sábado, 5 de julio de 2008

¿De quién es este cuerpo tan precioso?

Nuestra conducta funciona según cómo interpretamos la realidad. Por ejemplo, si somos optimistas hacemos ciertas cosas que no hacemos si somos pesimistas; si tenemos miedo a los aviones los usamos menos que si nos resultan divertidos.

Nuestra conducta también está en sintonía con lo que son nuestras responsabilidades: tengo que apartarme lo suficiente si veo que un edificio se cae hacia donde estoy parado; si estoy lejos de un centro poblado tendré en cuenta que un pedido de auxilio podría demorar horas en aparecer; si tengo poco dinero para vivir hasta que reciba nuevos ingresos, deberé preocuparme de hacer una administración tal que me salve de pasar necesidades muy penosas.

Todo se complica cuando el gobierno, en una actitud extrañamente paternalista, me obliga a ser cuidadoso conmigo mismo (no me deja fumar, me obliga a usar cinturón de seguridad cuando conduzco un auto, me obliga a usar casco cuando conduzco una motocicleta, etc.). Al no saber quien es realmente el dueño (responsable) de mi cuerpo y de mis circunstancias, es probable que caiga en una serie de torpezas y confusiones, atrofiando los reflejos defensivos que se agrupan en mi instinto de conservación.

●●●

19 comentarios:

Unknown dijo...

Ser LIBRE es estar lo suficientemente despierto.

Anónimo dijo...

No entiendo por qué estaría mal que haya protección de más.

Anónimo dijo...

Tengo la vaga noción de que a nuestros hijos tenemos que ir dejándolos de a poco para que se vayan haciendo cargo de sí mismos, o sea que cuando alguien nos cuida demasiado es probable que nos dejemos estar.

Anónimo dijo...

No me parece mal que me cuiden pero me parece mal a que me pongan multas por cualquier motivo. Para mí que están tratando de recaudar fondos gracias a mis equivocaciones.

Anónimo dijo...

Los norteamericanos son los modelos de la disciplina ciudadana y se viven matando a tiros y masacrándose. Ergo: los gobiernos muy controladores fabrican asesinos. (Quizá no sean tan así pero no tengo todo el día para estar explicándome-jajaja)

Anónimo dijo...

Creo que el cinturón de seguridad es una buena idea para que en caso de accidente no se desparramen los cadáveres. Cuando vienen los socorristas tienen que estar horas buscando los pedazos y eso puede evitarse con un poco de colaboración de parte de los futuros fragmentados.

Anónimo dijo...

El ejemplo que más sirve es el del circo: Cuando el trapecista cuenta con una red de contención, puede ser más creativo en sus piruetas. Si no cuenta con ella puede ser más responsable de sus actos. Después no sé cómo seguir el razonamiento pero si alguien me ayuda...

Anónimo dijo...

Lo más lindo de un país es poder tener de qué quejarse siempre. Los gobiernos eficientes son aburridores. Por eso es bueno tener una dictadura para luchar clandestinamente, es bueno tener una democracia para insultar al presidente a los gritos sin que nadie nos sanciones, es bueno estar en guerra para que todos seamos más amigos.

Anónimo dijo...

Padezco de un déficit de adrenalina y por eso tengo que transgredir por razones médicas. Cada vez que un policía de tránsito me hace señas, huyo en una carrera frenética y a veces les gano. Hace años que me quitaron la licencia de conducir y eso me ha mejorado mucho.

Anónimo dijo...

El licenciado está refiriéndose a cuando los gobiernos nos consienten, cuando estamos sobreprotegidos, cuando recibimos un exceso de mimos.

Estoy de acuerdo con él en el plano de lo teórico y comparto la hipótesis de las consecuencias (atrofia del Instinto de Conservación), pero no haré nada para que esto cambie: prefiero los mimos al abandono. Este ya lo padecí a nivel personal.

Anónimo dijo...

Para mí que los gobiernos muy protectores generan un estado de irresponsabilidad mucho peor que las consecuencia de dejar que cada uno se cuide.

Anónimo dijo...

Yo veo que esto que hacen los gobiernos protectores es lo mismo que hizo la Iglesia durante siglos: Los curas eran los intermediarios obligatorios entre Dios y los fieles. Pues bien, los gobernantes quieren hacer lo mismo entre el Instinto de Conservación y el sujeto.

Anónimo dijo...

Los gobernantes, los religiosos, los médicos y los filántropos son personajes de la fauna humana que tratan de decirle a cada uno cómo hay que hacer para vivir. Pero esto no es lo único importante. Ellos no existirían si no hubiera personas que pensaran que para poder vivir, hay que hacer un estudio, un trámite, una gestión, un trabajo, buscar expertos, montar una empresa.

Anónimo dijo...

Los aviones me resultan divertidísimos pero muy caros.

Anónimo dijo...

Cuando tiraron las torres de Cristalerías del Uruguay pasé corriendo por debajo justo un segundo antes de que tocara el suelo la más alta. Lo juro.

Anónimo dijo...

Allá donde yo vivo hay un camino entre las sierras que se pasa a mula. Allá a veces los vientos son fuertes y endemoniados. Para ir a buscar un puding hay que ser macho.

Anónimo dijo...

Penosa es la libreta de tapas negras y manoseadas que lleva con puntualidad la almacenera.

Anónimo dijo...

Mi gobierno no me permite morir porque son muchos los que emigran.

Anónimo dijo...

En mi instinto de conservación tengo atrofiados unos cuántos reflejos laborales. En compensación hice un hiperdesarrollo de la glándula de la siesta.