miércoles, 5 de marzo de 2014

Ninguna enfermedad debe ser beneficiosa


Cuando nuestros hijos se enferman debemos ayudarlos a que no encuentren en las enfermedades ningún beneficio secundario que pudiera alentarlos a ser enfermos crónicos durante el resto de sus vidas.

Los chinos dicen que en cada crisis surgen posibilidades.

Teniendo en cuenta que ellos son 1.351 millones de cerebros y teniendo en cuenta que han cumplido más de cinco mil años como cultura, me inclinaría a pensar que tienen razón: en cada crisis surgen nuevas posibilidades.

Cuando nuestros hijos se enferman ingresamos en una crisis multicolor, sísmica, ansiógena, trepidante, angustiosa, molesta. Muy molesta.

Este video intenta decir algo diferente a lo que suelen ser las reacciones más populares ante esas crisis tan frecuentes e inevitables.

El núcleo de mi idea apunta a resaltar que si un niño, que ama más que nadie en el mundo tener poder y ser presidente del planeta, descubre que enfermándose los padres se vuelven seres débiles, obsecuentes, humildes, atenciosos, adulones, permisivos, capaces de rogarle al pequeño rey enfermito que se cure cuanto antes, para lo cual están dispuestos a humillarse y a hacerle ofrendas faraónicas, si ese monarca, repito, descubre esa contraseña, se enfermará cada vez que necesite la contraseña para llegar al poder supremo y derrocar a los reyes adultos.

Por lo tanto, no debe faltar en las prácticas hogareñas la siguiente consigna: una enfermedad no puede tener ningún beneficio. La crisis nos provee la oportunidad de practicar el realismo, la disciplina, el sentido común, la racionalidad.

A un niño enfermo no podemos permitirle que coma lo que desee, ni que tome frío, ni que haga todo lo que dificulte su curación, y con igual criterio, tenemos que evitar las secuelas más graves, esto es, que en su cabecita se instale la creencia de que enfermarse es algo útil, conveniente, rentable.

Si un niño llega a la edad adulta convencido de que enfermarse es maravilloso, será un enfermo crónico.

En suma: además de los cuidados habituales, es imprescindible que las nuevas generaciones eviten enfermarse, que nunca vayan a pensar que es divertido, ni conveniente, ni un buen negocio, ni una estrategia infalible para dominar a los demás. Si desarrolla esta creencia, aquella oportunidad que le ofreció la crisis (enfermarse) habrá sido totalmente contraproducente para su futuro.

(Este es el Artículo Nº 2.158)


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