lunes, 26 de septiembre de 2011

Las órdenes de las leyes naturales

Los humanos no escapamos al orden natural que determina todo lo que ocurre, aunque nos creemos protagonistas, responsables, causantes, autores.

Este tema tiene miles de excepciones, casos, posibilidades: No por eso queda prohibido hacer alguna mención en 300 palabras.

Si fuera cierto que las hembras humanas convocan a los machos como cualquier otro mamífero en celo, es posible que lo haga con una cierta variante respecto a las otras mamíferas (felinas, equinas, caninas).

«Las animales» no humanas excitan a los machos mediante un olor específico (feromonas) (1), quienes concurren a disputarse la copulación: el ganador es premiado con ese trofeo.

Por su parte, «las animales» humanas se diferencian de las no humanas en que están en celo todo el año, eligen directa e intuitivamente a los varones mejor provistos genéticamente y sin que estos necesiten tomarse a golpes.

Sin embargo, la condición menos humana de nuestra especie hace que a veces sí haya competencias, enfrentamientos, luchas.

En las clases sociales menos educadas, es probable que algunos jóvenes tengan luchas que no excluyen la ultimación mortífera porque otro varón «miró» de cierta manera a su novia.

En términos más generales, ellas seleccionan, eligen, determinan y luego seducen mediante técnicas sutiles al varón preferido. Todos los demás quedan fuera de su campo visual (es decir: ni los miran).

Claro que el afán de protagonismo de ellos los inducirá a creer que fueron los habilidosos conquistadores. Les costará admitir que fueron condiciones orgánicas propias —constituidas en el momento en que fueron gestados por sus padres—, las que determinaron que fueran elegidos.

Pensarán que el éxito fue logrado porque aprendieron a bailar, usan ropa vistosa, se peinan con elegancia, son inteligentes.

Ellas también pensarán que son lindas, inteligentes, glamorosas.

Sin embargo, estos futuros padres sólo obedecen órdenes de la naturaleza.

(1) «A éste lo quiero para mí»
«Soy celosa con quien estoy en celo»
«La suerte de la fea...»

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10 comentarios:

Gastón dijo...

Lo que ud dice sirve para no sentirse culpable de nada.

Yudith dijo...

La mayoría de las mujeres somos fecundadas al final del verano.

Elbio dijo...

De acuerdo a lo que plantea Mieres, le hago una pequeña variación al planteo de Yudith: la mayoría de las mujeres se hacen fecundar al final del verano, en la carnestolenda.

Augusto dijo...

Por cuánto tiempo será que a los demás, ellas ni los miran?...

Roberto dijo...

Desde tiempos inmemoriales se cree que es la mujer la que seduce, tienta e induce a "pecar" al hombre.

Daniela dijo...

El "Don Juan" o el mujeriego, se sale del papel que tradicionalmente se le reserva al hombre y va a la conquista. Es un transgresor? un hombre con marcados aspectos femeninos?; ambas cosas?

Anónimo dijo...

No siga empeñándose en sacarnos méritos!

Leonor dijo...

Los que logran éxito conmigo puede que sean los mismos que fracasan contigo.

Jacinto dijo...

Si todo se trata de las condiciones orgánicas que uno trae, ya no hay nada que hacer. Eso me sume en la más profunda de las melancolías...

Anónimo dijo...

Negarse ante la Naturaleza es como negarse ante Dios.