Para que sigamos gestando
nuevas generaciones, la mujer debe sentirse menoscabada por el varón, para que
intente vencerlo eróticamente, en
cuyo caso, muy probablemente, se producirá la fecundación necesaria.
«El Día Internacional de la Mujer Trabajadora o Día Internacional de la Mujer conmemora
la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad
y en su desarrollo íntegro como persona. Se celebra el día 8 de marzo. Es fiesta nacional en
algunos países.» (1)
Desde mi punto de vista, toda igualdad
entre desiguales constituye una injusticia, una incomprensión, un acto
antojadizo estimulado desde emociones desalineadas con la Naturaleza. En este
caso: la mujer y el hombre son diferentes y nada que intente igualarlos será
una buena cosa.
Más aun: cada rol social que tiene un
“Día de” (mujer, madre, niño, abuelo, secretaria, bombero), señala a quien está
sufriendo alguna ignominia que se intenta reparar tan solo mediante este
hipócrita artificio de adular cada 365 días a la víctima, de tal forma que se
calle, no proteste y siga siendo abusada.
En este caso, además de criticar el uso
de tan pobre artilugio adulando a las víctimas, aplicándoles una anestesia de
efecto anual, agrego algo más que puede ser digno de mención.
Como dije más arriba, los seres humanos
diferentes no deben ser igualados porque por algo lo son. Igualar lo distinto
es una forma de injusticia, violencia torpe, necia, sensiblera.
En este caso es aun peor porque los
varones y las mujeres necesitamos ser todo lo diferentes que podamos para que
el fenómeno reproductivo nunca se detenga. Necesitamos conservar la especie y
para eso hace falta que sigamos siendo desiguales. Las parejas homosexuales, por
ejemplo, no pueden reproducirse y el vínculo entre hombres y mujeres demasiado
simétrico los neutraliza e impide la sexualidad reproductiva.
Para que sigamos gestando nuevas
generaciones, la mujer debe sentirse menoscabada por el varón, para que intente
vencerlo eróticamente, en cuyo caso,
muy probablemente, se producirá la fecundación necesaria. Por el contrario, si
fuera el varón quien se sintiera menoscabado por la mujer, reaccionaría
destructivamente, quizá matando o hiriendo de gravedad a ese ser superior que
lo degrada.
Por lo tanto, por como estamos
constituidos, el varón nunca debería sentirse inferiorizado porque se pone
agresivo. Cuando la mujer se siente inferiorizada, apela a seducir y finalmente
a copular con quien la somete, gracias a lo cual conservamos la especie.
(Este es el Artículo Nº 2.172)
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