lunes, 25 de agosto de 2008

Anorexia educativa

¿Qué es comprender? Es algo así como convertir al intelecto en un estómago. Para comprender algo, primero me tiene que preocupar, darme miedo, o algo por el estilo. Si me resulta indiferente, no me interesa comprenderlo.

MI hija, cada vez que recibe una llamada cerca de la hora 20:00, se encierra en su dormitorio y no se la oye hablar. ¿Quién la estará llamando a esta hora? ¡Mmmm! ¿Por qué tiene esa actitud tan reservada? ¡Mmmm!

El hambre es al estómago como la curiosidad es al intelecto. A mi no me interesa saberlo todo. Sólo quiero saber sobre aquello que tengo miedo. La intensidad de la curiosidad es proporcional al tamaño del miedo.

Cuando tengo hambre, la calmo comiendo. Lo que ingiero, mastico, digiero e incorporo, me calma el malestar. Cuando tengo curiosidad, quiero saber, comprender y ahí me pongo a averiguar, analizar, observar... que son los verbos equivalentes a ingerir.

Cuando tengo las cosas más o menos claras, me siento sin miedo, estoy satisfecho.

¿Cómo logro que se me vaya el miedo? Comiéndome lo que me amenaza. Efectivamente, el proceso de comprender es igual al proceso de digerir. La carne de vaca de una milanesa, una vez cumplido el proceso digestivo, pasa a ser carne de Fernando Mieres. La actitud de mi hija, una vez comprendida, pasa a ser conocimiento de Fernando Mieres.

El hambre y el miedo tienen semejanzas. Los que tenemos una curiosidad insaciable, funcionamos como bulímicos. Los que prefieren ignorar, funcionan como anoréxicos.

El sistema educativo vive quejándose de que los alumnos no se muestran interesados en los alimentos (conocimientos) que ellos entregan para ser ingeridos obligatoriamente. Quizás sus directores sean unos insensibles que no estén entendiendo nada sobre los gustos de sus comensales (alumnos).

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20 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Por qué ud dice que uno quiere saber porque siente miedo?

A mi me interesa todo lo que tenga que ver con Marilyn Monroe y no siento ningún miedo hacia ella.

¿Podrá explicarse mejor?

Anónimo dijo...

Ahora por suerte no tengo que ir nunca más a estudiar definitivamente nada más. Odio y odiaré cualquier cosa que se parezca a una clase, un curso, un profesor, una prueba escrita. ¡Basta por Dios! Si algún día tengo un hijo lo querré como para defenderlo de esta caterva de imbéciles.

Anónimo dijo...

Uno de los roles más importantes que deben cumplir los médicos es informar como para que la gente entienda. Ellos quizá no puedan modificar el curso de muchos padecimientos pero al menos producen un fuerte alivio en el miedo que sentimos cuando algo nos funciona distinto.

Anónimo dijo...

Licenciado, con toda deferencia, pero me parece que en este artículo metió demasiados conceptos escasamente populares. Quizá tenga que agregarle un poco de agüita para que no quede tan denso.

Un saludo bolivariano

Anónimo dijo...

Los viejos dicen que los remedios para ser buenos tienen que producir desagrado.

Ahora que estamos en una generación menos masoquista, bien podrían encontrar formas de educar a los jóvenes con métodos más atractivos.

Anónimo dijo...

De alguna manera ya está dicho, pero quizá se entienda mejor este artículo si sustituimos siempre la palabra "miedo" por "preocupación" ó "angustia".

Anónimo dijo...

Me hizo acordar a una fábula en la que un burro se comía (literalmente) los libros.

Anónimo dijo...

Si el hambre y el miedo tienen semejanzas, qué horrible debe ser padecer hambre y no tener nada para comer.

Anónimo dijo...

Nos vemos obligados a transmitir al menos una parte del saber acumulado por la humanidad hasta ahora. La tarea de los estudiantes siempre será ardua.

Anónimo dijo...

cuando quiero comprender me calmo comiendo

Anónimo dijo...

Todo lo prohibido me genera curiosidad, desde que era chico.

Anónimo dijo...

Si ya en la época de los griegos se daban cuenta de que cuanto más sabían, más conocedores eran de todo lo que ignoraban ¡imaginate ahora! Los chicos no estudian para no sentirse ignorantes.

Anónimo dijo...

Todo lo que me produce curiosidad es inservible.

Anónimo dijo...

En mi país nos quejamos de que hay mucha inseguridad pero no se nos da por estudiar criminalística.

Anónimo dijo...

Prefiero la curiosidad al hambre porque no engorda.

Anónimo dijo...

Nuestros estudiantes son muy valientes.

Anónimo dijo...

el que llama a tu hija soy yo, gil

Anónimo dijo...

Todavía no terminé de digerir la doctrina católica y ya me hablan de neoliberalismo.

Anónimo dijo...

El desaliento era tan generalizado que ni caramelos de menta se vendían.

Anónimo dijo...

Mi ex se hace el anoréxico pero yo sé que conmigo tiene una bulimia impresionante.