Si nos enteramos de
cuántos factores depende el fenómeno vida, cada cumpleaños festejamos una
continuidad que parece milagrosa.
Felizmente, todos mis compañeros de especie, me permiten pensar que el
día de mi nacimiento el planeta «empezó» a dar
vueltas alrededor del Sol.
Si bien él ya venía haciendo ese recorrido
desde hace milenios, yo puedo pensar, y nadie me contradice, que el día en que
nací, todo comenzó.
Claro que este es mi punto de vista porque,
observemos algo que a todos nos ocurre: siempre estamos en el centro de la
realidad que podemos percibir. Según nuestra percepción, los acontecimientos
ocurren a nuestro alrededor.
Por eso hoy, 29 de setiembre de 2013, muchos
familiares, amigos y conocidos me saludan y yo puedo soñar con que estamos
conmemorando la vez número 69 que la Tierra pasó por el mismo lugar..., desde
que nací, claro. En el fondo, debo reconocer que ha pasado miles o millones de veces
por el mismo lugar, pero para mí en particular, solo pasó 69 veces, porque son
los años que cumplo.
El hecho de que sea nuestra costumbre conmemorar los cumpleaños
haciendo referencia a algo tan enorme y eterno como es la circunvalación de la
Tierra alrededor del Sol, no deja de ser un hecho ilusorio, ligeramente
arrogante, pero inevitablemente placentero.
No podemos desconocer que la expresión «cumple
años», deliberadamente evita pensar en la otra expresión, esa que podría
significar «haber llegado vivo hasta hoy».
Haber conservado la vida mientras el planeta
dio 69 vueltas alrededor del Sol, es una suerte que merece ser festejada.
Comprendo a quienes prefieren no saber mucho
de anátomo-fisiología pues, a medida que uno se va enterando de cómo
funcionamos, tenemos que reconocer que es casi un milagro que todo funcione
bien y que el fenómeno vida se conserve.
(Este es el Artículo Nº 2.036)
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