Las
mujeres post-menopáusicas no pueden gestar, sin embargo, si gozan de buena
salud, siguen deseando tener sexo como si pudieran.
Un dicho popular dice: «No se consuela
quien no quiere».
En términos de expresar lo relativo que
puede ser cualquier situación cuando de consolarnos se trata, se ha creado la
ingeniosa denominación de «daños colaterales» a la muerte de civiles en las
guerras entre militares.
Con el propósito de disminuir la presión
social excitada por la cantidad de homicidios, los encargados de mantener la
seguridad interna diagnostican «ajuste de cuentas entre malvivientes» para que
los ciudadanos se consuelen pensando que ese baño de sangre que los alarma no
es otra cosa que un fenómeno higiénico que los beneficia (el auto exterminio de
los delincuentes que se matan entre ellos).
Una frase
breve que chasquea como un látigo dice: «Roba pero hace». La veneración al mítico
Robin Hood es exasperante, nos saca de quicio, es abrumadoramente insoportable,
PERO... ahí tenemos a los pobres y a los izquierdistas que los asisten, sea como sea,
siguiendo caminos legales o ilegales, para repartir dinero entre los pobres. Lo
que se considere un «objetivo superior» habilita cualquier apartamiento de la
legalidad.
No sería descabellado sugerir que un político gana votos
haciendo gala de corrupto pero benefactor. Así es el mito y así funciona en
tantos casos: al gobernante corrupto que tiene fama de repartir entre los menos
pudientes se lo ama, se lo respeta, y se lo pone en lugares de poder cuantas
veces sea porque exhibe «una santa corrupción».
Sin embargo, todas estas incoherencias humanas podrían
habilitar algo que no es incoherente pero que para muchos sí lo es.
Las mujeres post-menopáusicas ya no pueden gestar, sin
embargo, si gozan de buena salud, siguen deseando tener sexo como si pudieran.
¡Consígase un semental, señora!
(Este es el Artículo Nº 2.016)
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