lunes, 17 de marzo de 2008

Cuando Batman se enfrentó a su suegra

— A ver si le decís a tu mamá que no se meta tanto en nuestra pareja.
— ¿Por qué no se lo decís vos misma?

Hay un proverbio que dice: «Si lo querés, andá; si no lo querés, mandá». Los intermediarios suelen complicarlo todo.

Es cierto que a veces es difícil juntar el coraje suficiente para enfrentar una situación ríspida. Por ahí resulta más fácil encargarle el trabajo a otro.

También es muy desagradable cuando uno descubre las mejores frases tiempo después de haber perdido una discusión.

Sea como sea, si usted quiere invitar a alguien con un café, si desea modificar la actitud de su jefe, si prefiere que su suegra se entrometa menos en su vida, trate de hacerlo personalmente, aunque tenga miedo. Recuerde que valiente no es quien carece de miedo sino quien puede superarlo.

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21 comentarios:

Anónimo dijo...

Acá tenemos a un escritor fracasado que cuando uno tiene que enfrentarse a alguien te escribe todo lo que podés decirle enfáticamente para que te lo ensayes y después vayas a la pelea con más armas. Yo lo utilicé con la directora del cole a la que va mi hija y salí bastante bien.

Anónimo dijo...

El diablo sabe por diablo pero más sabe por viejo y recordemos que las suegras casi siempre son más viejas que los yernos y las nueras entonces es difícil ganarle al diablo-suegra.

Anónimo dijo...

Tengo el dato de que el diablo hizo a las suegras porque no podía estar en todos lados. Ja-ja-ja (perdone suegra, ud es la excepción)

Anónimo dijo...

Tengo otro: "A las armas las carga el diablo" pero como la lengua tanto puede ser una herramienta -cuando se usa para el bien- como un arma -cuando se usa para estropearle la vida a una parejita joven- entonces "A la lengua de la suegra la carga el diablo". ¿No está bueno?

Anónimo dijo...

Agrego otro? "El diablo hace las ollas pero no las tapa", pero no sé qué quiere decir y mucho menos que tiene que ver con Batman.

Anónimo dijo...

Algo que me gustaría que algún sicólogo me explicara es porqué tantas personas tenemos miedo de enfrentar una situación en la que seguramente nadie nos atacará físicamente. Yo siento terror a reclamar mis derechos cuando me perjudican y a lo que más temo es a que me ataque el miedo y quede paralizado, temblando, que me desmaye, que me orine, que me ponga pálido, que se burlen de mi y que tenga que irme lleno de verguenza. ¿Por qué me pasa todo esto? ¿Saben qué cantidad de cosas no hago envenenado por este temor a no sé qué?

Anónimo dijo...

Batman está tan borracho que por primera vez Robin tiene que conducir el Batimóvil. Despacio, con cuidado, primera, segunda, toma la curva, tercera, una recta, cuarta, llegan a la Baticueva, se detiene, punto muerto y Batman dice: Robín, dame un beso. - ¡¡Cómo!!¿Borracho te pones gay? -Robin, el Batimóvil tiene cambios automáticos.

Anónimo dijo...

El proverbio ese de que no sé cómo "... si no lo querés, mandá" no me ajusta porque yo soy jefe en una oficina y tengo que estar dando órdenes de contínuo sobre cosas que sinceramente necesito que sucedan.

Anónimo dijo...

Conozco una historia tuya Elbio. Dice que mandaste a tu secretaria a que convocara una reunión para un viernes y cuando ella te preguntó si viernes se escribe con b ó con v tu le contestaste: "Convóquela para el lunes". Ja-ja.

Anónimo dijo...

Lo leo, lo entiendo, lo comparto pero cuando llega el momento y tengo que preguntarle a un chico si me deja acompañarlo, invitarlo con algo, si quiere bailar, me paralizo, no sé que me pasa, pero lo peor es que después me siento como una idiota. ¿Seré idiota? No, prefiero que no me responda.

Anónimo dijo...

A mi me pasa lo mismo que a Inés pero realmente tengo más motivos que ella para sentirme inhibido porque soy varón y las mujeres decididamente no me interesan de ninguna forma. He hecho todos los esfuerzos posibles y me siguen gustando los chicos jóvenes, bien vestidos, alegres, pulcros, de amplia sonrisa, atléticos, de manos y pies grandes, con barba bien tupida pero totalmente rasurada sin bigote.
Es difícil aproximarse a ellos porque algunos son homofóbicos y he tenido que poner en práctica mis mejores artes defensivas para evitar que me den una golpiza. Así que Inés, no es tan complicado tu problema.

Anónimo dijo...

Para ser valiente hay que estar dispuesto a ganar y a perder.

Anónimo dijo...

Me siento identificado con Pablo. Cuando era jóven me pasaba exactamente así como él cuenta, luego con los años he aprendido a usar el sentido del humor a mi favor, a tener más cancha y a parecer natural aunque la situación sea muy ríspida. Todo esto también puede aplicarse a las suegras y demás miembros de la family.

Anónimo dijo...

A mi me gustan ellos y ellas. Por ese motivo me resulta fácil elegir el camino más fácil y abstenerme con una chica, a no ser que esté muy segura de que me tira onda. Tener la posibilidad de elegir el camino más fácil, sin embargo, empobrece mi vida sexual y mis vínculos.

Anónimo dijo...

Tuve suegras odiosas pero con algunas características adorables. Como nuera hay que ponerse positiva y disfrutar las novedades que trae una suegra: es muy difícil que se parezca a tu mamá.

Anónimo dijo...

Ver su retrato mientras escribo me inspira, Sr. Mieres. Lo sigo desde que inició sus blogs, allá por el 2006 y soy una de sus más fieles lectoras. Es una bendición intercambiar con gente lúcida que además estimule tu imaginación EN TODO SENTIDO

Anónimo dijo...

Me parece legítimo que algunas personas opten por encargarle el trabajo a otro cuando se trata de enfrentar una situación ríspida. Para eso y mucho más estamos las celestinas. Si deseas contactarte conmigo hazlo a través de este medio.

Anónimo dijo...

El diablo no le puso tapa a las ollas para que el contenido caliente quemase los cuerpos desprevenidos.

Anónimo dijo...

Recuerdo como si fuese ayer el día que Batman se enfrentó a la suegra. Optó por usar el traje que le marcaba los músculos ( porque bien caro le había salido el gimnacio) pero no así su máscara. Prefirió enfrentarla con la carita lavada, sin el brillo y el toque de ligero rubor que usaba en las mejillas cuando retaba a las fuerzas del mal junto a su Robin. Quería mostrarse tal cual era, con la verdad, verdad que al fin gritaría la mundo (porque su suegra no demoraría más de 5 minutos en divulgarla). "Amo a su hijo; amo a Robin" dijo fijando sus pupilas en las cataratas de su suegra. Él esperaba una reacción digna de la noticia y de quién provenía (es lógico que tuviese alta autoestima) pero la suegra no estuvo a la altura de las circunstancias: sonrió apenas y comentó "como te tardaste en decirlo; me alegro mucho y les deseo lo mejor". Dicho esto dió media vuelta y subió a encontrarse con Alfred, que esta vuelta la esperaba disfrazado de tarzán.

Anónimo dijo...

Eso de descubrir las mejores frases después de perder una discusión es casi inevitable, porque cuando se tiene la suerte de descubrirlas en la discusión, se gana.

Anónimo dijo...

Un amigo muy querido me pidió que intercediera ante una morocha que partía las piedras para proponerle que tomara un café con él. La cosa no salió bien. No sé si era el ambiente tan lleno de gente, el bullicio, el desorden, pero lo cierto fue que la mina se confundió y entendió que era yo quien deseaba tomar un café con ella. Lamentablemente en el momento no capté el malentendido y cuando mi amigo concurrió a la hora prefijada a encontrarse con la morocha, ella le dijo que estaba esperando a alguien y fueron inútiles los esfuerzos de mi amigo por explicar la situación.
Nací agraciado y con el don de la simpatía, no tengo la culpa.