lunes, 10 de marzo de 2014

Las leyes y los animales


Las leyes intentan deshumanizar y, al mismo tiempo, animalizar a los seres humanos. Además, tenemos previstos castigos para aquellos de nosotros que no sean suficientemente animales.

Los millones de códigos que pueblan nuestras bibliotecas, hogares, facultades, estudios de abogados, juzgados, no son otra cosa que un relleno que intenta formar una especie de rampa de ascenso que va, desde la conducta humana, pequeña, transgresora, impredecible, perversa, alocada, hasta la conducta animal, superior, perfecta, cumplidora, previsible, sana.

Efectivamente: aunque los humanos hacemos esfuerzos denodados por no admitir nuestras dificultades para convivir, ellos, los demás animales, sí que son ordenados, disciplinados, armoniosos, sociables, respetuosos.

Es hasta cierto punto ridículo ver la convivencia, en muchos de nosotros, de actitudes soberbias con una flagrante imitación de quienes intentamos subestimar (los animales).

En suma: todas nuestras leyes solo intentan que nuestra conducta se parezca a la de los animales y los castigos asociados a esas leyes, son los castigos que les aplicamos a los humanos que no logran ser tan animales como pretendemos.

(Este es el Artículo Nº 2.163)


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