lunes, 17 de marzo de 2014

Aguinaldos de pérdidas


En esta línea de pensamiento, podemos aceptar la hipótesis de que los humanos tanto buscamos resolver problemas como conseguirlos.

Este es un tema que me entusiasma porque soy coleccionista de situaciones que contradicen el sentido común.

Mi cabeza siente que el sentido común es como un tirano arbitrario que nos impone obligaciones caprichosas, ocurrencias bastante necias, tradiciones que son telarañas en su mente autoritaria.

El sentido común nos hace pensar que los humanos solo aceptamos y buscamos ganancias, pero no parece aceptar que, a veces, justificadamente, los humanos aceptamos y buscamos pérdidas.

En psicoanálisis podría hablarse de lapsus: son actos dictados por el inconsciente, que parecen yerros, pero que sin embargo responden a un deseo profundo. Tan profundo que nuestra conciencia lo desconoce.

Por ejemplo, llamamos embarazo no deseado a una gestación no programada.

Es cierdo, no fue un embarazo deliberado, en el que ambos se pusieron de acuerdo en copular cuando supuestamente ella estuviera ovulando, pero algo los indujo a cometer ese error.

La idea es esta: buscamos cancelar necesidades y deseos de forma similar a como buscamos cancelar faltas de entusiasmo, de necesidades, de deseos, de entretenimientos, de desafíos, de sueños, de ocupaciones.

En otras palabras: los humanos tanto buscamos satisfacer necesidades y deseos como, de corresponder, buscamos generar necesidades y deseos, a partir de lo cual tenemos que, nuevamente, trabajar, esforzarnos, buscar satisfacerlas.

En casos muy básicos, sabemos que es satisfactorio comer, pero para poder disfutar de este placer es necesario tener hambre. No es extraño que alguien haga cosas para generar hambre, a pesar de que todos sabemos cuán difícil y angustiante es la tarea de terminar con el hambre de millones de personas.

Pues buscamos tener hambre, no como una desgracia sino porque deseamos quedar en condiciones de comer.

En esta línea de pensamiento, podemos aceptar la hipótesis de que los humanos tanto buscamos resolver problemas como conseguirlos.

Para confirmar esta idea, obsérvese que todos los juegos que compramos y practicamos, no son otra cosa que problemas artificiales cuya resolución nos da placer. En otras palabras: cuando compramos juegos compramos problemas. ¡Si necesitaremos tenerlos que hasta pagamos para padecerlos!

(Este es el Artículo Nº 2.170)


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