viernes, 10 de mayo de 2013

El desapego de quienes tienen orgasmos



 
Los padres son más desaprensivos con los hijos que las madres porque ellos tienen orgamos y ellas generalmente no.

En muchos países se forman cooperativas para construir viviendas que luego usarán los cooperativistas.

El régimen para que el esfuerzo general se reparta equitativamente entre los futuros habitantes tiene un reglamento fácil de entender y cuenta con la vigilancia severa de todos, pues la intención de estafar al resto retaceando esfuerzo físico o económico es permanente y propio de la condición humana.

Todos deben aportar la misma cantidad de horas trabajadas, pero a veces ocurre que algunos cooperativistas prefieren aportar sus horas contratando la mano de obra de algún albañil, a quien le pagan de su propio bolsillo.

La situación afectiva de los cooperativistas que han trabajado haciendo cimientos, levantando paredes, instalando techos, haciendo revestimientos, enjardinando, es muy intensa. Aman a su casa con una profundidad diferente a la que tenemos quienes compramos la vivienda ya construida.

Sin embargo, los abañiles que cobraron por su participación, terminan su trabajo y se van a trabajar a otro lado, quedándose con un lejano recuerdo de cada una de las obras en las que participaron.

Hace algunos años les comenté (1) que la sensación voluptuosa que recibe el varón cuando eyacula está provocada por un espasmo necesario para que el semen sea expulsado hacia el interior de la vagina. El cuerpo femenino no necesita esa brusca contracción. Por todo esto es normal que los varones tengan orgasmos y las mujeres no.

Comentaba que ese placer equivale a una remuneración que la Naturaleza le hace a los varones cuando fecundan nuevos ejemplares para conservar la especie.

Con este artículo les comento que los padres son más desaprensivos que las mujeres porque se parecen a esos albañiles que cobran para hacer su tarea e irse.

     
(Este es el Artículo Nº 1.893)

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