Si por algún motivo a los humanos se nos
ocurriera enlentecer el crecimiento demográfico sería esperable que la desnudez
se convirtiera en moda.
No creo que exista otro
animal, grande como los humanos, que tenga una población tan abundante como la
nuestra: somos 7.000 millones de ejemplares.
Hago énfasis en el tamaño
porque los roedores, los insectos, los microbios, seguramente son muchos más.
Dando por aceptada esta
afirmación, me pregunto cómo hicimos para llegar a este dominio, siendo que
somos tan débiles, prematuros y dependientes.
Propongo una sola idea aunque
manifestada por dos ejemplos. Somos tantos por nuestro apego a lo prohibido.
Efectivamente: La prohibición
del incesto quizá sea la causa de la que menos se habla. El incesto es un tabú,
tanto para practicarlo como para hablar de él. Por ese motivo somos tan
prolíficos y amantes de copular.
La prohibición de mostrarnos
sin ropas quizá sea la causa de la que mucho se habla pero sin considerarla
como un factor que favorece la conservación de la especie.
Obsérvese que cuando estamos
más desvestidos, cubrimos los genitales y, en la mujer, los senos, por tratarse
de algo intensamente asociado a nuestra primera infancia.
No poder ver ni los genitales
de ambos sexos ni los senos es algo tremendamente erótico. Si los viéramos
continuamente perderíamos casi todo el interés por ellos y, me animo a
pronosticar, no seríamos 7.000 millones sino muchos menos.
También me animo a pronosticar
algo más: si por algún motivo a los humanos se nos ocurriera enlentecer el
crecimiento demográfico sería esperable que la desnudez se convirtiera en moda.
(Este es el Artículo Nº 2.157)
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