miércoles, 23 de julio de 2008

Cooperación egoísta

Los seres humanos sólo podemos vivir en comunidad y ayudándonos mutuamente. Claro que la ayuda no es la que nosotros preferimos sino la que requiere nuestra naturaleza.

Aunque suena extraño, la vida depende en gran medida de permanentes acciones de construcción y destrucción. El organismo está quemando continuamente calorías y cada pocas horas tenemos que reponerlas ingiriendo algún alimento que, habiendo sido un ser vivo, tuvo que morir para que nosotros lo comiéramos.

Esta destrucción constructiva puede ser bastante fácil de entender pero hay otra que no se puede aceptar así nomás.

Todos tenemos que ser egoístas. En esencia, aunque nos cueste aceptarlo, nos amamos mucho, pero somos tan débiles que necesitamos contar con la ayuda de nuestros semejantes QUE TAMBIÉN SE AMAN MUCHO!!

Para que dos egoístas se ayuden mutuamente tiene que generarse una tensión que venza ambas tendencias y para vencer esta tensión tenemos que consumir mucha energía.

Por tanto, no solamente que tenemos que matar (animales y plantas) para seguir vivos sino que tenemos que vivir en un permanente conflicto entre lo que estamos dispuestos a dar(venciendo nuestro saludable egoísmo) y lo que necesitamos que nos den personas que tampoco están dispuestas a dar.

Para estar vivos es imprescindible luchar logrando más triunfos que fracasos.

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12 comentarios:

Unknown dijo...

No creo que viviendo en permanente tensión se logre la felicidad.
Se podría buscar una alternativa, no le parece?

Anónimo dijo...

Debe ser por esto que dicen que el trabajo es salud.

Anónimo dijo...

"Lo que ataca y no mata, fortifica"

Anónimo dijo...

El economista Schumpeter creó la expresión "destrucción creativa". Debe tener algo que ver.

Anónimo dijo...

Me parece que los animales son aún menos solidarios que los humanos. Quizá sea porque no son tan débiles.

Anónimo dijo...

Entonces vivo peleándome todo el día no porque tenga mal carácter como me dicen sino porque esta es la naturaleza humana? ¡Uff, qué alivio!

Anónimo dijo...

La vida nos está tomando un examen por segundo y el día que no lo salvemos, morimos. Cuando me reciba de viejo estaré agotado igual que mi abuelo.

Anónimo dijo...

Estoy con sobrepeso pero ahora que me doy cuenta que estoy matando seres vivos supongo que el sentimiento de culpa me hará adelgazar.

Anónimo dijo...

Este artículo está vinculado al dilema del prisionero dentro de la teoría de los juegos. Si alguien quiere saber en qué consiste, puede encontrarlo en Wikipedia.

Anónimo dijo...

Se los copio y pego porque soy más piola que el presidiario (¡Así me va a ir! jajaja)

La policía arresta a dos sospechosos. No hay pruebas suficientes para condenarlos y, tras haberlos separado, los visita a cada uno y les ofrece el mismo trato. Si uno confiesa y su cómplice no, el cómplice será condenado a la pena total, diez años, y el primero será liberado. Si uno calla y el cómplice confiesa, el primero recibirá esa pena y será el cómplice quien salga libre. Si ambos permanecen callados, todo lo que podrán hacer será encerrarlos durante seis meses por un cargo menor. Si ambos confiesan, ambos serán condenados a seis años.

Anónimo dijo...

Los juegos de roles son lindos porque te ponen en situaciones de este tipo y a veces te va bien y otras veces te dan ganas de matarte por idiota. Perder es horrible siempre.

Anónimo dijo...

Ya que "el complice" puso ese resumen tan bueno, puedo decir en base a él que cuando nos ataca la paranoia podemos traicionar a nuestra madre suponiendo que ella nos será infiel. Es casi imposible confiar en alguien cuando hay tanto en juego. A veces es bueno tener en cuenta la ganancia que se tendrá si uno confía en el otro una vez que ambos queden libres.