viernes, 14 de marzo de 2008

Sin palabras

De algunas cosas no se habla, pero no porque estén censuradas sino porque son inefables.

Alguien te pregunta por ejemplo: ¿te gusta la sopa? y tu le respondes ¡No! Si el otro te pregunta ¿por qué? ahí ya no se puede seguir porque los gustos no tienen explicación. Si das algún tipo de respuesta, seguramente será un balbuceo inconsistente, para no quedarte callado.

Cuando alguien te pregunta ¿porqué ya no me acaricias como antes? y si llegas a dar una respuesta, seguramente será alguna explicación mitológica, inventada o una justificación sacada de la galera como si fueras un mago.

El deseo (los gustos, las predilecciones) no tiene explicación verbal. Si la tuviera dejarían de serlo y nadie quiere quedarse sin deseo porque gracias a él es que vivimos.

De todos modos hay una mayoría de personas que supone que los deseos se pueden describir con palabras, explicar, justificar, defender... ¡Olvídenlo! No es posible.

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20 comentarios:

Anónimo dijo...

Siemrpe digo que el Che Guevara fue lo más precioso y lo fundamento diciendo que luchó por una causa justa, que dio más de lo que pidió, que era un luchador y un trabajador incansable, que podría haber tenido una vida mucho más cómoda y hasta la larga si hubiera sido un poquito egoísta.

En un PowerPoint que recibí el otro día venía la foto más famosa de él y me die cuenta que otra cosa que me mantiene enamorada el la mirada que ahí tiene de persona confiable, honesta, pura.

Anónimo dijo...

Doy fe. Lo único que he estudiado con dedicación ha sido Mafalda y no recuerdo que ella haya enunciado el motivo por el cual rechazaba la sopa. Quizá Quino también piensa que el deseo no puede expresarse con palabras.

Anónimo dijo...

...el deseo no puede expresarse en palabras, o para que los humanos aceptemos la existencia de una palabra debe cumplir con el requisito de no definir eficazmente a un deseo.

Anónimo dijo...

Voy a imprimir este comentario con letra bien grande para pegarlo en la puerta de la heladera con un imán porque la violencia doméstica de la que se queja mi mujer surge precisamente porque ella me exige que yo le de explicaciones de por qué hago esto o no hago esto otro y tengo que terminar pegándole para que deje de acosarme con preguntas que -ahora veo- yo no contesto porque realmente no puedo contestar.

Una vez más, ¡gracias psicólogo!

Anónimo dijo...

Comienzo a pensar que la mayoría de las confesiones son inventadas. Cuando en un juicio alguien explica los móviles que lo llevaron a cometer determinado acto, dice insensateces que seguramente serán tomadas por la justicia como válidas porque lo que buscan prioritariamente es sacarse trabajo de encima y dedicarse a lo que realmente les gusta que es comentar temas divertidos, hablar de los hijos y de los nietos, criticar a los ausentes, en fin, todo lo que corresponda a una buena administración de justicia. (No me doy a conocer porque los señores de la justicia son tan flemáticos e irascibles como el Dios bíblico de quien se escribió aquí hace un tiempo)

Anónimo dijo...

Me parece muy mal que ud que siempre se jacta de ser claro como el agua, use palabras como inefable que no tengo ni la menor idea lo que quiere decir. En mi vida he escuchado esa palabra y debe ser algún tecnicismo profesional. Lo agarré en un error grave. Sépalo!

Anónimo dijo...

Lo que vale para la pregunta que uno reciba de afuera vale para la pregunta que uno se haga a sí mismo. Me parece que muchas veces desearíamos poder explicarnos "con sujeto, verbo y predicado" por qué nos pasa, o sentimos determinada cosa y el no poder no hace sentir peor que cuando viene alguien (en mi caso siempre me salvó la vida la psicóloga), le pone palabras a ese estado inefable y me siento muchísimo mejor. Parece magia pero es así de verdad.

Anónimo dijo...

Los gustos se pueden explicar. Que la explicación sea la correcta es otra cosa. También se pueden describir los gustos y los deseos ¿si no de qué se ocuparían los poetas? Podemos sentir que nos faltan las palabras, pero eso pasa en la comunicación de cualquier estado subjetivo o cuando se expresan opiniones, también podemos llegar a sentir que nos faltan las palabras.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en que no se debe perseguir a nadie pidiéndole explicaciones sobre gustos y deseos. Es muy difícil eludir el intentar buscar esas explicaciones por nuestra cuenta o reprimirnos de pedírselas al otro, si el asunto es importante para uno, pero acá se gana más siendo civilizado.

Anónimo dijo...

Capaz que el licenciado se refiere a la imposibilidad de dar explicaciones y/o descripciones racionales.

Anónimo dijo...

¿Por qué ya no me acariciás como antes? eso suena a que antes se era mejor acariciado, pero tb. podría ser al revés. Estoy seguro que en cualquiera de los dos casos podría dar una explicación válida.

Anónimo dijo...

Ud dice que describir o explicar un deseo lo hace desaparecer? ¿No puede pasar todo lo contrario, que lo incentive?

Anónimo dijo...

Defiendo mis deseos porque sé lo importantes que son para mí, además de ser mucho más auténticos que una opinión o un razonamiento.

Anónimo dijo...

Cualquiera que tenga que pasarse dando explicaciones termina fatigándose. Eso no quiere decir que no se pueda explicar . También puede pasar que se ignore la explicación, pero eso no quiere decir que no exista.

Anónimo dijo...

Sus deseos y sus gustos son sus móviles, sus motivos; al no poder explicarlos ¿no siente como que se desconoce?

Anónimo dijo...

A mi hijo le cuesta explicarse ante la Directora de la Escuela cuando le pregunta:¿por qué viniste tan inquieto hoy? Tiene 8 años, qué espera la mujer, que el chiquilín tenga hecho su autoanálisis en hoja tabaré como los deberes!!

Anónimo dijo...

Cuando te vienen con el cuento de que los gustos no se explican es porque están defendiendo su privacidad. Eso si lo acepto.

Anónimo dijo...

A las mujeres nos cuesta este tema porque estamos mucho más acostumbradas a expresar nuestros estados subjetivos, entonces no nos entra en la cabeza que ellos no puedan.

Anónimo dijo...

Claudia nos explica a todos porqué le gusta el Che. Vió que se pueden explicar los gustos. Al principio ella se daba a sí misma una explicación errónea y luego afina la puntería, o más bien, completa la idea.

Anónimo dijo...

a mi madre toda la vida le gustó el helado de crema y chocolate. no sólo que siempre le gustó sino que siempre pide los mismos gustos. no sé por qué pero me revienta.