jueves, 23 de mayo de 2013

Más realistas que el rey



 
Quienes parecen «más realista que el rey» no demuestran en realidad lo que groseramente pretende hacer creer.

Algunas personas corren con mayor velocidad que los campeones olímpicos, pero no llegan a integrar el podio de los ganadores porque ese desempeño pueden sostenerlo en carreras de cincuenta metros mientras que los campeones pueden sostenerlo en carreras de 42.195 metros (Maratón).

Quienes no diferencian una prueba de la otra tienen dificultades para ubicarse en varios órdenes de la vida.

Pero no quiero hablarles de las competencias olímpicas sino de quienes son «más realistas que el rey».

Utilizamos esta expresión para definir a un tipo de personas exageradas que nos provocan serios inconvenientes sociales.

Me refiero a quienes, para llamar la atención y/o para conseguir algún beneficio, ofrecen desempeños muy superiores a los demás, superiores a quienes ya están realizando la tarea, superiores a los supuestos competidores por un cargo público o de colaboración con una persona importante.

Estos supuestos súbditos más enérgicos, eficaces y valientes que la persona a quien desean subordinarse (ser tomadas como empleadas, por ejemplo), hacen grandes apuestas exagerando el fervor con que acometen cualquier tarea que se les pida.

Generalmente obtienen sus fugaces logros, (como el veloz corredor de solo cincuenta metros), en tareas particularmente destructivas, haciendo alarde de coraje, de falta de inhibición, de fundamentalismo.

Cuando en nuestra existencia tenemos que vérnoslas con estos personajes solemos quedar atrapados en situaciones difícilmente sorteables porque no podemos entender la globalidad del fenómeno y cuando podemos entender y reaccionar, quizá ya sea tarde.

Es una buena reacción defensiva señalar ostensiblemente que ese breve superdotado no es, sino que solo parece ser «más realista que el rey» y que esa conducta no es prueba suficiente como para demostrar que en realidad es superior a los demás como groseramente pretende hacer creer.

(Este es el Artículo Nº 1.906)

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