Cuando no queremos parecernos
a alguien sentimos lo mismo que sentimos hacia los alimentos que nos provocan
asco, aversión, repugnancia.
Dicen, (y yo lo creo), que
cuando Tom Cruise filmó la película El
color del dinero (The color of money), quedó tan impactado
por Paul Newman que le costó muchos meses volver a ser el Tom Cruise que era antes de trabajar con el veterano actor.
Entiendo a Tom Cruise porque Paul Newman tenía una personalidad
fantástica, como pocos actores la han tenido.
También lo entiendo porque a mí me pasa algo similar: cuando
veo la actuación de algún gran actor, tengo que hacer un esfuerzo para no
imitar sus gestos o la forma de hablar. Cuando era más joven no podía pero
ahora que soy más viejo, sí puedo...no identificarme con la gente de cualquier
sexo que me impresiona fuertemente.
La identificación es precisamente eso: igualarse a otro,
durante unos instantes, durante bastante tiempo o definitivamente.
Nuestra personalidad es como es porque hemos copiado a
quienes hemos ad-mirado. En nuestro afán de ser los mejores para ser los más
amados, copiamos, imitamos, nos identificamos.
Hasta cierto punto la educación incluye el fenómeno de la
identificación. Los alumnos suelen mirar a los docentes como modelos, como
ejemplos a imitar. Como decía más arriba, la niñez y la juventud son etapas
durante las cuales estamos particularmente sensibles a este fenómeno
psicológico.
El proceso de identificación tiene alguna semejanza con la
alimentación. Para copiar los rasgos de los personajes ad-mirados, «los comemos
con los ojos».
Esta comparación con la comida es útil para entender el
fenómeno opuesto.
También vemos a ciertas personas a las que nunca querríamos
parecernos...de modo similar a que nunca comeríamos ciertos alimentos.
El rechazo, la discriminación, la antipatía, se entienden
mejor si los llamamos asco, aversión, repugnancia.
(Este es el Artículo Nº 1.947)
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