están intoxican.
Lo que me parece que todos olvidamos es el famoso tema del Edipo. A veces tengo sueños/pesadillas en las que cometo acciones terribles. Si tuviera esos recuerdos en la cabeza, la pesadilla sería de 24 horas.
Siempre tuve sueños tan creíbles que mi memoria contiene datos vividos, imaginados y soñados. Todos juntos. Sin clasificar. No confío en ninguno.
Ahora se me agrega este comentario de que algunos están escondidos. ¡Qué lío!
Estoy estudiando psicoanálisis de veterana y lo que mejor entendí hasta ahora es lo que Freud llamó "recuerdos encubridores" que son recuerdos insignificantes que se recuerdan con una asombrosa nitidez.
Trabajaba en la administración de un taller metalúrgico y una vez, cuando el gerente se había retirado para almorzar, vinieron varios operarios a mi oficina con un tubo de metálico de unos 15 cms. y me preguntaron: ¿si fueras cantante, cómo agarrarías este micrófono? e hice la mímica que me pidieron. Soltaron la risa y se fueron. De noche mi padre me explicó que para ellos hice lo mismo que hace alguien en una fellatio.
Lo recuerdo como si ahora estuviera sucediendo.
Si eso se llama "recuerdo encubridor", el mío es un pedacito de una canción que cantaba Edith Piaf que no puedo sacármela de la cabeza hace años.
¡Qué prolija la memoria de esa persona que tiene un fichero! Mi memoria es una montaña de cosas tiradas de cualquier manera, llenas de polvo, algunas manchas de humedad, alguien pisó sobre ellos con la suela llena de barro, algunos están rasgados pero a otros les falta un buen pedazo. Un desastre. ¿El dueño del fichero se hizo un psicoanálisis? jajaja
Una vez quise meter un gato dentro de un horno y me descubrieron justo a tiempo. Las bromas familiares ya llevan muchos años. Tendrían que haberse olvidado para no seguir molestándome con eso.
Estaba convencida de que mi hijo había vuelto a perder el celular. Cuando hice un comentario sobre el tema él me lo mostro y me dijo que nunca lo había perdido. Me dejó de cara porque yo recuerdo una conversación telefónica en la que me dijo que lo había perdido. Probablemente esa conversación la haya soñado y luego la recordé como real.
Varias veces me ha pasado que cuando preparo mi currículum para presentarme a un trabajo, no encuentro documentos importantes. Esos olvidos me resultan sospechosos.
Una vez fui a hacer los mandados en bici (esa era mi costumbre) y volví caminando. La bicicleta quedó atada con candado frente al supermercado. Varias horas después noté la falta del birodado y varias horas después fue también que me di cuenta donde la había dejado.
En ese momento mi cabeza estaba muy ocupada resolviendo problemas.
A veces preferiría ser más obsesivo, más ordenado y no tener tantos olvidos. Te entorpecen la vida.
Preferiría que mi memoria me informase cuando decida olvidar algo por mi bien, pero ella es muy autónoma.
Los recuerdos que tengo de mi niñez están sospechosamente teñidos por los posteriores relatos de mi madre.
La ley nos responsabiliza por nuestros olvidos pero uno debería ser más condescendiente consigo mismo.
Los archivos comprometedores me tienen engualichao!
La administración de mis recuerdos necesita contratar un servicio de limpieza.
El orden y prolijidad de los archivos de la memoria ¿impedirá nuevos tropezones con esa misma maldita piedra?
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