martes, 19 de agosto de 2008

«Prohibido salivar en su cama»

El trabajo de mi segundo hijo consiste en recorrer permanentemente un enorme sanatorio, con una población estable (entre pacientes y funcionarios) de 1.600 y con una población circulante próxima a las 5.000 personas. Todos los días, esa construcción es testigo o víctima de más de 6.000 actitudes, costumbres, descuidos, robos, vandalismo, reclamaciones, dramas, dolores, alivios, nacimientos, curaciones, fallecimientos, lágrimas y sonrisas.

El edificio fue construido hace más de 60 años y goza de muy buena salud. Nuestro cuerpo está expuesto a muchos más microorganismos permanentemente y el sistema inmunógeno logra que ni nos enteremos de sus intentos de enfermarnos.

Resumiendo, mi segundo hijo trabaja como «sistema inmunógeno» de un edificio.

Claro que esa población de personas que usan el edificio con diferentes grados de descuido, no tienen la misma actitud en sus respectivas casas.

Nadie se roba su propio papel higiénico, ni una canilla del sanitario, ni arranca el pestillo de una puerta, ni pone un graffiti en una pared de mármol, ni corta el tapizado de un sillón. Está demostrado que cuidamos de diferente manera lo propio que lo ajeno.

Cuando nacemos somos muy vulnerables, nuestros padres nos cuidan hasta que somos fuertes y podemos defendernos solos, pero sucederá hasta el último día de nuestras vidas que los demás nos cuidarán menos que nosotros mismos y que nosotros cuidaremos a los demás menos que a nosotros mismos. Esto es inevitable, con las personas y con los edificios.

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22 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo 41 años pero aparento 55 porque me amargo por todo. No soporto el vandalismo. Si lo veo después de comer, seguro que tengo diarrea. Estoy enfermo.

Anónimo dijo...

Tienes razón Hernan, estas enfermo. La vivo de maravilla porque todo me importa un bledo. Si no fuera por gente como yo, el hijo del licenciado no tendría trabajo. Encara el tema por ese lado y ¡buen provecho!

Anónimo dijo...

Las personas somos cerdos y los cerdos parecen sucios cuando no limpiamos las porquerizas.

Somos de lo peor. Y las mujeres somos más mugrientas que los varones.

Anónimo dijo...

De a poco y sin apuro, ahora que ya tengo a mis hijos criados, estoy empezando a comprender que cada uno tiene que cuidarse sólo. Soy lento pero inseguro. jojojo

Anónimo dijo...

Este artículo comenta una tontería sin embargo no deberá ofenderse el licenciado porque resalto que las cosas más obvias pasan desapercibidas y es muy edificante que ud las señale.

Gracias y hasta siempre.

Anónimo dijo...

Esta mañana la gente habrá pensado que estoy loca. De golpe leí desde el colectivo un graffiti que decía: "Se pintan casas a domicilio". Todavía me río. ¡Qué genios!

Anónimo dijo...

Te puedo pagar Fornicar con Mastercar? jajaja

Anónimo dijo...

"Dráculas las prefiere mestruando"

UAUAUAUA!!!

Anónimo dijo...

basta mirar un rato Animal Planet para darse cuenta que todo es una selva

Anónimo dijo...

Me quedé con nostalgia de recién nacido. "Necesito alguien que me emparche un poco y que limpie mi cabeza, que cocine guisos de madre, postres de abuela..."

Anónimo dijo...

El otro hijo del Licenciado es un microbio.

Anónimo dijo...

El muchacho que trabaja en el sistema inmunógeno está asociado con Mr. Músculo.

Anónimo dijo...

Después de tanto limpiar en casa necesito liberar energías y en otras casas soy un poco descuidada.

Anónimo dijo...

Cuando estoy muy mal económicamente me robo el papel higiénico de casa y siento que ahorro.

Anónimo dijo...

Ojalá no llegue el día en que otros tengan que cuidar de mí. Prefiero morir antes.

Anónimo dijo...

Tendemos a cuidar más las cosas que conseguimos por nuestros propios medios que lo venido de arriba. De todos modos acepto donaciones.

Anónimo dijo...

Si me enojo hago destrozos, aunque sea mi propio hogar. Después me lamento. No logro controlarme.

Anónimo dijo...

Seguí vulnerable hasta los 30 pero mis viejos me sacaron a las patadas a los 20.

Anónimo dijo...

Soy fuerte en el aguante pero no logro defenderme sola.

Anónimo dijo...

No es nada fácil estar en condiciones como para cuidar de sí mismo sin hacerse trampas al solitario.

Anónimo dijo...

Las contrapartidas de los regalos asustan.

Anónimo dijo...

Soy más descuidada en mi casa que en casas ajenas. En mi lugar me siento con derecho a ensuciar y limpiar cuando tenga ganas, no me siento con ese mismo derecho en la casa de un familiar o un amigo.