Cuando nuestros hijos se enferman debemos ayudarlos
a que no encuentren en las enfermedades ningún beneficio secundario que pudiera
alentarlos a ser enfermos crónicos durante el resto de sus vidas.
Los chinos dicen que en cada
crisis surgen posibilidades.
Teniendo en cuenta que ellos
son 1.351 millones de cerebros y teniendo en cuenta que han cumplido más de
cinco mil años como cultura, me inclinaría a pensar que tienen razón: en cada
crisis surgen nuevas posibilidades.
Cuando nuestros hijos se
enferman ingresamos en una crisis multicolor, sísmica, ansiógena, trepidante,
angustiosa, molesta. Muy molesta.
Este video intenta decir algo
diferente a lo que suelen ser las reacciones más populares ante esas crisis tan
frecuentes e inevitables.
El núcleo de mi idea apunta a
resaltar que si un niño, que ama más que nadie en el mundo tener poder y ser
presidente del planeta, descubre que enfermándose los padres se vuelven seres
débiles, obsecuentes, humildes, atenciosos, adulones, permisivos, capaces de
rogarle al pequeño rey enfermito que se cure cuanto antes, para lo cual están
dispuestos a humillarse y a hacerle ofrendas faraónicas, si ese monarca,
repito, descubre esa contraseña, se enfermará cada vez que necesite la
contraseña para llegar al poder supremo y derrocar a los reyes adultos.
Por lo tanto, no debe faltar
en las prácticas hogareñas la siguiente consigna: una enfermedad no puede tener
ningún beneficio. La crisis nos provee la oportunidad de practicar el realismo,
la disciplina, el sentido común, la racionalidad.
A un niño enfermo no podemos
permitirle que coma lo que desee, ni que tome frío, ni que haga todo lo que
dificulte su curación, y con igual criterio, tenemos que evitar las secuelas
más graves, esto es, que en su cabecita se instale la creencia de que
enfermarse es algo útil, conveniente, rentable.
Si un niño llega a la edad
adulta convencido de que enfermarse es maravilloso, será un enfermo crónico.
En suma: además de los
cuidados habituales, es imprescindible que las nuevas generaciones eviten
enfermarse, que nunca vayan a pensar que es divertido, ni conveniente, ni un
buen negocio, ni una estrategia infalible para dominar a los demás. Si
desarrolla esta creencia, aquella oportunidad que le ofreció la crisis
(enfermarse) habrá sido totalmente contraproducente para su futuro.
(Este es el Artículo Nº 2.158)
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