Para nuestra cultura es bueno que las mujeres sepan mucho de sí mismas y en especial de su sexualidad.
En muchos artículos insisto
con la necesidad de conocerse a sí mismo (1), pero sin dejar de reconocer la
enorme fuerza que hacemos para ignorarnos, creyendo que así seremos más libres,
pues saber implica responsabilizarse.
Tras esta ignorancia de sí
mismo está la ilusión de que cuando uno no sabe tiene más justificativos para
equivocarse.
Nuestro idioma colabora con
esta ilusión pues nos informa que la palabra «inocencia», tanto quiere decir «exención de culpa en un delito o en una mala acción», como «candor, sencillez, ingenuidad».
Todos estos atributos, (ignorancia, inocencia, ingenuidad), son típicos
de la niñez y es relativamente fácil quedarnos en esa etapa del desarrollo.
En suma: la publicitada
consigna «conócete a ti mismo» tiene como principal obstáculo la aparición de
responsabilidades pesadas, molestas, evitables.
La cultura occidental está diseñada de tal forma que los varones parecen
tener las cuotas más altas de poder, mientras que las mujeres parecen tener las
cuotas más altas de sumisión.
Si fuera cierto:
— que nuestra única misión es conservar la especie (2);
— que por lo tanto la sexualidad es la función más importante en nuestra
vida;
— que son las mujeres quienes realizan el mayor aporte biológico a la
reproducción, y
— que son ellas las que instintivamente eligen al varón mejor dotado
genéticamente (3),
sería bueno que nuestra cultura tuviera en cuenta estas características
de nuestra especie para tener y conservar la mayor afinidad posible con las
leyes naturales.
Por lo tanto, las mujeres deberían saber mucho de sí mismas. No estaría
mal que los varones también nos conociéramos, pero dada nuestra escasa
participación en la conservación de la especie, es fundamental que ellas se
conozcan, sobre todo en cuestiones de su imprescindible sexualidad.
(2) Blog destinado a
nuestra Única misión.
(3) Algunas menciones del concepto «las mujeres eligen a
los varones»:
(Este es el Artículo Nº 1.740)
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11 comentarios:
Ahora me doy cuenta qué era ese humo que lo envolvía mientras hablaba en el otro blog. Fumando eh! Yo pensé que se le estaba incendiando la casa y usted no se daba cuenta porque estaba muy concentrado en sus reflexiones.
Fumar hace mal para la salud y yo quiero que usted tenga mucha salud. Pero bueno eso es cosa de cada uno. Yo también fumo. Aunque no sé si usted fuma. En ningún momento lo vi dando una pitada en cámara.
Saber implica responsabilizarse, porque una vez que sabemos la parte que nos toca, la parte nuestra que hace funcionar mal algo, si queremos que las cosas mejoren, sería de ayuda asumirlo y responsabilizarnos.
No saber nos quita libertad, o mejor dicho, nos quita posibilidades de producir situaciones buenas para nosotros mismos y para los demás. Así que si continuamos con la creencia en que no saber nos dará la libertad de ser más espontáneos, más nosotros mismos; desde mi punto de vista estamos equivocados.
Asociar la virginidad o la poca experiencia sexual a la falta de culpa, o al candor de la niñez, me parce un disparate. O será que no lo puedo entender, porque la verdad no sé de dónde parten esas ideas, cómo se generaron, cuál habrá sido su razón de ser.
Pienso que no se puede asociar falta de sexualidad o candor en la niñez. Los niños tiene deseos sexuales y desarrollan su sexualidad desde que nacen, a través del placer que sienten en sus zonas erógenas.
La poca experiencia sexual, como dice Rosana, no tiene nada que ver con la inocencia. Tiene que ver simplemente con la ignorancia. Amar con el cuerpo, amar a través del sexo, es algo que se va aprendiendo en el transcurso de la vida. Depende de la experiencia.
Yo diría que la inocencia en materia sexual es más un hándicap negativo que una virtud.
No querer seguir avanzando y dejar atrás la niñez, es algo que nosotros los adultos, favorecemos en las generaciones más jóvenes y sobre todo en nuestros hijos. Lo hacemos, la mayor parte de las veces, sin darnos cuenta.
Pese a quien le pese, Marta, yo te diré que lo hago conscientemente. Pienso que hay una edad para todo, y cuando en nuestra cultura y nuestro tiempo, los chicos empiezan a tener sexo a los doce o trece años, lo aprenden mal, porque la mayoría de las veces lo hacen usando al otro para satisfacer sus imperatativos hormonales. Pero ellos no son todo hormonas, sienten muy fuertemente el afecto, son muy fieles a sus amigos y amigas. Así que para mi, la sexualidad animal, que no incluye la ternura y el cariño, puede llevar al acostumbramiento. A acostumbrarse a creer que es normal usar al otro y luego largarlo una vez que estamos satisfechos. Eso además les genera conflictos, porque los sentimientos de los adolescentes se revelan ante esa actitud pero no saben como manejarla.
Somos animales y ser fieles a nuestros imperativos hormonales me parece lo más sano. Aunque claro, no está bueno prometer amor eterno a alguien sólo para conquistarlo. Eso deja muy dolido al otro, que pasa a sentirse estúpido y estafado.
Dado que, como dice Fernando, nuestras principales misiones son conservarnos con vida y perpetuar la vida mediante la reproducción. La sexualidad es un asunto importante. Conocernos en el plano sexual, será útil para vivir lo mejor posible uno de los aspectos más importantes de nuestra vida.
Creo que se le está dando demasiada importancia al sexo. ¿Por qué para todos tiene que ser fundamental el sexo? De hecho no lo es así. Muchas personas relegan a un tercer o cuarto plano su vida sexual.
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