sábado, 19 de julio de 2008

Deseo nuclear

La energía nuclear está fuertemente asociada a la desaparición física de dos ciudades en Japón (Hiroshima y Nagasaki el 6 y 9 de agosto de 1945 respectivamente). Y digo «desaparición física» porque muy pocas ciudades de ese país están tan presentes en el recuerdo de la humanidad.

La energía nuclear es creada y administrada por el ser humano pero no solamente tiene un uso bélico como el que la hizo famosa. Los reactores nucleares son utilizados para la generación de energía eléctrica, mecánica o térmica.

Sin embargo, aún en este uso, también sucedió un hecho traumático que arrojó más temores sobre su uso. En 1986 la ciudad de Chernóbil (Ucrania) tuvo que ser desalojada por el desastre ecológico que provocó un reactor nuclear ubicado a 14 kilómetros.

Ambas experiencias (Japón y Ucrania) fueron tan traumáticas que a una mayoría de personas les resulta muy dificultoso aceptar que se instalen cerca de su casa estas eficaces fuentes de energía.

Estos datos de la realidad me sugieren comentar con ustedes dos particularidades de la especie humana:

1) Que una experiencia traumática nos predispone negativamente de una manera absolutamente desproporcionada (por ejemplo, si existe una posibilidad remotísima de que el evento trágico vuelva a suceder, nuestro cerebro nos ordena considerarlo como que volverá a suceder siempre, todas las veces, hasta el infinito, sin pausa, infaliblemente).

2) Que cualquier «energía poderosa» la asociamos con nuestro deseo, ese impulso que cuando es muy intenso nos provoca miedo de que nos induzca a cometer algún acto del cual nunca terminaremos de arrepentirnos.

La energía nuclear y el deseo tienen características en común que nos llevan a tenerles miedo y a tomar distancia de uno y de otro.

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15 comentarios:

Anónimo dijo...

Esas bombas atómicas en Japón terminaron con una guerra. Sigo sin saber si debió ser o no debió ser que todo eso tuviera que suceder.

Anónimo dijo...

Fijación al trauma = "Quien se quemó con leche, ve una vaca y llora".

Anónimo dijo...

Mi fantasía es tener un pene atómico para que tenga la dureza de la criptonita, que sea imbatible, incansable, inoxidable. Mientras pienso en esto no pienso en la pasta base.

Anónimo dijo...

La humanidad (dentro de la cual me incluiré si uds me lo permiten-gracias-continúo), está pasando por un período de miedo a los desastres ecológicos, a los transgénicos, a las intoxicaciones, al deshielo, al agotamiento del agua dulce, al cáncer, al sida, al sobrepeso, a que yo siga haciendo esta lista, ...

Anónimo dijo...

De lo que tengo verdadero terror es de la corriente que viene por los cables. Tomo demasiadas precauciones para enchufar o desenchufar algo. No descarto que tb sea miedo a electrocutarme con mis ganas locas de cosas indebidas.

Anónimo dijo...

El ser humano no solo se trauma con lo que le haya pasado sino que también se trauma con lo que imagina que podría haberle pasado. Por eso somos el bicho más traumado de la creación. ... y miren que yo de traumas sí que sé muchísimo. jijiji

Anónimo dijo...

Si le tengo temor a que pongan un reactor nuclear en mi barrio es por haber visto que en Springfield lo controla un atolondrado alcohólico como Homero.

Uds dirán que es un comic, pero tengo para responderles que la realidad es más creativa que la ficción.

Anónimo dijo...

Nada más impresionante que un ataque de epilepsia. Parece un terremoto dentro de un cuerpo humano.

Anónimo dijo...

Lo que se menciona con cierto dejo de cosa defectuosa -el trauma- en realidad es una forma muy eficiente de defendernos de los peligros.

Anónimo dijo...

Hace poco circulaba por Internet un PowerPoint con tomas aéreas de Hiroshima y Nagasaki. Están espléndidas peeeeero....

Anónimo dijo...

Fui atacado por dos muchachos que estaban drogadísimos y quedé impresionado con la furia desatada contra nosotros y hasta contra ellos mismos.

Anónimo dijo...

La historia de asesinatos de EEUU tiene un collar de perlitas imposible de igualar.

Anónimo dijo...

Todas las veces que tomo alcohol un poquito de más, lo hago con la esperanza de que ocurra un accidente y que mi timidez se libere justo delante de alguien que pueda aprovecharse de mi.

Anónimo dijo...

Cuando con mis hermanos éramos pequeños mi padre era alcohólico y nos maltrataba a todos. Después ingresó en un grupo de Alcohólicos Anónimos y podría decirse que se curó, pero yo no puedo dejar de tenerle miedo y a veces lo trato mal.

Anónimo dijo...

Este artículo me trajo el recuerdo de una película que me impresionó muchísimo y que se llamaba 20.000 leguas de viaje submarino (el submarino era atómico).