martes, 25 de marzo de 2008

Si la limosna es grande, conviene labrar un acta

«No le prestes demasiada atención a los demás porque te tratarán con arrogancia». Este consejo es harto repetido, recordado, practicado, enseñado, aconsejado.

Llega a producirse toda una especie de esgrima en la cual ciertos gestos (como «quien llama primero», «llegar puntualmente», «pagar por adelantado», «ser muy amable», «ser cortés», «escuchar con atención», «mirar a los ojos», «aproximarse», «estrechar la mano con calidez y firmeza», (¿sigo?)) ... se realizan tomando precauciones con criterios estratégicos.

¿Por qué tratar bien al otro puede provocarle una reacción que nos perjudique?

El razonamiento de cada uno de nosotros podría expresarse así: 1) Supongo que los demás piensan, sienten y actúan igual que yo; 2) Si bien es cierto que yo nunca hice el inventario completo de cómo soy, qué espero de los demás, qué trato de obtener de ellos, cómo intento sacar alguna ventaja, intuyo cuáles son mis intenciones.

Entonces: cuando alguien piensa (¿sabe?) que ser amable con el otro provocará en el destinatario de nuestro trato preferencial una actitud orgullosa que nos desagradará, estamos intuyendo (¿sabiendo?) que esa es nuestra reacción cuando alguien nos concede un trato preferencial.

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17 comentarios:

Anónimo dijo...

No hace mucho que estoy yendo pero hago muchas maniobras para tocar timbre en el consultorio de mi analista a la hora en punto. Ella me contesta a veces diciendo espéreme un momentito que ya bajo, otras me dice ya le abro, otras me dice deme unos minutos por favor. Ella no tiene horario fijo para terminar de atender al anaizante que está atendiendo pero para mí es una obligación de estar a la hora en punto porque no quiero que me considere ni ansioso ni descuidado.

Anónimo dijo...

Muchas veces he pensado que el motivo por el cual algunas personas se agrandan cuando uno las trata bien es que estaban padeciendo en estado latente una ambición de poder enorme. Nuestro trato cortés les despierta la enfermedad que tenían en estado latente y por eso se comportan como déspotas.

Anónimo dijo...

Este artículo me recuerda una de las tantas particularidades fascinantes de la mente. Aparentemente el fenómeno de la percepción se produce porque algo que está afuera nuestro provoca una reacción en nuestra psiquis que es lo que efectivamente registramos.
Cuando criticamos de alguien que es, por ejemplo, demasiado agresivo, lo que en realidad sucede es que algunas particularidades del criticado recuerdan nuestra agresividad y lo que en realidad criticamos es esa condición nuestra que preferiríamos no tener. Más fácil: "Vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio".

Anónimo dijo...

Lamento realmente no poder ser más atento con muchas personas pero estoy harto de que la humildad no me de resultados. Por lo menos en el ambiente de los agentes inmobiliarios, ser arrogante y presumido da mejores resultados que la sobriedad. Es muy importante que uno demuestre prosperidad y éxito aunque le salga carísimo mantener la mentira.

Anónimo dijo...

Los psicoanalistas y los abogados tienen explicaciones o argumentos para casi cualquier cosa. Una analista me decía que a veces no conviene ser muy humilde porque a todo el mundo le gusta estar orgulloso de sus amistades y en las sociedades occidentales es prestigioso el éxito material. Quien aparente ser un gran trinfuador, indirectamente está alagando a quienes se vinculan con él. Volvemos al refrán "dime con quien andas y te diré quién eres".

Anónimo dijo...

Nunca había escuchado ese consejo.

Anónimo dijo...

Muy de acuerdo con Hugo. Vos de pronto ves una persona de perfil bajo, te cae re-bien, la empezás a tratar bien y de pronto Zas! salta la arrogancia que estaba esperando como una semilla para largar la radícula.

Anónimo dijo...

Qué miradas esos tipos! Me gustan las fotos que elige el licenciado, en esa parece que hay empate.

Anónimo dijo...

Si a mi me dan una pizca de oportunidad soy muy agresiva, se despierta la arrogancia que estaba más o menos escondida, digo barbaridades, me pongo muy enferma (loca) y si el otro es amable... de a poco la fiera que hay en mi se va apaciguando. Así que no creo que sea buen consejo el que le han dado.

Anónimo dijo...

A través de este medio de comunicación agradezco a todos aquellos y aquellas que me dan un trato preferencial y les pido disculpas si alguna vez tuve actitudes desagradables y orgullosas. Nadie es perfecto. No les puedo pedir que me sigan tratando bien, uds. son libres de actuar como quieran, pero no deseo aprovecharme de nadie. Los amo a todos y a todas.

Anónimo dijo...

Ese juego de esgrima que relata tan bien es como para dejar agotado al mejor de los atletas!

Anónimo dijo...

De primera no me gustan los agrandados pero si la paciencia te permite llegar a conocer a alguno después ves que son gente muy sensible.

Anónimo dijo...

Si el otro se pone agrandado no tiene porqué perjudicarnos. Cuando uno sabe quien es no se achica.

Anónimo dijo...

Un maestro al que quiero mucho decía que él deseaba ser amable. A mi me llamó la atención porque no me parecía un valor que fuese fundamental, sin embargo, ahora con esto que ud. dice, pienso que es muy importante ser amable para vincularse de manera positiva con las personas.

Anónimo dijo...

Me parece que acá se está perdiendo el norte. Lo importante es ser una persona cálida y amable, no que el otro pueda volverse arrogante. Eso escapa de nuestras manos. Capaz que se vuelve arrogante o la persona más agradecida. O las dos cosas.

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo con Visual en lo del empate, el más petiso mira con cara de asco. Seguro! se siente inferior por ser más bajo. Qué bardo!

Anónimo dijo...

¡qué título! ud debe ser un tipo muy desconfiado, pero bueno, ese no es asunto mío.