sábado, 2 de agosto de 2008

Juntos pero entreverados

Nacemos muy débiles y por eso necesitamos tanto del cuidado de nuestros padres.

El instinto de conservación de la especie en la madre la lleva a ser muy cuidadosa con su niño y el instinto de conservación del individuo del niño lo dota del arte de inspirar ternura y deseos de protejerlo.

A medida que el niño va sintiéndose más fuerte también busca ser más independiente y los padres disminuyen sus cuidados. Estos cambios son graduales aunque no continuos. El niño a veces se siente muy poderoso y autosuficiente pero media hora después puede sentirse vulnerable y retomar conductas que uno creía superadas. Los padres también tenemos nuestros avances y retrocesos en la libertad que concedemos.

Los vínculos son la representación mental de estos intercambios entre las personas que necesitan recibir y las que necesitan dar protección en cualquiera de sus formas: amor, cariño, alimentación, mimos, alojamiento, curación, abrigo, comprensión.

La solidaridad es un sentimiento por el que uno imagina que forma con el otro una sola persona, un solo cuerpo, un único «sólido». Los involucrados sienten que las necesidades y deseos de ambos son compartidos. Si el otro tiene frío, tengo que hacer algo para abrigarlo con tanto interés como si el frío lo tuviera yo mismo.

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22 comentarios:

Anónimo dijo...

Sueño con un mundo solidario, donde no haya maldad, egoísmo, agresividad. Mi madre dice que soy la reencarnación de Walt Disney.

Anónimo dijo...

En mi terapia saltó que amo a quienes me necesitan. Parece que el problema está en que no soy tan fuerte como para resolverle el problema a todos porque aún no he podido resolver los míos.

Anónimo dijo...

Las enseñanzas de Nuestro Señor Jesus Cristo nunca perderán vigencia. Son la verdad en estado puro.

Anónimo dijo...

Mi vida cambió de color cuando conocí a mi novio. Nunca pensé que pudiera lograr la felicidad con alguien que casi no ve.

Anónimo dijo...

Yo también a veces me siento capaz de lograr todo lo que me proponga y en poco rato no solamente me siento incapaz de lavar mi ropa interior sino que además me pregunto azorada para qué querría yo hacer todas aquellas cosas que imaginé cuando estaba entusiasta.

Anónimo dijo...

Mi niño ya tiene pelitos en la cara. Estoy vieja, él tiene sus propias ideas y casi no me hace consultas que yo disfrute respondiéndole.

Anónimo dijo...

Con mi esposa hemos logrado un vínculo solidario que me parece maravilloso. No me imagino que haría si algún día ella me engañara con otro hombre.

Anónimo dijo...

Si naceremos precarios que el cuellito no logra sostener la cabeza.

Anónimo dijo...

Pero no se olviden del reflejo prensil que hasta puede levantar su propio peso si dejamos que se agarre de nuestros dedos. Tienen mucha fuerza en las manos.

Unknown dijo...

Ojalá hayan muchas reencarnaciones de Walt Disney.
La solidaridad escaparía de la imaginación para transformarse en un valor vivo en la realidad.

Anónimo dijo...

Soy muy débil, por eso necesito que me apapachen y platicar mucho

Anónimo dijo...

Estoy seguro de que cuando nací era muchísimo más fuerte que ahora, un 0Km!

Anónimo dijo...

El cuidado de mis padres fue mi perdición.

Anónimo dijo...

Era el más popular del colegio hasta que comenzaron mis problemas de enuresis

Anónimo dijo...

Espera un momentico, mi mai no fue nada cuidadosa.

Anónimo dijo...

Con mi hijo todo chévere hasta los dos años.

Anónimo dijo...

La solidaridad nace ante la sensibilidad con respecto a necesidad del otro, como en el ej. del texto. Ojalá luego, en la madurez, nos convirtiésemos en seres tan fuertes como para ser independientes en la resolución de nuestras necesidades. Creo que lo más frecuente es que no suceda así.

Anónimo dijo...

Las manos de la foto están aferradas de manera sólida pero en el centro queda un hueco. Ese hueco podría ser la metáfora de la soledad última e íntima en que todos estamos, aún en los vínculos más fuertes.

Anónimo dijo...

Sentirse un solo cuerpo está demás!

Anónimo dijo...

Alguien dijo que el mal era el descanso del bien. Si estamos pesimistas lo damos vuelta y nos queda que el bien es el descanso del mal. Sea como sea resulta difícil definir a uno sin la presencia del otro.

Anónimo dijo...

Cuando no hay instinto de conservación es bueno recurrir a los conservantes.

Anónimo dijo...

Todas las personas necesitamos dar y recibir, de la forma en que usted lo dice parece que divide a la humanidad en dos grupos, según predomine una u otra necesidad.
Bueno ¿capaz que quiso decir eso?