lunes, 24 de marzo de 2008

“Permuto dólares por dolores”

La diferencia que hay entre «sufrimiento» y «temor a sufrir» es que el segundo dura mucho más tiempo que el primero. Una simple cuenta nos indica que el «temor a sufrir» es el verdaderamente doloroso.

Un pacífico y honorable amigo fue preso en una redada policial, en una época en que esta práctica era muy frecuente debido al estado de conmoción interna que se vivía en mi país.

Invadido por el terror (muy realista, tengámoslo en cuenta), no tuvo mejor idea que empezar a provocarse dolor de todas las maneras imaginables, tratando de fortalecer su resistencia a la tortura a la que seguramente sería sometido.

Cuarenta y ocho horas después de esa detención que nos dejó a todos muy perturbados imaginando lo peor, fue liberado sin que nadie lo tocara ni le diera una explicación.

Los más allegados nos reunimos en su casa (corriendo el riesgo de que otra redada nos enviara a todos a la cárcel ya que las reuniones de más de dos personas estaban prohibidas) y ahí estuvimos horas escuchando cómo se había autoflagelado mental y físicamente.

Esta experiencia de tan corta duración es parecida a los que realizan algunas personas durante toda la vida. Tratan de evitar el buen pasar para fortalecerse en caso de que tengan que pasar peor. Para esto tratan de acostumbrarse a las carencias, se abstienen de disfrutar de los buenos momentos que les ofrece la vida, se ejercitan en pasarla mal. Toda esta estrategia apunta a que si algún día la mala suerte les impone una desgracia, sean tan fuertes como para resistirla. Es como si tuvieran una Caja de Ahorro en dolores (en lugar de en dólares) para cancelar al contado cualquier sufrimiento inesperado.

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21 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo un amigo muy querido que desgraciadamente es así, igualito mire.

Anónimo dijo...

Muchas veces dicen que este es un país de viejos, pero coincido con Mieres, es un país de cagones.

Anónimo dijo...

No se puede generalizar Graciela, hay, hubo y habrá no sólo gente valiente sino también gente de la que enorgullecerse en muchos sentidos.

Anónimo dijo...

hombre demasiado precavido, para mi gusto.

Anónimo dijo...

El hombre precavido no vale por dos porque pierde mucho tiempo.

Anónimo dijo...

¡Tuvo suerte si lo liberaron sin que lo tocaran! O realmente estaba clarísimo que el tipo no estaba en nada o los agarró cansados.

Anónimo dijo...

Esta idea la tengo desde que tuve que ir por primera vez al dentista. En mi pueblo todos le teníamos miedo al dentista y cuando tuve un dolor en un diente empecé mi vía crucis. Comía con todo el cuidado posible, no podía dormir imaginando los horribles tormentos a los que me sometería ese grandote disfrazado de blanco, mientras que yo estaba en una silla eléctrica esperando ser ejecutado sin que llegara la orden del alcalde de suspender todo.
Tuvieron que pasar muchos años para que sacara la cuenta el mucho tiempo que estuve sufriendo con el pensamiento y el poco tiempo que estuve sufriendo realmente.

Anónimo dijo...

Soy bastante paranoica pero me parece que en esto sí que tengo razón: La gente no quiere que uno pase bien. Cuando estás mal, alguno se te acerca para ayudar y cuando estás bien todos los que se te acercan son para aprovecharse de tu buena racha.

Anónimo dijo...

Mi refrán es: "El que espera, desespera". (Es bueno porque es cortito - je-je)

Anónimo dijo...

No miento si te digo que el sufrimiento también te hace sufrir.

Anónimo dijo...

Tenés suerte Liza, mi idea era que cuando estás mal la gente huye.

Anónimo dijo...

Yo tenía un amigo que le gustaba decir "no ayude tanto compañero"

Anónimo dijo...

qué interesante eso de ejercitarse en pasarla mal. estoy segura de que lo hago pero todavía no me doy cuenta cuándo.

Anónimo dijo...

Me gustaría ejercitarme con el licenciado para pasarla bien.

Anónimo dijo...

el hombre del relato me hace acordar a kung-fu

Anónimo dijo...

Una persona que siempre se está preparando para el dolor o para el desastre debe terminar toda contracturada, con el cuerpo hecho un nudo marinero y un humor de perros.

Anónimo dijo...

La forma más frecuente de anticiparnos es vivir acelerados, siempre corriendo, siempre pensando que llegamos tarde.

Anónimo dijo...

La forma más frecuente de anticiparnos es vivir acelerados, siempre corriendo, siempre pensando que llegamos tarde.

Anónimo dijo...

La forma más frecuente de anticiparnos es vivir acelerados, siempre corriendo, siempre pensando que llegamos tarde.

Anónimo dijo...

Lo que dice Meteoro es muy cierto, por eso yo prefiero levantarme a las cinco de la mañana, prepararme el mate, bañarme tranquila, depilarme, lavarme la cabeza, ponerme las cremas, maquillarme, elegir lo que me voy a poner y salir de casa ... agotada, sí realmente agotada porque ya a esa altura se me hicieron como las doce y lo que tengo ganas es de comerme un chivito y acostarme a dormir.

Anónimo dijo...

Me hizo acordar que tenía hace unos años una Caja de Ahorros en el Banco Comercial de Dolores. Eso me dolió mucho.