Algunos hispano-parlantes desdoblan innecesariamente el género de vocablos que gramaticalmente pueden expresarse sólo en género masculino.
Seguramente usted habrá notado que desde hace unos años se usan con bastante frecuencia, sobre todo en el lenguaje político y periodístico, expresiones del tipo «Los niños y las niñas comenzarán sus clases el próximo … »; «La sesión terminó con un fuerte aplauso de diputadas y diputados»; «Los chilenos y las chilenas se vieron enfrentados a...».
Nuestro idioma necesita este desdoblamiento en contadas ocasiones, solo cuando la falta de aclaración pudiera dar lugar a una confusión. Por ejemplo, una ley podría decir algo así como «Los colombianos y las colombianas pueden servir en el ejército».
Las modas parecen construir su propio camino, por lo tanto no sabemos qué ha ocurrido para que a un grupo significativo de personas (como dije, especialmente del ámbito político y periodístico) le dé por hacer un distingo innecesario, superfluo y antieconómico.
Si una persona le pregunta a otra «¿Cómo están tus hijos?», sería antieconómico, redundante y totalmente innecesario que esta pregunta se formulara diciendo «¿Cómo están tus hijas y tus hijos?».
A pesar de este desdoblamiento, continuamos entendiéndonos bien cuando alguien dice «Estuve cinco días ausente», pues en rigor, quizá fuera preciso aclarar (redundantemente) «Estuve cinco días y cinco noches ausente».
Por ahora no han sido alterados por esta moda los sustantivos masculinos en plural, como es el caso de «los reyes» para aludir al rey y a la reina, «los príncipes» para aludir al príncipe y a la princesa, o «los padres» para aludir al padre y a la madre.
De mi memoria sólo extraigo una antigua práctica que en algo se le parece y que tenía su razón de ser en una especie de exagerada cortesía. Me refiero al discurso que comienza: «Señoras y señores».
Nota: El MANUAL de la Nueva gramática de la lengua española (2010), se encuentra disponible en Internet en formato PDF. El asunto comentado más arriba figura en la página 25, parágrafo 2.1.3. Empleo genérico del masculino.
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13 comentarios:
El planteo de su artículo me llevó a estudiar asuntos ya archivados (como la "economía del lenguaje"), y a recordar a Shannon y Weaver.
No veo que sea tan importante economizar en el lenguaje, salvo que una ande apurada o le duela la garganta.
Yo estaría de acuerdo si el genérico fuera femenino.
No se trata de una moda. El lenguaje refleja nuestros valores. No es casual que se incluya a la mujer sin nombrarla. No nombrar lo femenino tiene una causa. Se trata de no relegar a la mujer.
Cuando somos pequeños, nos saltan a la vista cosas que luego con los años nos parecen correctas, porque nos acostumbramos. Recuerdo que cuando estaba en primer año de escuela me llamaba la atención que la maestra dijera ¨niños¨ y sentí que con ese modo de hablar estaba dejando a las niñas afuera. Luego me enteré que en el masculino se incluye al femenino; igual que cuando se dice ¨el hombre¨. Es una práctica que se ha perpetuado a través de los siglos, que ha sido defendida por los grandes custodios del idioma, pero tengo la convicción de que estamos en lo cierto quienes la consideramos incorrecta. Además es importante, porque no se trata de un asunto meramente formal: es la ideología la que se expresa a través de la forma que se le da al lenguaje.
Habría que crear genéricos neutros, como gente, por ej.
Es tedioso tener que nombrar en femenino y en masculino. Opino igual que Claudio, hay que crear nuevas palabras.
¿Ud cree que es una moda caprichosa, como la de usar la ropa justa o usarla olgada? ¿De verdad no se da cuenta que tiene una razónde ser?
Políticos y periodistas son quienes más a menudo adoptan esta forma de hablar porque ellos se dirigen a grandes cantidades de personas y quieren generar buena impresión.
Usted ya ve, cuando se quiere ser cortez, se nombra tanto a la mujer como al hombre. Pero ojalá se tratará sólo de un asunto de cortesía!
A mí me resulta ridículo el uso del @ para generar un neutro, pero ridículo y todo, tengo que admitir que hay un buen motivo detrás.
Usar el @ no es una solución porque estamos en la misma. El @ es casi una ¨a¨.
El ejemplo que usted pone refiriéndose a la palabra ¨días¨, no viene al caso, el concepto día incluye al día propiamente dicho y a la noche. Sin embargo el concepto hombre no incluye al concepto mujer.
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