La fecundación resulta de la concurrencia de varios
factores. Cuando alguno de estos está, transitoria o definitivamente, ausente,
tal fecundación no puede ocurrir, pero otras funciones pueden mantenerse por el
resto de la vida.
Es legítimo suponer que,
sumando los saberes de la humanidad entera, no sabemos todo lo que tenemos para
conocer.
Si observamos lo que ha
ocurrido a lo largo de los siglos encontraremos que siempre tuvimos la sensación
de que ya sabíamos lo necesario, aunque siglos después nos fuimos enterando de
cuántos nuevos conocimientos surgieron y de cuántas rectificaciones tuvimos que
hacer a lo que antes se consideraba verdad.
Quizá la reproducción humana
ocurra por la fortuita coincidencia de varios factores, que no siempre están
presentes.
Por ejemplo, algunos de esos
factores son: la presencia de espermatozoides en las trompas de Falopio, la
existencia de un óvulo maduro en condiciones de ser fecundado, la reciente formación
del endometrio que permite el eventual anidamiento de un óvulo fecundado, la
circulación de varias hormonas en el torrente sanguíneo de la futura madre y,
probablemente, muchos otros factores más, conocidos y no conocidos por la
ciencia actual.
Esa fortuita coincidencia de varios factores
significaría que el azar determina la sincronicidad necesaria para que la
fecundación ocurra, pero también nos permite suponer que esos factores
participantes pueden estar siempre presente (por ejemplo, ciertas hormonas en
el torrente sanguíneo de la mujer), así como también algunos pueden dejar de
aparecer definitivamente, como por ejemplo la formación del endometrio en el
útero.
El objetivo de este video y de este artículo es comentar que
la creencia popular según la cual una mujer pierde su apetito sexual después de
la menopausia podría ser falsa, en tanto las hormonas que se lo provocan, en
algunas mujeres, tienen una presencia vitalicia.
Estas mujeres podrán dejar de fecundar porque les falta por
lo menos un factor imprescindible, pero nunca dejarán de lubricarse
vaginalmente ni dejarán de provocarle erecciones a su ocasional compañero
sexual.
(Este es el Artículo Nº 2.183)
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