La mujer dejará de estar
acompañada cuando la hormona que la estimula a fecundar desaparezca de su
cuerpo.
Como les he comentado veces anteriores
creo que somos animales igual que los otros aunque con una autopercepción que
nos hace creer superiores a las otras especies.
Esa autopercepción
(subjetividad) nos induce a creer inclusive historias tales como que el
Universo fue creado por un ser infinitamente superior, con quien mantenemos un
vínculo especial. Suponemos algo parecido a que ese Ser es como un monarca que
nos alhoja en su castillo mientras que el resto de los seres vivos vive alejado
del monarca-Dios. Los humanos somos de la realeza, somos cortesanos que vivimos
en un palacio mientras que todos los demás seres vivos son nuestros súbditos,
viven alejados del palacio real.
¡Si no fuera cómico sería
patético!
Pero tampoco olvidemos que
puedo ser el único equivocado y que efectivamente existe Dios y que los humanos
somos sus hijos elegidos. No lo descarto. Ya me he equivocado varias veces al
decir lo que pienso.
Mientras averiguamos quién
tiene razón les comento algo sobre la soledad
hormonal, hipótesis nueva que algún día quizá se confirme.
Cuando me refiero a la soledad hormonal quiero
decir lo siguiente:
Los ovarios segregan hormonas que obligan a la mujer a
buscar un varón que la fecunde. Cuando esto sucede ella nunca está sola, recibe
mensajes de texto, flores, bombones, acoso sexual, miradas.
Por lo tanto, no es que ella sea encantadora sino que sus
ovarios están segregando una sustancia que atrae a algunos varones y también a
algunas mujeres.
Esa hormona puede seguir existiendo en el torrente sanguíneo
de la mujer aún cuando se encuentre en la etapa post-menopáusica.
La mujer dejará de estar tan solicitada y acompañada cuando
esa hormona disminuya o desaparezca de su cuerpo.
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