La pólvora es una mezcla de tres productos básicos (carbón, azufre y potasio) inventada por los chinos hace más de doce siglos.
Esta mezcla es muy combustible. Es conocida la expresión «reguero de pólvora» para adjetivar por ejemplo la velocidad con que se expande un rumor.
Pero cuando la pólvora está encerrada, explota. No solo hace ruido, sino que la fuerza expansiva libera mucha energía.
Encerrándola de cierta forma permitió inventar las armas de fuego. Un cartucho con pólvora, encerrado en una cámara provista de una única salida (el cañón), expulsa un trozo de plomo con fuerza mortífera.
Por lo tanto, una mezcla explosiva al aire libre no produce consecuencias pero si está encerrada sí.
Esta introducción la hago para reflexionar sobre cuántas dificultades se vuelven muy destructivas (y a veces de forma irreversible), cuando la combinación de dos puntos de vista se vuelve explosiva y ambos (los cónyuges) se encuentran encerrados en un vínculo matrimonial.
La institución matrimonial tiene todas las ventajas que usted y yo podamos reconocer, pero se vuelve destructiva cuando el desacuerdo entre sus integrantes produce una gran liberación de energía (por defender los puntos de vista con pasión).
Culturalmente tenemos la mala costumbre de creer que «las instituciones son buenas, pero lo que falla es el ser humano».
Este dogma es subversivo. Apoya la pirámide en su vértice. Invierte los valores.
Es inaceptable sostener que los seres humanos somos menos importantes que nuestros inventos, nuestras costumbres, nuestras creencias.
Si la institución matrimonial contara con alguna válvula de escape en vez de culpabilizar la incompetencia de sus integrantes cada vez que estalla un conflicto, éstos podrían acceder a soluciones menos drásticas, irreversibles, destructivas.
El objetivo de este artículo es señalar nuestro hábito de confiar más en las instituciones que en las personas de carne y hueso.
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13 comentarios:
Una salida es aprender a aceptar que las diferencias y desacuerdos son de a dos.
Nunca logré apoyar una pirámide en su vértice.
Por qué no se puede aceptar que cada uno tenga sus puntos de vista. Alcanza con lograr acuerdo en una sóla cosa: desear ser un matrimonio.
Mi matrimonio siempre hizo mucho ruido porque tiene el caño de escape recortado.
Al encierro sumale el aislamiento y tenés la pérdida de la razón.
No entiendo qué quizo decir el 1er comentarista que escribió. Si las diferencias son de a dos se convierten en acuerdos.
Para crear instituciones a la medida del ser humano...
es un huevo!
Desde que existe el divorcio o mientras se pueda hacer uso de la separación, la institución matrimonial cuenta con válvula de escape.
No es tan fácil Carolina; sobre todo cuando los matrimonios son con hijos.
Lo que nos hace explotar es la presión.
Para ser más precisos: las instituciones son malas, pero lo que falla es el ser humano.
Los que imponen las instituciones son personas con más poder que los usuarios y sometidos a esa institución. Por eso, siempre la institución "es la que está bien y los otros estamos mal".
Genio Javier: Tienes la razón!!!
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