Un gremialista nunca debería trabajar para los empleadores, sean estos públicos o privados
Los sindicalistas son, en su
mayoría, votantes de partidos de izquierda. Es lo natural. El socialismo y el
comunismo son ideologías de izquierda que defienden a la clase trabajadora.
Es tan importante la afinidad
entre las ideologías de izquierda y las clases más desfavorecidas que, sin
apelar a la paranoia o a la desconfianza radical, podríamos decir que si algún
día se terminaran las injusticias sociales, esas ideologías perderían su razón
de existir.
Por lo tanto tenemos que ser
conscientes que los sindicalistas, socialistas y comunistas, en tanto desean
conservar su razón de existir por simple instinto de conservación, tienen una
actitud ambivalente pues no pueden erradicar la pobreza sin exponerse a perder
su razón de existir.
En otras palabras: quienes
defienden a los pobres no quieren que estos dejen de ser pobres.
Por otro lado, como los pobres
son mayoría y si por algún motivo estos deciden llevar a sus dirigentes
gremiales de izquierda a los cargos de conducción nacional (presidencia,
parlamentarios, directores de empresas pública), deben saber que dejarán de ser
tan aliados de los trabajadores como eran cuando se enfrentaban con toda
energía a los gobernantes de derecha.
¿Qué significa la expresión
“no hay mejor cuña que la del mismo palo”?
Cuando una persona cambia de
rol, de bando, de situación, se lleva consigo las mejores estrategias para
combatir a su antiguo grupo de pertenencia.
Por ejemplo, cuando un jugador
de basquetbol cambia de equipo sabe mejor que nadie como competir contra su
anterior equipo. Esto hace que un defensor pueda convertirse en el peor atacante.
Si todo esto fuera cierto
podríamos concluir que un gremialista nunca debería trabajar para los
empleadores, sean estos públicos o privados, porque sería tan destructivo como
un traidor.
(Este es el Artículo Nº 1.964)
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