La mejor compañía de una
mujer embarazada es la de su mamá o la de un varón maternal.
En un artículo de reciente publicación (1), les comento que:
«Las discusiones entre dos personas de diferente
sexo constituyen un fenómeno predisponente de la fecundación o del rechazo
inquebrantable».
En otras palabras, en ese artículo me refiero al valor erótico de la
agresividad.
Popularmente se dice que la delicadeza, la dulzura y el cariño, son
condiciones necesarias para que una mujer se sienta atraída por un varón, sin
embargo insisto en que eso es un error y agrego que, ni las propias mujeres
saben qué quieren en realidad pues, acostumbradas a obedecer dentro de nuestra
cultura machista, repiten como loros lo que afirma la ideología dominante,
manteniéndose desvinculadas de sus verdaderas preferencias.
Reconozco que es difícil de aceptar que un cuerpo tan suave como suele
ser el femenino, se excite eróticamente con la aspereza, la rudeza y la falta
de respeto.
Aunque las machista insistan en que ellas no soportan a los varones
groseros, desconsiderados, violentos, sería necesario que, al menos una vez,
admitan que su deseo sexual no es tan coherente como quieren demostrar.
El largo del pene, la fuerza muscular, la agresividad, la
desconsideración y la impulsividad sexual, son atributos valorados por el deseo
femenino, aunque pueden conformarse con penes cortos, de varones frágiles,
ferozmente disciplinados por técnicas de yoga, caballerosos e híper
controladores de sus impulsos animales.
Las mujeres que realmente desean y necesitan delicadeza, dulzura y
cariño, no necesariamente del hombre que aman sino de toda la sociedad, son las
embarazadas.
Agrego algo más: aunque ellas no lo sepan o admitan, la mejor compañía
de una mujer embarazada es la de su mamá y, en todo caso, un varón puede ser
muy oportuno si se comporta maternalmente.
(Este es el Artículo Nº 2.024)
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