Se comenta en ciertos corrillos científicos de dudosa credibilidad —pero científicos al fin—, que el fútbol es el deporte más competitivo. Supera al béisbol, al rugby, al basquetbol y al hockey sobre hielo.
Mi escepticismo sobre estas opiniones surge de que ellos mismos confiesan que no es fácil la comparación porque los campeonatos de donde surgen los datos son diferentes en cantidad de encuentros y en las formas de llegar a conquistar las primeras posiciones.
Sin embargo supongo que algo de razón pueden tener pues yo también pienso lo mismo: el fútbol es un deporte muy competitivo porque quienes lo practican y lo alientan sólo quieren ganar sin importar demasiado:
- El desarrollo neuromuscular que se espera de cualquier actividad física,
- Llevando a un segundo (o tercer) plano el hecho de que es un juego que puede divertir sin perjudicar la confraternidad,
- Porque está en el centro de transacciones económicas multimillonarias,
- Porque la agresividad de los cotejos produce más heridas, fracturas, esguinces y contusiones que los demás deportes,
- Porque la belleza del juego es criticada cuando no se asocia a resultados exitosos.
¿Qué se logra gracias al fútbol? Por ser «pasión de multitudes», distrae a muchas personas, les da alegrías como si fueran propias (aunque también disgustos, pero como si fueran ajenos), los saca de la cruda realidad, disminuye la angustia existencial. Son ventajas nada despreciables. Como efecto secundario podría señalar que en ciertas dosis puede apartar tanto de la realidad que el consumidor emigra a un mundo paralelo.
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18 comentarios:
Me parece que esta comparación tiene algún problema. Todo el mundo que juega a algo quiere ganar y por eso hasta el golf es competitivo.
Cuando se dice que algunos gobiernos adormecen al pueblo con pan y circo, seguro que están favoreciendo el desarrollo del fútbol.
Mis mejores 5 años de vida los pasé como directivo de un club de football y después fui acusado injustamente de gastar dinero con desprolijidad, pero la adrenalina que corría en esa ocupación nunca más volví a sentirla en algún otro lado.
Cuando pierde Peñarol me amargo yo sólo y no dudo que es un problema absolutamente mío.
Podría decir que el football me gusta pero eso sería escaso. Debo decir que el football me hace bien, me calma, me quita ansiedad para soportar el trabajo y los problemas cotidianos. Supongo que me pasa esto porque me gasto toda la ansiedad en cada partido a morir.
Me parece que el fútbol es a los hombres lo mismo que las telenovelas a las mujeres. Sin embargo con las telenovelas no se cancela la deuda con las mujeres. Necesitamos espacios legítimos para reunirnos y descargar nuestra agresividad.
El fútbol me transforma. A mi me sirve porque lo uso en la dosis justa como para continuar siendo de los que reparte el pan.
El circo al parecer siempre ha formado parte de lo que llamamos civilización, pero a EEUU se le pasó la mano con el tremeno circo que han montado en esta campaña electoral.
Cuando los hinchas de fútbol entran en el mundo paralelo toman los fracasos de su cuadro como propios y la frustración puede arrastrarlos al homicidio.
No me imagino nada más peligroso que ir a ver un clásico al estadio con un bebe en brazos.
La angustia existencial no me la saco ni juntando las olimpíadas con el campeonato mundial.
quiero emigrar a un mundo paralelo de la mano de Forlán.
Eduardo Galeano escribió un libro que se llama "El fútbol a sol y a sombra", está más que interesante.
Deberían prohibir el consumo de fútbol en patota. Es más peligroso que el cigarro.
Ya en el preescolar se les enseña a los niños que lo importante es competir y no ganar. Que el fútbol es un juego para divertirse. Si los maestras fueran a los campeonatos de baby-fútbol y escucharan a los padres, se quedarían horrorizadas.
A mí me parece bien que se entrene a los niños para la vida real y para eso nada mejor que las ligas menores.
Los corrillos científicos constituyen un mundo paralelo lleno de curas, colchoneros, cara duras y polizones.
¿Qué lugar ocupa el boxeo en el ranquing de competitividad?
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