Los padres son más desaprensivos con los hijos que las madres porque ellos tienen orgamos y ellas generalmente no.
En muchos países se forman
cooperativas para construir viviendas que luego usarán los cooperativistas.
El régimen para que el
esfuerzo general se reparta equitativamente entre los futuros habitantes tiene
un reglamento fácil de entender y cuenta con la vigilancia severa de todos,
pues la intención de estafar al resto retaceando esfuerzo físico o económico es
permanente y propio de la condición humana.
Todos deben aportar la misma
cantidad de horas trabajadas, pero a veces ocurre que algunos cooperativistas
prefieren aportar sus horas contratando la mano de obra de algún albañil, a
quien le pagan de su propio bolsillo.
La situación afectiva de los
cooperativistas que han trabajado haciendo cimientos, levantando paredes,
instalando techos, haciendo revestimientos, enjardinando, es muy intensa. Aman
a su casa con una profundidad diferente a la que tenemos quienes compramos la
vivienda ya construida.
Sin embargo, los abañiles que
cobraron por su participación, terminan su trabajo y se van a trabajar a otro
lado, quedándose con un lejano recuerdo de cada una de las obras en las que
participaron.
Hace algunos años les comenté
(1) que la sensación voluptuosa que recibe el varón cuando eyacula está
provocada por un espasmo necesario para que el semen sea expulsado hacia el
interior de la vagina. El cuerpo femenino no necesita esa brusca contracción.
Por todo esto es normal que los varones tengan orgasmos y las mujeres no.
Comentaba que ese placer
equivale a una remuneración que la Naturaleza le hace a los varones cuando
fecundan nuevos ejemplares para conservar la especie.
Con este artículo les comento
que los padres son más desaprensivos que las mujeres porque se parecen a esos
albañiles que cobran para hacer su tarea e irse.
(Este es el Artículo Nº 1.893)
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