martes, 13 de noviembre de 2012

El consumo de SUSTANCIAS



   
El desconocimiento del idioma impide PENSAR y conocer lo sustancial de vivir. Para resolverlo consumimos sustancias farmacéuticas (medicamentos).

Aunque parezca disparatado, la buena salud puede ser aburrida, a pesar de saber, hasta por experiencia propia, que la enfermedad es un estado molesto, penoso, indeseable.

Parece más fácil de entender que el doloroso aburrimiento surge de la continuidad, del bienestar excesivamente monótono, prolongado, fastidioso.

Es posible conocer gente que evita tomar licencia, parar de trabajar, interrumpir su habitual forma de cansarse, estresarse y preocuparse, ... porque sabe que cuando no hace nada, cuando su cabeza está inactiva, cuando el torrente adrenalínico disminuye su cauce, se deprime, se pone de pésimo humor y hasta tiene ganas de matarse, soñando con que solo una tragedia de ese porte podría sacarlo del marasmo, apatía y desánimo.

Creo que no es una novedad decir que el consultorio de los médicos está parcialmente poblado por personas que se dedicaron al cuidado de la salud como única tarea que les da algo de sentido a sus vidas y un único tema de conversación: las entretenidas enfermedades (propias y ajenas), la perversa descripción de síntomas espeluznantes, el sado-masoquismo asexuado por falta de un cuerpo que está siendo destinado a un uso más morboso, hipocondríaco, estéril.

Hasta acá mi diagnóstico. Ahora les propongo una posible interpretación de estos acontecimientos.

Las soluciones médicas a la tristeza existencial consisten en el suministro de sustancias químicas (drogas, medicamentos).

Esto es así porque el triste existencial no tiene acceso a lo sustancial de su existencia, eso que le permite vivir sin cuestionarse, prescindiendo de seguridades que solo pueden sentirse bajo los efectos de esas drogas calmantes, que tanto despiertan como inducen el sueño.

Las sustancias químicas remplazan a las sustancias filosóficas, inaccesibles para quienes, por desconocer su propio idioma, no pueden PENSAR.


(Este es el Artículo Nº 1.747)

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Permítame que le diga una cosa. Yo puedo pensar pero necesito drogas para salir de la apatía, para mantener mi humor estable, y para dormir bien.

Andrés dijo...

En algunos casos los medicamentos y las enfermedades pueden usarse inconscientemente para aportarle entretenimiento a la vida. Para darle emoción, preocupaciones, alivios y de nuevo preocupaciones.

Luis dijo...

Las drogas legales pueden servir de brazo ortopédico. Cuando se necesitan hay que aceptarlo. Es mejor que arreglárselas con un solo brazo.
Aunque con el alcohol hay que tener cuidado.

Mª Eugenia dijo...

¿Cómo acceder a la sustancia de la existencia? ¿Es accesible?
La sustancia de la existencia, para mí está en la naturaleza, en lo que traemos a través de milenios de evolución constante.

Adrián dijo...

Pienso que la cultura también forma parte sustancial de la existencia. Evoluciona junto con nuestros cuerpos. Quizás no pueda separarse la evolución del cuerpo de la evolución cultural.
Resulta difícil visualizar la evolución de la cultura. A veces parece evidente y otras nos desconcierta no encontrar continuidad alguna. Por eso lo que dije anteriormente es muy cuestionable. La evolución del cuerpo es más lenta y medible.

Lautaro dijo...

No sé si las drogas calmantes te dan seguridad, en realidad creo que te ayudan a dejar a un costado el problema. Eso claro que puedne calmar, de hecho calman la angustia. Pero al quedar el problema escondido en alguna zona oscura, ese problema está destinado a volver y jorobar.

Lola dijo...

Esa madre de la que usted habla en el videocomentario; esa mujer que sabe tanto de hombres pero no parece estar demasiado segura de nada, ya que cambia mucho de parecer; esa mujer es flexible. Me la imagino flexible. Además la imagino muy apasionada. Enamorada de la pasión.
Yo me siento algo identificada con esa mujer. Me gusta ser flexible, sin llegar a extremos. Lo que no me gusta es ser una apasionada de la pasión. Quiero que mis vínculos de amor, de amistad y de cariño, crezcan y se perpetúen. No quiero vínculos descartables. Aunque quizás tenga que pagar un alto precio por eso.
Necesito cambiar, ya no me siento bien abandonando para cambiar, y sin cambiar nada.

Evaristo dijo...

Perdoná el atrevimiento Lola; a mí me parece que vos estás eligiendo acumular. Acumular amores de distinto tipo, pero amores al fin. Está bien, muy bien, aunque no me cierra del todo. No sé si es posible lo que tú querés. Capaz que es posible en tu cabeza, nada más. O en tus sentimientos... ¿pero será posible compartir esos sentimientos con otros?

Lola dijo...

Está bien Evaristo, me gusta que opinen sobre lo que digo. No te creas, yo también me hago esas preguntas.
La vida dirá.

María dijo...

En algunos períodos de mi vida pensar se me ha hecho tan difícil, que ni cuenta me daba de que no podía pensar. Era tanta la angustia que me generaba sincerarme conmigo misma, que prefería vaciarme. En realidad estaba llena de dolor, pero no podía acceder a él. Recién lo hice cuando pude y como pude.

Paula dijo...

Muchas personas consideran que las sustancias filosóficas son una niñería adolescente. Creen que un adulto debe centrarse en lo cotidiano tangible y concreto. Que todo se trata de alcanzar un buen nivel de vida material, trabajar como un enajenado, pensar que los ideales y las utopías son para los vagos que pierden el tiempo.

Marina dijo...

¿Por qué no puedo dormirme naturalmente? Sin la pastilla.
Yo tengo paz. No entiendo por qué el sueño no llega a mí con suavidad.