Es posible pensar que los varones que escupen en público, inconscientemente creen estar eyaculando ante los imaginarios objetos sexuales preferidos.
Ocurre con frecuencia que las
personas amantes del psicoanálisis disfrutamos de las novelas policiales;
especialmente gustamos de los detectives perspicaces, atentos a detalles que
solo son significantes para quienes tienen una capacidad de observación
particularmente aguda, minuciosa, obsesiva.
De hecho, cuando Arthur Conan
Doyle (1859-1930) dio a luz literariamente al detective Sherlock Holmes,
Sigmund Freud (1856-1939), amante de la literatura y mejor escritor que
psicoanalista, era joven y hasta más apasionado que en su vejez.
Antes de proseguir, observe minuciosamente la semejanza en
las épocas de nacimiento y muerte.
Los buenos detectives, además
de coleccionar datos que otros no perciben, son grandes fabricantes de
hipótesis.
Una hipótesis es la «Suposición de algo posible o imposible para sacar de ello
una consecuencia». (1)
Antes de seguir, observe minuciosamente que se trata de una «suposición
posible o IMPOSIBLE».
No es que el pensamiento más extravagante obtiene los mejores
resultados, pero el sentido común está suficientemente atendido por la mayoría
de los seres pensantes.
Cambio radicalmente de tema.
Es frecuente observar cuánta cantidad de varones acostumbran escupir en
público. Si observamos minuciosamente qué gesto hacen cuando ejecutan su
lanzamiento, veremos que es de total indiferencia, como quien realiza una tarea
muy rutinaria.
¿Por qué estas personas tienen un hábito tan alejado de la buena
educación, la elegancia y la higiene ambiental?
Una hipótesis IMPOSIBLE dice que ellos, al salivar inconscientemente
sienten que eyaculan y lo hacen con la misma gestualidad que observamos
minuciosamente en cualquier mamífero cuando copula con la hembra en celo, es
decir, sin ninguna expresión emotiva.
Sería igualmente posible pensar que si observamos minuciosamente el sexo
del público testigo de esa eyaculación oral, podemos inferir cuál es su opción
sexual inconsciente.
(Este es el
Artículo Nº 1.744)
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12 comentarios:
Recientemente me enteré de que los adolescentes privados de libertad, acostumbran escupir las paredes de la celda de manera casi compulsiva.
Salivar antes era más frecuente. Los hombres lo hacían incluso dentro del colectivo.
Permítame descreer de que los mamíferos eyaculen sin ninguna expresión emotiva.
A las mujeres nos causa mucho desagrado ver a un hombre escupiendo; para la mayoría de los varones quizás resulte indiferente. De ahí no puedo deducir que a las mujeres nos desagraden los hombres. ¿Fue eso lo que ud quiso decir?
La expresión de desagrado de una mujer ante el escupitajo de un hombre, puede significar sensibilización, la cual se disfraza de desagrado por motivos culturales.
El hombre escupe con indiferencia porque parecería que de ese modo demuestra ser viril. Si lo hiciera con vergüenza o cuidado, nos resultaría más chocante aún.
Durante la adolescencia la mala educación se usa como modo de reafirmarse frente a los adultos.
Conseguir una hembra con la cual tener sexo no es una tarea fácil ni rutinaria. Escupir con indiferencia y de manera rutinaria sería una forma de decir: ¨yo consigo hembras cuando se me antoja¨.
Los detectives buscan la verdad. Quieren acceder a lo que realmente ha sucedido. Para ello arriesgan hipótesis razonables e hipótesis descabelladas. Pienso que es útil no descartar las hipótesis que nos parecen más alocadas. A veces las cosas están a la vista y en el lugar donde por algún extraño motivo no queremos mirar.
Gracias a la observación minuciosa y obsesiva hemos avanzado en las ciencias.
Escupir a alguien es un signo de desprecio. ¿Por qué se desprecia al objeto sexual? ¿Es una formación reactiva?
Nos pasamos haciendo suposiciones imposibles, pero no nos damos cuenta. No nos damos cuenta cuando se trata de suponer futuros ataques.
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