sábado, 22 de marzo de 2008

La bella y el bestia

La señora se mira en el espejo el moretón del cuello y sonríe. Luego amplía un poco más el escote, observa el enrojecimiento de sus senos y sonríe. Se mira los brazos y cerca de los hombros aún conserva la marca de unas manos de hierro que la atenazaron y sonríe. Mira la papelera llena de ropa de entrecasa destrozada y sonríe.

El señor había llegado a media tarde porque terminó anticipadamente su tarea y parecía una fiera enardecida, con los ojos inyectados de sangre, un fino hilo de saliva deslizándose por la comisura derecha, mirando hacia un lado y otro en actitud agresiva y despiadada, finalmente encontró lo que buscaba.

La señora que sollozaba apaciblemente junto con una comediante venezolana, se sobresaltó ante lo inusual de la escena y en segundos su vida se transformó en un verdadero infierno.

La posesión endemoniada de este empleado de oficina que estuvo casi toda la mañana pensando apasionadamente en cómo quería tener sexo con su esposa, finalmente pasó a los hechos cuando llegó a su casa y descargo con furia su deseo descontrolado sobre una mujer que no demoró nada en sumarse a esta locura a dúo.

Todo esto es fantástico, pero nuestra cultura lo considera aberrante, desproporcionado, patológico, desubicado, psiquiátrico. ¿Qué puede esperarse de un ser humano cuyas ganas de vivir a pleno están apagadas por una idiosincrasia oficial que estaría muy bien para el reino vegetal pero que es alienante para cualquier mamífero?

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16 comentarios:

Anónimo dijo...

Me hiciste calentar psicólogo. Mi esposa te manda saludos.

Anónimo dijo...

A mi no me nacen esos estados alocados y si me nacieran no me sentiría cómodo con ellos. Me imagino que es desagradable perder el control de los instintos. A mi me gusta comer cuando quiero, dormir cuando quiero y fornicar cuando las condiciones están dadas. Dejarme llevar por los impulsos como un animal en celo me daría vergüenza. Y no creo que sea una cuestión cultural. Quiero ser así y soy como quiero ser.

Anónimo dijo...

DESENFRENO. Esta es la palabra que me gustaría tener como objetivo de vida. Y no como lo estoy logrando ahora que es con sustancias que me producen una resaca desagradable, sino porque mi cabeza me deje ser desenfrenado sin tener que alterarla con productos químicos. Mi sueño es que pueda ser cumplidor cuando tengo que serlo porque las responsabilidades así lo exigen pero que cuando éstas se suspenden por tratarse de un feriado o por el motivo que sea, que pueda desenfrenarme naturalmente, sin las inhibiciones que hoy tengo que drogar para que me dejen ser libre. Ya probé el Yoga pero este resuelve los problemas sacándome las ganas de vivir con desenfreno.

Anónimo dijo...

Ricardo querido: te escribo estas líneas porque después de haber tenido una tarde desenfrenada no sé cómo vine a dar a este blog y a tu comenario. No creo en las casualidades. Algo hizo que nos encontráramos tu y yo. Tuve tu mismo problema y apliqué las mismas soluciones y sabés qué me resolvió el problema? NATALIA, una mujercita divina que me excitó lo suficiente como alcanzar el desenfreno cada vez que las responsabilidades me lo permiten. Buscá tu NATALIA. En algún lado está. No dejes de buscarla. Existe.

Anónimo dijo...

Creo que a quien más a quien menos le gusta sentirse apasionado. No sé describir qué pasa en mi cuerpo cuando tengo mucho deseo sexual, pero es una sensación inconfundible y cuando tengo la suerte de tener una experiencia placentera, eso es felicidad para mí. Me ha sucedido menos de diez veces en mi vida (no sé cuantas realmente), pero me dejaron la sensación de ser algo maravilloso, que me llena de felicidad y de gratitud hacia ese hombre que supo despertar en mi un placer que la mayor parte del tiempo está en estado latente.

Anónimo dijo...

¡Hay cómo me gustó este bestia enamorado y descontrolado! Me puse en el lugar de la mujer aburrida mirando una comedia tonta por no tener una opción mejor y que llegue tu maridito enloquecido por hacerte el amor y que te agarre justo en el momento en que nada te lo impide y puedas engancharte en ese caos divino. ¡Me gustó este artículo! (se nota ¿no?)

Anónimo dijo...

Aclarando que yo no sería capaz de hacerlo mejor, pero critico que el artículo tiene un contenido erótico que discrepa con la filosofía de Walt Disney que sólo vende falta de sexo. Es más digo ahora que me doy cuenta, no sé hasta que punto la falta de pasión en nuestros vínculos maritales no está provocado, aunque sea en parte, por habernos intoxicado con las maravillosas historietas de este genio de la castración.

Anónimo dijo...

Una vez me pasó esto de pasar de la ficción de un culebrón a la realidad más excitante. Estaba con mi segundo novio en la última fila del cine y de repente él se descontroló y me acarició de tal manera que mis muslos y la vagina parecían electrizados. Me acuerdo que no me di cuenta y yo misma especé a acariciarme los pezones por debajo del sostén y así estuvimos no sé cuando rato sin que nadie se diera cuenta. Era una película muy llena de tiros, bombas, choques, de las que le gustaban a él y me aburrían a mi hasta que todo cambió para bien.

Anónimo dijo...

Una cosa que me gustó de este artículo es que se saltea el prejuicio de que los empleados de oficina somos todos de cama triste mientras que los mejores amantes tienen trabajos físicos pesados. No han sido muchas, lo reconozco, pero he tenido momentos de locura total y mi compañera los recuerda de vez en cuando. Espero que aparecerán otros en el futuro. Los años de vida y de convivencia no pasan sin consecuencias.

Anónimo dijo...

Seguí buscando a tu Natalia, Ricardito, mientras, me dejás que te coma un dedito?

Anónimo dijo...

Lo que más me gustó de ese amante bestial fue el desencuentro visual que en apariencia padecía. Si yo encontrase un amante así, de pronto le parezco más linda.

Anónimo dijo...

No me resulta muy creíble un oficinista pensando en su esposa. ¿dónde trabaja? ¿en la base de la Antártida? No, ahí también hay mujeres...pero como están tan tapadas y sacarse toda esa ropa debe ser un embole, de pronto...

Anónimo dijo...

¡Aberrante, desproporcionado! ¿cuál es la cultura que considera el sexo así? ¿es puritano, protestante, victoriano, viene viajando en el túnel del tiempo?

Anónimo dijo...

El Reino Vegetal ¡ese sí que es un Reino! Delicado, armonioso, predecible, bello, simple, majestuoso. Ahhh!
Pero cuando cae la helada ¡pobres mis lechuguitas!

Anónimo dijo...

¿cuáles son los idiotas sin gracia de la lista oficial? ¿cuáles los aliens mamíferos que destrozan el reino vegetal? ¿quiénes los hurgadores del instinto que no se saben descontrolar?

Anónimo dijo...

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