jueves, 13 de marzo de 2008

Suciedad tonificante

Cada vez que la cocinera tose o estornuda cuando me prepara la comida, yo tiemblo.

Pero es un reflejo adquirido del que me repongo enseguida porque sé que mi sistema inmunógeno se tonifica cada vez que tiene que pelear contra agentes extraños.

No olvidemos que las vacunas son exactamente eso: microorganismos dañinos que el médico nos inyecta para que nuestro sistema defensivo se adiestre en su combate y después no nos enfermemos de eso de lo que fuimos vacunados.

Las prácticas higiénicas son un poco contradictorias con la lógica de la vacunación. Si prohibimos que no ingresen a nuestro organismo los gérmenes que andan en nuestro entorno, en cualquier descuido el pobre sistema inmunógeno no nos puede defender porque le falta la preparación adecuada.

Postulo entonces que no hagamos tanto esfuerzo por vivir dentro de una burbuja aséptica porque nos estamos debilitando, estamos atrofiando algo que la naturaleza viene elaborando desde hace millones de años. Imagino que cuando somos tan escrupulosos con la higiene alimenticia, es como si un país tuviera un ejército que se entrenara para la defensa nacional tejiendo pulóveres, mirando comedias románticas y discutiendo sobre la genitalidad de los ángeles.

●●●

19 comentarios:

Anónimo dijo...

No me diga que además de no poder creer en nada también tengo que adherir a la falta de higiene porque a mi me va a dar algo. ¡Por favor!

Anónimo dijo...

Cuando voy a un restorán tengo ataques de pánico y eso me vuelve un verdadero obsecuente con el mesero. No sé como tratar de caerle bien siendo que no es de estilo darle la propina al principio de la relación. Me imagino situaciones terroríficas sobre lo que puede estar pasando con mi plato dentro de la cocina.

Ya que estoy también lo confieso, cuando veo en la calle un escupitajo enorme, amarillento y reciente, aumenta mi salivación como si me despertara el apetito. Estoy aterrorizado con estas ideas que se han apoderado de mí.

Anónimo dijo...

Leí acá mismo de alguien que no se lavaba las manos cuando agarraba un libro hiper usado pero sí lo hacía cuando agarraba dinero. Desde entonces, sólo me lavo las manos y los dientes después de comer... y sigo vivo.

Anónimo dijo...

A la señora que está en mi casa desde hace años haciendo de todo como si fuera mi madre, mi padre le pide rigurosamente el certificado de salud que extiende el gobierno, pero no sé si lo hace por cuidarnos a nosotros o por cuidarla a ella porque desde que se fue mi madre a recorrer el mundo él la trata de tú y ella a él a veces también.

Anónimo dijo...

Mi casa está llena de fanáticos de la higiene y me causa gracia (quizá porque no entiendo nada) con qué rigor se le aplican antivirus a nuestras computadoras y cómo se higienizan el baño y la cocina con exactamente la misma minuciosidad, como si todo fuera lo mismo.
¿Estaré celosa de la compu?

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en que biológicamente no será necesaria tanta limpieza y aceptaría inclusive que pueda ser contraproducente, pero le digo algo que nadie menciona aquí: a mí me gusta la limpieza desde un punto de vista estético y no higiénico. Me gusta ver el espejo sin salpicaduras, el piso sin una mota de polvo, las paredes bien pintadas, los tapizados casi nuevos, las alfombras con olor a recién compradas... y sobre gustos no debería escribirse nada ¿no?

Anónimo dijo...

Nunca escuché que la vacuna contiene a la misma enfermedad. ¿Es segura esa información?

Anónimo dijo...

Me pregunto qué pasa con el cigarrillo y los fumadores secundarios. Será cierto que ese humo nos tonifica?

Anónimo dijo...

y yo también me pregunto si la radiación de los monitores viejos, y los rayo UV del sol, tb nos fortalecen o nos traen cáncer?

Anónimo dijo...

Mi caso es muy especial. Todo lo mío es especial. Cuando la persona que me cocina está engripada, no pasan más de tres o cuatro días sin que yo también caiga enfermo. La vía de contagio quizá no sea la comida sino los besos que acostumbramos a darnos porque me excitan tremendamente todos los movimientos que hace para amasar, batir, revolver. Además la ropa liviana y muy sencilla equivale para mí a una lencería erótica de primer nivel.
No entiendo a la gente que se queja del matrimonio. Para mi es divertidísimo.

Anónimo dijo...

A mi me dan asco todos los insectos y no puedo soportar vivir con ellos. Me parece que me van a enfermar, me pongo como loca, quiero que mi marido haga algo ya, que fumigue, que los mate de a uno, pero que no se ría de mí porque tengo razón, son realmente espantosos.

Anónimo dijo...

Estoy confudida porque lo que dice el licenciado es siempre muy revolucionario y me confunde: Entonces si la vacunación forma parte de la medicina preventiva y la vacuna lo que hace es inyectarnos enfermedades entonces lo que en realidad nos pasa es que tenemos que practicar la insalubridad preventiva, ¿o estoy entendiendo mal?

Anónimo dijo...

A mi todo me da asco. Extaño muchísimo la época en que siendo pequeña me llevaba toda a la boca

Anónimo dijo...

Yo tengo el problema al revés que Alicia, nada me da asco y me llevo todo a la boca.

Anónimo dijo...

No me venga a hablar de tolerar la suciedad. No trabajo de basurero pero en sentido metafórico le podría casi decir que sí. Salga, no moleste, estoy en mi happy hour.

Anónimo dijo...

Casco, me hiciste reír, yo también amago con dar la propina por adelantado y cuando me tuve que operar por poco no le ofrecí una salida romántica al cirujano!

Anónimo dijo...

qué dice esa mujer ¡que por poco no le ofreció! entonces quiere decir que se ofreció...y decirlo públicamente, hemos perdido la vergüenza!

Anónimo dijo...

Una vez fue una dentista a la escuela de mi hija para explicarle a niños y padres como cepillarse los dientes. Habló una hora. Te juego lo que quieras a que ella no se lava así.

Anónimo dijo...

Es cierto que algunos pisos están tan limpios que en sentido figurado uno podría decir que se puede comer en el piso, pero de ahí a usar el trapo de piso como toalla ...