sábado, 26 de julio de 2008

Acepto diagnósticos

Pido limosna desde hace muchos años. Me alegra cuando veo venir a una señora bien vestida porque es muy probable que ella me de algunas monedas y hasta algún billete. A veces falla pero generalmente recibo lo que para nuestra alimentación es tan necesario: el dinero con el que comprar los alimentos que nos permitan vivir hasta el día siguiente.

El estar siempre en el mismo lugar, durante doce y hasta catorce horas diarias, de lunes a domingos, con sol y con lluvia, con frío y con calor, hizo que algunas personas se convirtieran en «colaboradores habituales» y poco a poco la certeza de nuestra alimentación fue aumentando y por tanto nuestro bienestar.

Mis tres hijos crecieron, pudieron estudiar y conseguir una fuente de ingresos mejor que la mía. Sin embargo algo de mi forma de ganarme la vida los marcó mentalmente. Especialmente a mi hija mayor, que ahora está casada y que es una admiradora incondicional de cuanta gente famosa aparece en la televisión. Sueña con conocerlos, tocarlos, recibir una mirada de ellos. Es algo extraño.

Una de mis «colaboradoras habituales» casi no me da dinero pero suele detenerse unos pocos minutos a preguntarme cómo andamos mi familia y yo. Es psicóloga. Le conté la pasión tan particular de mi hija mayor y me dio una explicación que me llenó la cabeza de ideas.

Ella dijo: “Tu siempre estuviste pendiente de quienes tienen dinero porque pensabas que podían darte unas monedas ya que esa era tu necesidad imperiosa para poder seguir viviendo. Quizá tu hija está pendiente de quienes ella piensa que tienen mucho amor del público porque la necesidad que ella tiene es de afecto”.

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20 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Buenísimo! Nunca mejor explicado. Vengo siguiendo su blog desde hace tiempo y esta vez creo que entendí cabalmente esta idea.

Anónimo dijo...

Yo acostumbro darle algunas monedas a una señora que desde hace años para siempre en el mismo semáforo. Ya somos conocidas y en Navidad me gusta darle $ 50. Ella es muy agradecida y me devuelve una mirada de simpatía que pocas veces recibo en el resto del día.

Anónimo dijo...

Con esto que dice ahora el Presidente del INAU, se me confunde un poco que postura tomar con respecto a la limosna. Soy católica y en la Iglesia tenemos una postura a favor, al menos algunos sectores. No quiero fomentar el trabajo infantil pero tampoco me gusta pensar que deban pasar tantas horas en la calle para juntar el dinero que deben entregarles a los adultos a su cargo.

Anónimo dijo...

No creo que los que piden en la calle sea para comer. Yo veo que a los chiquilines les dan en las pizzerías paquetes con lo que deja la gente en el plato sin tocar.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Paolo. Más de una vez me pasó de ofrecerles comida a los niños y me dicen que precisan plata para el boleto porque viven lejos y ya juntaron lo que tenían que juntar pero todavía les falta para volver a su casa.

Anónimo dijo...

A mí que no vengan a pedirme dinero para que después pibes de 10 años anden fumando y chupando vino (en el mejor de los casos)

Anónimo dijo...

Los padres de los niños que piden no tienen hábitos de trabajo porque tampoco lo tuvieron sus propios padres y abuelos. Ahora le transmiten lo mismo a sus hijos ¡cuándo vamos a cortar este círculo vicioso!

Anónimo dijo...

No creo que la sra. del relato haya mandado a sus hijos a la escuela. Habrán ido de vez en cuando para no perder los beneficios sociales, pero es más lo que faltan. Igual los pasan de año para tratar de que finalicen, aunque sea a los ponchazos, el ciclo escolar. He viajado mucho y la historia se repite aquí en Bs. Aires y en toda Latinoamérica, con pequeñas variantes.

Anónimo dijo...

La mayoría de los adolescentes sueñan con los famosos y con ser famosos. La explicación que ud. da me parece muy interesante.

Anónimo dijo...

A ver si entendí bien: el planteo suyo sería que los hijos de esta mujer interpretaban que quienes tenían y le daban plata a su madre era gente buena, que le entregaba el dinero por cariño. ¿Es eso lo que ud. quizo decir?

Anónimo dijo...

Si Dahiana, a eso me refiero. Lo que no podían saber esos niños es que muchos lo hacían para lavar su conciencia.

Anónimo dijo...

Mi padre no pedía limosna pero era empleado del gobierno. Pará mí es más o menos lo mismo porque nunca pude saber qué hace y, eso sí, soy lo cholula y me pregunto si no será que la fama equivale a gente rica de amor y lo que es mi padre ha sido bastante ausente de mi vida.

Anónimo dijo...

Todos necesitamos amor, pero el amor del público no es nada fiel, al menos aquí en USA.
Soy uruguayo y hace 5 años que estoy aquí. Nosotros tampoco somos un público fiel, para mí los más fieles con sus artistas son los porteños.
Saludos a todos.

Anónimo dijo...

¡Muy buena la explicación! Parece de libro. La voy a imprimir. Gracias y saludos a todos.

Anónimo dijo...

Si, claro, esa vieja da plata porque está már cerca del arpa que de la guitarra. jajajaja

Anónimo dijo...

En donde yo vivo hay un señor que podría ser como éste y todos le damos dinero porque sentimos que él nos cuida de la gente extraña que anda en la zona. Hasta tiene teléfono móvil y el número de todos nosotros.

Anónimo dijo...

Si hablamos de Marylin Monroe, una fama muy grande y murió sola como un perro. Pobrecita.

Anónimo dijo...

Hace años apareció un señor así cerca de mi casa, se hizo amigo de mi padre y empezó a trabajar para nosotros haciendo de todo porque es muy habilidoso y confiable. Casi, casi, se casa con mi hermana. Hubo un poco de lío pero todo se arregló, ella se fue a Bogotá y él no hizo problema.

Anónimo dijo...

Las formas de ganarse la vida que tienen algunas gentes son poco menos que insólitas. A veces pienso que me hago problemas por pequeñeces.

Anónimo dijo...

No creo en esas leyendas de que existen pordioseros que amasan grandes fortunas con su forma de pedir una pequeña ayuda.