jueves, 5 de septiembre de 2013

Dónde está el tiempo que nos libera la tecnología

 
Recordemos un dato esencial: nuestra especie no está en peligro de extinción. Somos siete mil millones de seres humanos: no necesitamos más.

Para ser comprensivo y tolerante hace falta tener tiempo y energía suficientes.

Los padres serenos suelen ser padres poco estresados, con disponibilidad vital para tolerar la inmadurez de sus hijos menores de 40 años, que no paran de hacer preguntas, desarmar objetos que luego no saben cómo armar, que infinitas veces prueban la debilidad de los materiales, sin darse cuenta que los jarrones, las copas, los lentes, son frágiles, que las joyas de la bisabuela no son para adornar al perro que sale a buscar árboles y otros perros.

Por lo tanto, para ser comprensivo y tolerante necesitamos recursos valiosos..., valiosos por lo escasos.

Sin embargo, algo está ocurriendo que podría modificar este estado de cosas.

Desde hace por lo menos treinta años, a la tecnología se le ha dado por inventar herramientas, soluciones, aparatos que hacen el trabajo que antes solo podíamos hacer los humanos, y a las técnicas de fabricación y de comercialización se les ha dado por venderlos a precios cada vez más accesibles.

¿Adónde está el tiempo y la energía que nos han liberado estos avances de las ciencias (tecnología y economía)? No sé usted qué opina, pero me parece que no los estamos destinando a tener más paciencia, tolerancia y comprensión con nuestros semejantes menos semejantes (los niños, nuestros hijos, nuestros adolescentes).

Creo que el ahorro de tiempo y energía que logramos con estos avances los estamos destinando, casi en su totalidad, a vivir mejor, a elevar nuestra calidad de vida, simplemente a practicar más ocio y más diversión.

Recordemos un dato esencial: nuestra especie no está en peligro de extinción. Somos siete mil millones de seres humanos. Por ahora, no necesitamos más.
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(Este es el Artículo Nº 2.011)


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