jueves, 16 de mayo de 2013

Su esposo no es deseado por otras



 
Como ni usted ni las otras mujeres se acuestan con cualquier varón, no es imprescindible fornicar sin ganas.

En otro artículo (1) comento que la esposa a veces tiene que tener relaciones sexuales sin desearlo porque teme que su compañero le sea infiel por la presión erótica acumulada.

Es cierto que los varones andamos por la vida recibiendo señales de mujeres en celo que desearían ser fecundadas para procrear.

Esta amenaza que parece dinamitar la monogamia es mucho menor a lo imaginado porque esas mujeres que cursan su período de ovulación no aceptarían como gestador a cualquier varón que se les ofrezca.

A modo de ejercicio y si usted es mujer, piense en cuántos hombres conoce que podrían ser padres de sus hijos.

En mi valoración subjetiva y de manera absolutamente insegura, me arriesgo a decirle que usted no aceptaría más de uno por década de edad, es decir que si usted tiene veinte años quizá conozca solo dos hombres con los que le gustaría tener hijos; si tiene treinta años, quizá solo conozca o haya conocido a tres varones y así sucesivamente.

En otras palabras, las mujeres podrán andar por todos lados mirando a su compañero, pero es muy poco probable que alguna lo convoque realmente, aunque él, dotado de las ilusiones propias de los varones, imagine que todas lo aceptarían.

La mujer que se siente obligada a tener sexo sin ganas, es decir, a ejercer una especie de humillante meretricio, cree que todas las demás tienen sus mismos gustos, pero eso no es así: a usted le gusta su compañero, es el padre de sus hijos, pero las demás mujeres gustan de otros varones aunque coqueteen con todos.

Como ni usted ni las otras se acuestan con cualquiera, el meretricio humillante, (hacer el amor sin ganas), es prescindible.

 
(Este es el Artículo Nº 1.899)

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