jueves, 12 de septiembre de 2013

El asesoramiento sexual es innecesario



 
No es que el asesoramiento en técnicas sexuales esté totalmente de más, pero es menos imprescindible de lo que dicen.

Es un gesto de amor prestarle atención a lo que el cónyuge prefiere para tratar de darle satisfacción.

Claro que si esta actitud está sugerida por algún consejero matrimonial, tanto los efectos como la intención se desmerecen, porque, aunque suene extraño, el matrimonio se vuelve swinger pues pasa a estar compuesto por los dos que ya estaban más el asesor que se introduce en la pareja mediante la revista, el libro, la sesión clínica.

No pretendo decir que todo tipo de aprendizaje o búsqueda de asesoramiento irremediablemente le quita espontaneidad y estropea la relación, pero me falta poco para decirlo.

Tanto el varón como la mujer están dotados naturalmente para hacer el amor, para participar placenteramente en las relaciones sexuales.

Algunas personas, entre las que me cuento, suponemos que el conocimiento es una fuente de placer inagotable. Por eso dedicamos muchas horas a leer, comentar, escribir, preguntar, revolver la web, experimentar.

Los adictos al conocimiento queremos saber cómo tenían sexo los mayas, como gozan los judíos, cuáles son las costumbres de los musulmanes, a qué se dedican los esquimales, cómo estaría redactado un posible Libro Guinness de la sexualidad.

Pero esas predilecciones del erotismo intelectual no tienen por qué ser compartidas por personas que tienen otra manera que sacarle la mayor cantidad de jugo a la vida.

La mayoría de las personas practica el sexo como le sale, guiada por la intuición, dejándose llevar por lo que siente en el momento.

No hace falta saber de anatomía, ni de los puntos sensibles, ni de posturas, ni de psicología femenina o masculina. Créame: no hace falta. Son quienes trabajan como asesores, (de lo que todos sabemos), quienes presionan, asustan, prometen, y cobran.

(Este es el Artículo Nº 2.018)

 

No hay comentarios.: