miércoles, 7 de noviembre de 2012

La religión psicoanalítica



   
Los psicoanalistas tenemos creencias religiosas, pero no adoramos a un Dios sino que estamos peligrosamente seducidos por la coherencia del psicoanálisis.

La imagen de una isla desierta en la que se encuentra una pareja de humanos, remite a la relación madre-hijo.

Dos náufragos, casualmente bellos y de una edad similar, llegan a esa isla en la que tienen que iniciar una convivencia forzados por las circunstancias inmodificables.

El interés dramático de esta ficción surge de lo que en realidad nos ocurrió cuando con nuestra madre  quedamos externamente unidos después del parto.

Primero fuimos una parte de ella pero luego formamos una pareja con ella, en una especie de isla desierta porque psicológicamente nuestra unión es tan intensa como si no existiera nadie a nuestro alrededor.

Si quiso la casualidad que fuéramos afines, entonces ella podrá ayudarnos apelando a nuestras semejanzas, pero si no lo somos, entraremos en un conflicto permanente y en este clima se producirá nuestra evolución hacia la adultez.

Como vemos, la suerte determinó quiénes nos reuniríamos en aquella isla desierta para tratar de convivir como pudiéramos.

Las características de mamá y mías pueden ser compatibles o no. Lo que siempre ocurrirá durante los primeros años será que ella tendrá que ayudarme a sobrevivir porque no podré lograrlo solo.

Ella tendrá que darme órdenes, estimularme, reprimirme, acariciarme y golpearme.

Las dosis de estímulos dolorosos y placenteros, no solamente dependerán de nuestras respectivas personalidades sino que también estaremos influidos por otros factores igualmente casuales: las oportunidades del entorno, las casualidades en cuanto a accidentes, enfermedades, ocurrencia, apetencias, deseos, cansancio, aburrimiento, clima y un aleatorio etcétera.

Estas experiencias primarias parecen ser determinantes de cómo enfrentaremos la vida, pero esta no pasa de ser una creencia, muy arraigada en los psicoanalistas, pero tan poco probable como es la existencia de Dios.

(Este es el Artículo Nº 1.741)

9 comentarios:

Marcos dijo...

Está muy arraigada en nosotros la búsqueda de la coherencia. Si otro nos percibe incoherentes, nos mirará con desprecio. Aún así, muchos nos animamos a soportar nuestras incoherencias porque ponemos en primer plano la realización de nuestro deseo.

Carolina dijo...

Gracias por su honestidad, Doc.

Evaristo dijo...

Esa imagen de la pareja en la isla desierta, como ud. dice, repite al vínculo primero con nuestra madre, y desde mi punto de vista, es el modelo también, para el desarrollo de la pareja monógama.

Margarita dijo...

Si el vínculo primario con mamá fue satisfactorio, es natural que queramos repetirlo.

Enrique dijo...

También puede que querramos repetir y volver a repetir copias de ese vínculo, para resolver psíquicamente todo aquello que nos conflictuó.

Marta dijo...

La herida de la separación al nacer, no se cura. Disfrutamos intensamente los momentos de fusión, aunque si somos sanos no deseamos permanecer fusionados todo el tiempo.

Facundo Negri dijo...

Si quiso la casualidad que no fuéramos afines a nuestra madre, tendremos que caminar cuesta arriba toda la vida.

Celeste dijo...

Demasiado determinista lo tuyo Facundo. Los vínculos pueden cambiar de tonalidad.

Laura dijo...

Ahora mamá no puede golpear. Ojo.