Si logramos comprender qué nos ocurre dentro y fuera del ámbito familiar, podremos mejorar nuestro desempeño en ambos roles
En la era de las «especializaciones»,
la pareja humana entra en crisis.
Dicho de otro modo: con el aumento de los conocimientos, de las
tecnologías, de las opiniones, cada ser humano tiene que dedicarse a muy pocas
cosas si quiere ser bueno en alguna.
Una consecuencia de estas especializaciones hace que cualquier objeto de
estudio (economía, ciencia, el ser humano mismo), queden fragmentados hasta
dentro de una misma disciplina. En medicina, por ejemplo, lo que sabe el
gastroenterólogo es diferente a lo que sabe el neurólogo, mientras que el
psiquíatra tiene un punto de vista bastante alejado de ambos. Si la medicina
quiere entender al ser humano tiene que reunir a muchas personas, con
diferentes lógicas, lenguajes, estructuras mentales, todo lo cual hará muy imposible entenderlo.
Es posible pensar que la humanidad tiene dos grandes grupos: el grupo de
quienes producen sujetos (personitas, niños) y el grupo de quienes producen
objetos (comestibles, máquinas, dinero).
El primer grupo, (responsable de la reproducción), tiene a las mujeres
en un rol irremplazablemente protagónico porque está dotada de órganos
especializados en gestar y en alimentar; el segundo grupo, (responsable de la
producción), está compuesto por personas de ambos sexos.
El primer grupo (compuesto por padres de ambos sexos), actúa dentro
del hogar y su forma jurídica es la familia; el segundo grupo (compuesto por
empresarios y empleados), generalmente actúa fuera del hogar, en locaciones
especializadas (fábricas, campos, oficinas).
Las interacciones del primer grupo son predominantemente
afectivas, sin fines de lucro, subjetivas; las interacciones del segundo grupo
son predominantemente materiales, con fines de lucro, objetivas.
Es probable que si podemos conceptualizar (comprender, saber
de) estos dos ámbitos donde actuamos, podamos mejorar el desempeño en ambos
roles.
(Este es el Artículo Nº 1.760)
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10 comentarios:
Excelente!!! Es necesario comprender el funcionamiento del ámbito hogareño y el del laboral. Comprender no significa que estemos de acuerdo con todas sus reglas; se trata de conocer simplemente. Además si queremos aventurarnos a comportarnos distinto a lo pautado, nos conviene saber con claridad dónde nos estamos metiendo, con qué nos estamos metiendo.
Creo que le dio en el clavo. Las especializaciones tienen mucho que ver con cantidad de los conflictos que tenemos. Y no hay vuelta atrás en cuanto a lo de las especializaciones. Lo que sí es posible es el trabajo inter y transdisciplinario. Esto nos permite volver al ser humano como un todo global, no fragmentado. Por experiencia propia digo que no es imposible el trabajo en equipo interdisciplinario. Es difícil por supuesto, se trancan montones de cosas, la comunicación es algo compleja, pero vale la pena ampliamente seguir afinando ese instrumento.
Los humanos nos enfermamos de incomprensión. Muchas veces nos cuesta entender. La interpretación que hacemos de las cosas puede ser muy alejada de la realidad, o muy pesimista, o en extremo desconfiada. Eso termina por enfermarnos. Porque vivir fuera de la realidad, sin confianza en uno y en los otros y por lo tanto con una visión muy negativa de todo, nos va secando como a una pasa de uva. O enloquecemos o nos volvemos cínicos e improductivos. Se nos hace difícil establecer vínculos enriquecedores con los otros.
A mí particularmente, no me interesa lograr la excelencia en las 3 o 4 cosas que me gustan. No me interesa pero me encantaría. Lo que pasa es que para mí no es posible, no me da el talento ni el tiempo, ni las ganas. Me gusta más incursionar en diversas manifestaciones artísticas, conocer y llevar adelante más de un trabajo. Respeto ampliamente a quienes dedican su vida a una pasión porque pueden hacerlo, porque tienen un talento muy especial para eso, y no podrían vivir de otro modo. Me parece una buena opción, pero no se adapta a mí.
Las madres y los padres somos también trabajadores. Entonces se nos complica. Estamos habituados a desempeñar múltiples roles. Nos pasa a todos, también a los que no son padres de familia, pero eso no quiere decir que sea sencillo. Ese cambio de lógicas del que usted habla, en uno y otro ámbito, a veces se nos confunde. O también pasa que la energía que nos exige uno, no nos permite desempeñar bien el otro.
De acuerdo con Marcos. También pasa que los problemas y frustraciones de un lado y del otro se trasladan, no quedan delimitadas al ámbito donde se originaron. Eso desmejora nuestro desempeño en ambos lugares.
Para la armonía en la pareja, para la buena convivencia, es necesario entender en qué consiste el o los trabajos de cada uno, sobre todo los que no son compartidos.
Siempre van a ver conflictos, por más que nos esforcemos en comprender. Puede ser que eso ayude; puede ser también que los conflictos te hagan crecer, como dicen algunos. Yo no veo mucha posibilidad de que las cosas mejoren.
Creo que no ves la posibilidad de que las cosas mejoren porque tú no lo has experimentado, Facundo.
Quizás las interacciones afectivas sean más complejas que las laborales. En el trabajo una tiene más claro que rol debe cumplir, que puede hacer y que no. Cuando interviene el afecto de un modo muy fuerte, como sucede en la familia, todas nuestras emociones son más intensas y difíciles de manejar.
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