domingo, 1 de septiembre de 2013

Llamemos a Fermín




— ¿Cómo te fue hoy?

— Comparado con otros días, me fue bien, pero estoy reventado.

— ¿Te hicieron trabajar mucho?

— ¿Jorgito trajo el carné con las notas que le puso la maestra?

— Sí, pero sigue bajo en matemática y lenguas.

— ¿Vos te acordás algo de cuando fuiste a la escuela como para ayudarlo un poco?

— ¡Pah, no recuerdo nada!

— ¿Y si consultamos a Fermín?

— Mmm, le tengo miedo...

— Bueno, pero si me tenés confianza a mí..., él también hace varios años que anda en la calle. Está limpio. Si no le tenemos confianza nosotros, ¿quién puede confiar en él?

— Mejor hablá vos con él, yo le tengo miedo. Acordate que lo mandaron para adentro por rapiña con lesiones graves. ¿No le hará daño a Jorgito?

— Quedate tranquila, lo conozco bien. Cometió un error y ya está. Tuvo un mal momento, igual que yo. Ahora es otra persona. Me hago responsable. Vamos a llamarlo para que ayude a Jorgito con las cuentas y la ortografía.

— Está bien, pero acordate que yo me abstengo, no voto afirmativamente.

— Vas a ver que se van a llevar bien. Él extraña a su hijo que no se lo dejan ver y se desespera por hablar con los niños.

— ¿Por qué cuando te pregunté si te hicieron trabajar mucho, me cambiaste de tema?

— Es que me parece que a mí siempre me pasa algo y si te cuento todo vas a terminar aburriéndote.

— ¿Qué te pasó esta vez?

— El Pocho tenía un pedido de una anciana en el Barrio Alto para mudar de lugar una cantidad de cosas...y fui.

— ¿Tenía cosas muy pesadas?

— Más o menos, pero eso no me reventó.

— ¿Qué fue lo que te reventó?

— Mirá los billetes con que me pagó. Se ve que estuvo juntando lo peor, rotos, sucios, escritos, arrugados. ¿Querés creer que para pagarme la muy desgraciada se puso guantes de cirugía?

— Ah, pero ¡qué susceptible! ¿Con las que pasaste en la cárcel y te venís a fijar porque una anciana rica te despreció indirectamente?

— Es que eso no fue todo. Vos sabés que tengo memoria fotográfica. ¿Podés creer que la mayoría de las cosas que tenía en la casa habían sido robadas por mí y se ve que ella se las compró por poca plata al mismo Pocho?

— Está bien, llamemos a Fermín.

(Este es el Artículo Nº 2.007)

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