martes, 15 de julio de 2008

«Tu te quedas»

«El amor mueve montañas». ¡Hermosa constatación! «El odio mueve montañas». ¡Fea constatación!

Guiados por el deseo de pasarla bien no contamos toda la historia, pero habría que poder hacerlo. Quizá el odio logre moverla hasta diez centímetros más lejos que el amor y más aún: quizá lo que empezó siendo una montaña acá termina siendo un médano después del odioso desplazamiento...pero éstas ya son conjeturas.

El amor y el odio son sentimientos que mueven al ser humano pero uno es popular y el otro impopular. ¿Qué sucede entonces? Que los usamos según vayan surgiendo uno u otro pero cuando aparece el feo odio tratamos de ocultarlo. A veces con tanta eficacia que hasta nosotros mismos no sabemos que está en nuestro corazón.

Para ocultar esta parte impopular de nuestro espíritu hacemos muchas cosas, pero una de ellas consiste, por ejemplo, en seguir vengándonos de alguna injusticia que cometieron con nosotros pero disimulando tanto que ninguno nos damos cuenta de lo que pasa.

¿Sabe alguno de ustedes por qué yo no podía dejar de viajar y ya dí varias veces al vuelta al mundo? ¡Muy fácil! (ahora que me enteré, claro). Cuando yo tenía 10 años mis padres y mis hermanos comenzaron a hacer preparativos para visitar una ciudad ubicada a 600 kilómetros. Para mí aquello era un viaje a las estrellas. Estuve a punto de morirme de indignación cuando mi hermano mayor me dijo «No te vistas que no vas» ¡Y ME DEJARON CON MIS ABUELOS!

Para poder ocultar el odio que tenía dentro de mí empecé a viajar en cuanto pude hasta que me enteré del aforismo del psicoanálisis que me hizo ver el automatismo de «Repetir para no recordar». Viajando obsesivamente (repetir lo que no pude hacer a los 10 años) yo lograba «no recordar» el odio incendiario que también quemaba mi alma.

●●●

16 comentarios:

Unknown dijo...

Es dificil y lleva tiempo comprender que el equivocarnos es una posibilidad. Y a cada error podemos convertirlo en una llave para aprender algo, entre otras cosas a amar.

Anónimo dijo...

Simplificado así reconozco que varias cosas que he obtenido han sido en revancha por vergüenzas que me han hecho pasar.

Anónimo dijo...

Por suerte o por desgracia tengo fotografías mentales de todos y cada uno de los odios que guardo en mi album de próximas venganzas.

Anónimo dijo...

Es cuestión de vocaciones. A mi me da mucho trabajo la venganza. Prefiero hacerme el idiota.

Anónimo dijo...

Para mi que Freud lo que hizo fue darle una redacción diferente al dicho popular de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.

Anónimo dijo...

Yo adhiero más bien al amor y no al odio porque éste funciona como un búmerang y me quita el sueño.

Anónimo dijo...

soy psicóloga y a esto que se describe lo conocía como "compulsión a la repetición". ¿Es lo mismo?

Gracias

Anónimo dijo...

Cuando yo tenía 11 años mi hermana mayor (16) me hizo creer que había oído que mis padres estaban organizando en secreto un gran festejo para mi cumpleaños. Estuve varios días soñando con todo tipo de cosas y cuando me enteré de la verdad mis padres casi la matan a ella pero un tío me dijo que la culpa era de los dos porque yo había sido un tonto en creerme toda la historia.

No sé cómo esto marcó mi vida. Sólo estoy seguro de que la marcó.

Anónimo dijo...

Este artículo me hizo acordar a una frase que se repite mucho en Chile y que dice: "Los pueblos que olvidan su pasado están condenados a repetirlo". Creo que se refieren a todo lo que pasó en la época de Pinochet.

Anónimo dijo...

Entre los judíos se viven haciendo alusiones al Holocausto.

Anónimo dijo...

A mi también me sonaba raro al principio pero la verdad es que a la gente "buena" no le creo y si es "muy buena", le tengo miedo.

Anónimo dijo...

Tengo un hermano mayor que es adoptado pero él me estuvo martirizando durante años diciéndome que a mi no me habían querido decir que también soy adoptado porque soy mucho más débil y podrían causarme una enfermedad.

Anónimo dijo...

Tenía un eczema horrible en la cara. A veces no quería salir de mi dormitorio. Cuando cumplí los 15 años no acepté que me hicieran la fiesta. Ahora tengo un cutis normal y todos opinan que fue el psicoanálisis que me permitió sacar para afuera toda la agresividad reprimida que tenía.

No piensen que ahora me peleo con todos: simplemente comunico claramente lo que no me gusta.

Anónimo dijo...

¡Cómo lamento no haber tratado mejor a mi viejo! Hace años que murió muy viejito porque me tuvo ya de grande y siempre le hice la guerra casi por cualquier cosa que él hacía. Por ejemplo, le hacía cualquier desplante si al masticar hacía ruido con la boca. Según parece yo habría sentido cuando él hacía el amor con mi madre y ésta se quejaba como si la hiciera sufrir.

Anónimo dijo...

Cuando era bien chico (9 o 10 años), mis hermanas me desnudaron y me besaron el pene. A mi me gustó pero algún lío tengo en la cabeza porque sexualmente soy un fracaso irrecuperable.

Anónimo dijo...

Mi primo es la persona que más odio en mi vida. Cuando tenía pocos años me hizo creer que si le robaba dinero del bolsillo del saco a mi papá, éste no se enteraría y podríamos comprarnos una cantidad de cosas. Después de que hice el robo y nos gastamos todo el dinero, me dijo que si no lo dejaba tener sexo conmigo le contaría todo a mi padre y así fui sodomizado durante meses. Por suerte se fueron a otra ciudad.